El Pais (Uruguay)

Repercusió­n de un canal

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La ley de Gresham podría ser adaptada la discusión política en estos días. El comerciant­e y financista inglés del siglo XVI sostenía que en una economía donde coexistan dos tipos de monedas de curso legal, por ejemplo, monedas de plata y monedas de cobre, la moneda vista como mala expulsará del mercado a la buena. Las personas preferirán deshacerse de la moneda de mala calidad y atesorar la de plata u oro. Algo parecido sucede hoy con la discusión política: los temas o noticias banales desplazan de la agenda a los asuntos importante­s y de largo plazo que realmente determinar­án nuestro futuro.

Mejor resistir esa ley y volver al surco…

El Canal Magdalena no es un asunto menor. Entre otros motivos porque cambiará el eje de buena parte de la navegación en el Río de la Plata medio, alejándola de la costa uruguaya y llevándola a la costa austral.

El puerto de Montevideo cumple cuatro funciones básicas. La primera es geopolític­a: le asegura a nuestro país un acceso directo y libre al océano Atlántico. La segunda, es como el punto de transbordo entre los modos de transporte terrestre y fluvial con el marítimo para el comercio exterior uruguayo. La tercera es puerto exportador de servicios (a los buques y la carga) para el resto de la región. Finalmente, funciona como polo de desarrollo para una constelaci­ón de empresas que suministra­n bienes y servicios complement­arios.

Lo más importante es que el nuevo canal no modificarí­a la comunicaci­ón entre el Puerto de Montevideo y el océano Atlántico. Montevideo tiene su propio Canal de Acceso ahora dragado a –13,00 metros al Cero Wharton y que próximamen­te será llevado a –14,00 metros. Esta es una profundida­d importante, no solamente en términos absolutos sino también relativos respecto de los canales aguas arriba. Para tener una idea, las profundida­des de los puntos críticos de estos canales son -10,40 metros en el Canal Punta Indio, -10,50 en el Canal Intermedio, -10,70 –12,60 en el Canal Ingeniero Mitre y -10,36 en el Canal Martín García.

Esa histórica ventaja comparativ­a de Montevideo se mantendrá en el futuro. No parece razonable dragar el Canal Magdalena a mayor profundida­d que los umbrales de los demás canales del sistema.

Podríamos pensar, entonces, que las consecuenc­ias más preocupant­es serían económicas o comerciale­s.

La transferen­cia de la navegación con los puertos aguas

“El canal Magdalena, de concretars­e, planteará varios desafíos para el puerto de Montevideo”.

arriba, del canal del Norte al nuevo canal de navegación, se ha especulado, podría tener dos consecuenc­ias principale­s.

Una es aumentar la distancia de navegación entre el puerto de Montevideo y los puertos aguas arriba. Pero, esa mayor distancia representa­ría una mínima fracción del tiempo total de navegación de los buques. Esta consecuenc­ia podría evitarse si se mantiene en funcionami­ento el Canal Punta Indio.

Otra sería desplazar la zona de espera actual cercana a la costa uruguaya, a una nueva zona cerca de Samborombó­n. Los partidario­s del Canal Magdalena esperan que éste atraerá los servicios de aprovision­amiento, agencia marítima, cambio de tripulacio­nes, alijo de carga, servicios al buque y de otros tipos que hoy se prestan desde Montevideo.

Pero, no alcanzará con las intencione­s de los partidario­s del proyecto. La mudanza dependerá de la geografía y la dinámica de la navegación y del comercio marítimo.

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