El Pais (Uruguay)

150 años del Dique Mauá

- Capitán de Navío (R) Raúl A. Rodríguez | Montevideo

@| Labor improbus omnia vincit.

Nacido en el Municipio de Yaguarón,en el año 1813, Irineu Evangelist­a de Sousa, Barón y después Vizconde de Mauá, es uno de los factores de progreso más importante­s de toda América durante el siglo XIX.

Provenient­e de un hogar humilde y huérfano de padre a los 11 años, es entregado por un tío al comerciant­e portugués Antonio de Almeida Pereira, en Río de Janeiro, a efectos de encaminarl­o en el comercio.

Cuando la casa de comercio de Almeida Pereira es absorbida por Mr. Ricardo Carruthers, Irineu se transforma en poco tiempo, de un auxiliar de escritorio a pieza fundamenta­l de una casa exportador­a de la que más tarde se haría gerente y socio.

Con tan solo 26 años ya tenía una importante fortuna y a los 30 se calculaba la misma en más de 300.000 libras esterlinas.

Ya millonario, abandonó la casa de comercio en la que veía multiplica­rse su fortuna; porque como él mismo lo expresa en sus memorias, se sentía arrastrado por grandes idealismos que lo llevaban a otras esferas de acción, liderando el movimiento industrial de su país para darle la unidad económica necesaria para el desarrollo.

La primera obra de Mauá en su tierra, después de abandonar la casa exportador­a, fue la construcci­ón de los grandes talleres de hierro y bronce en Niteroy, por considerar esta actividad la madre de todas las industrias; y de esa considerac­ión surgieron los arsenales que construyer­on en pocos años 72 buques mercantes.

Dotó de agua corriente y gas para iluminació­n a los más importante­s centros poblados de su país, con las tuberías confeccion­adas en esos grandes talleres, aportando también la materia prima para las construcci­ones ferrocarri­leras.

Habiendo detectado la importanci­a estratégic­a del Puerto de Montevideo y la debilidad que para su desarrollo representa­ba la falta de capacidade­s de carenado y reparacion­es de los buques que de ultramar recalaban en él, inicia en el año de 1869 la construcci­ón del primer Dique Seco del país.

La asombrosa obra de ingeniería consistió en tallar en la propia roca un cuenco de 83 mts de largo, 15,25 mts de ancho que habilita el ingreso de buques con calado de 3,80 mts. La obra fue inaugurada el 31 de Diciembre de 1872, cumpliéndo­se en estos días los 150 años de vida productiva.

Un año más tarde, conforma una unidad de negocios con los ingleses “La compañía del Gas y Dique Seco de Montevideo”.

Excedería ampliament­e el objetivo de este aporte enumerar la infinidad de piezas de precisión y máquinas para las incipiente­s industrias nacionales confeccion­adas en sus talleres, así como el aporte en formación de mano de obra calificada en oficios inexistent­es en nuestro país.

Desde el 1° de Noviembre de 1977, se encuentra bajo la órbita del Servicio de Construcci­ones y Reparacion­es de la Armada, continuand­o hasta el día de hoy realizando las tareas propias para lo cual fue concebido.

En una época en que los nobles adoptaban insignias o símbolos que estuviesen ligados a los productos de la tierra, es caracterís­tico que Mauá eligiera los emblemas de la era moderna, la locomotora y la máquina de vapor junto a la frase latina “labor improbus omnia vincit”, la labor ímproba vence todo. Y este lema parece interpelar­nos hasta nuestros días, detrás de los grises muros de la Rambla Sur de Montevideo.

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