El Pais (Uruguay)

EL HOMBRE A CARGO DE LA REFORMA PREVISIONA­L

- PÍA MESA

Hay que ver si la reforma al final tiene los atributos que debe tener. Pero existe un límite, del cual no estamos muy lejos, donde ese esfuerzo deja de tener sentido

Saldain.

Rusia no solo nos ha atacado a nosotros, a nuestras ciudades, sino que ha emprendido una ofensiva brutal contra nuestros valores, los valores humanos básicos”

Zelenski.

El 16 de octubre de 2019 en un restaurant­e de Pocitos almorzaron Luis Lacalle Pou y el abogado Rodolfo Saldain. Pese a que este último había sido presidente del Banco de Previsión Social (BPS) en los primeros años de la década de 1990, durante el mandato de su padre Luis Alberto Lacalle Herrera, y de que era militante blanco, no se conocían personalme­nte.

Faltaban 11 días para las elecciones y el objetivo del almuerzo era uno solo: la seguridad social. “Estaban preocupado­s”, dice hoy Saldain. Ese día también estaban Pablo da Silveira, actual ministro de Educación y Cultura, y Hugo Odizzio, quien luego sería presidente del BPS y es uno de los integrante­s del gobierno de mayor confianza de Lacalle Pou.

Después de ese almuerzo, el presidente le pidió a Saldain que lo acompañara a un evento electoral. Cuando fue consultado por la seguridad social, Lacalle buscó a Saldain en la platea y le pidió que contestara la pregunta por él. Fue su primera aparición pública, lo que se interpretó como una señal política de que él sería el elegido para llevar adelante la reforma de la seguridad social.

La elección de Saldain como el referente en esta temática no fue fortuita ni casual y tampoco fue determinan­te su afiliación política al Partido Nacional, aunque claro que incidió. El abogado es reconocido como uno de los principale­s expertos en la temática en Uruguay.

Cuando tenía 27 años de edad, y tras una propuesta de Wilson Ferreira Aldunate, fue subdirecto­r de la extinta Dirección General de la Seguridad Social en 1985 e integró el directorio del BPS, organismo que luego presidió desde 1990 a 1993. Fue uno de los responsabl­es de la reforma previsiona­l de Uruguay de 1995.

Luego se dedicó de lleno a la actividad privada en su estudio de abogacía Saldain & Asociados y estuvo durante años desligado de la seguridad social.

Sin embargo, una invitación a coordinar un estudio de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT), sobre el futuro del trabajo y su impacto en la seguridad social, le devolvió el entusiasmo por volver a estudiar el tema. En 2020 publicó el libro La era de los nuevos viejos: Longevidad, trabajo y jubilación en el siglo XXI.

“No me costó aceptar, con lo del libro estaba de nuevo súper metido en el tema”, recuerda Saldain sobre la propuesta del presidente de llevar adelante la reforma previsiona­l. Tampoco puso condicione­s pero sí le preocupaba cuál iba a ser el alcance y la profundida­d del trabajo, los equipos, los tiempos y, por supuesto, el respaldo político.

Quien sí puso condicione­s fue el presidente. “Quería que le dijéramos lo que había que decirle de verdad y no lo que él quería escuchar”, relata Saldain. De hecho, fue él mismo quien tuvo que decirle a Lacalle que era imposible que cumpliera su promesa de campaña de no subir la edad de jubilación: “Fue en febrero, en La Paloma. Le pedí una entrevista y le dije, con evidencia, lo que yo ya sabía desde antes: que eso no era sostenible”.

Para asegurarse de que iba a contar con las mejores condicione­s, fue él mismo quien redactó el artículo 393 de la Ley de Urgente Considerac­ión (LUC), a través del cual se creó la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS).

A más de dos años de haber iniciado el proceso como líder de la CESS y luego de haber presentado el proyecto de reforma, Saldain afirma tajante que no se arrepiente de haber aceptado ese desafío pero admite que subestimó la tarea. “Han sido jornadas de 12 horas, incluyendo sábados y domingos. El trabajo en la comisión fue hiperprodu­ctivo, se me quejaban del ritmo, pedían por favor una interrupci­ón para ir al baño”, dice entre risas.

Pese a que no es optimista en cuanto a que predomine una línea acuerdista, dice que el sistema político uruguayo “todavía tiene la ventana de oportunida­d” de demostrar que cuenta con “la madurez necesaria” para implementa­r una reforma como la actual.

Saldain sabe que el camino “está lleno de riesgos y muchos de ellos, políticos”. Es por esto que reconoce que la principal sorpresa que se llevó con el presidente fue la decisión de avanzar con esta iniciativa en la mitad del período. “Supongo que entre sus asesores debe haber habido muy pocas voces que le hayan dicho que fuera por este camino, más bien pienso que pasó lo contrario, por eso creo que ahí hay una demostraci­ón de vigor político muy fuerte”, destaca.

El abogado descarta por completo la posibilida­d de participar activament­e en la política partidaria. La pregunta lo lleva a su juventud. Cuenta que, junto al fallecido ministro Jorge Larrañaga, llegó a sacar una lista que obtuvo 1.100 votos. Que Ferreira Aldunate lo tenía entre sus preferidos en los temas de seguridad social. Que durante la dictadura dio un discurso en un acto de los blancos que lo llevó a estar preso por 45 días en la Cárcel Central. Que allí conoció a Líber Seregni, a quien le sacaba la basura “solo para poder conversar un rato”. Pero afirma con convicción que “eso de juntar votos” no es lo suyo y que, a sus 65 años, esa posibilida­d ni siquiera la visualiza. “Hay una frase que creo que es de Pablo Picasso, que dice que la inspiració­n existe pero tiene que encontrart­e trabajando”, reflexiona. “En el acierto o en el error, lo único que tengo seguro es que, si la inspiració­n llega, me va a encontrar trabajando”.

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