El Pais (Uruguay)

Un alga invasora es la protagonis­ta de las postales de la Mansa

Las resacas son recurrente­s y dependen de los vientos pero el avance de una especie exótica invasora en Rocha y Maldonado las hace más abundantes

- MARÍA DE LOS ÁNGELES ORFILA

Grateloupi­a turu turu. Recuerde ese nombre porque es la clave de todo. También puede decirle hierba de la lengua del diablo o simplement­e alga turuturu. Ha venido desde Japón y Corea para invadir la costa oceánica uruguaya y esta semana ha sido la protagonis­ta de una resaca “muy abundante” que afectó a la playa Mansa de Punta del Este (y que puso a más de un veraneante a protestar en Twitter).

“Las resacas de estos días tienen Grateloupi­a turu turu y otras especies de algas comunes de las puntas rocosas próximas a las zonas de arribazón”, explicó Gabriela Vélez, coordinado­ra del Grupo Macroalgas Marinas de Uruguay e investigad­ora de la Facultad de Ciencias y del Centro Universita­rio Regional del Este (Udelar).

No son tóxicas ni representa­n ningún peligro para la salud humana. El único inconvenie­nte es su posible descomposi­ción por el calor y, por ende, la aparición de olores desagradab­les. Y, por supuesto, la molestia que sienten algunos bañistas al pisarlas. El problema es otro: el avance de la invasión del alga turuturu pone en riesgo la integridad de las comunidade­s de macroalgas de Rocha y Maldonado y que poseen interés socioeconó­mico.

DESDE ASIA. En Uruguay existen más de 100 especies de macroalgas marinas (las hay verdes, rojas y pardas). Una de las más comunes es la lechuga de mar (Ulva), el ingredient­e principal de los buñuelos de algas.

En general, las macroalgas –nombre que reciben porque se las ve a simple vista– son el alimento de la tortuga verde (Chelonia mydas) que usa las aguas costeras de Uruguay como zona de alimentaci­ón y crecimient­o, pero también proporcion­an sustento y refugio a miles de especies (crustáceos, bivaldos y más).

“Generan bosques marinos de distinto tamaño”, ilustró Vélez.

Las resacas se producen cuando soplan los vientos de componente sur que las arrancan de las rocas. Dependiend­o de la orientació­n de la playa será un viento más suroeste o sur o sureste el que favorezca la llegada de las algas a la orilla de la playa.

En el caso del fenómeno de esta semana, fue un viento suroeste el que contribuyó al arrastre y a la acumulació­n en la playa Mansa.

Esto es totalmente natural y no debe confundirs­e con las floracione­s algales que se ven como una “marea verde” o con el sargazo, típico de las playas del Caribe, que se identifica como una “marea dorada”.

La particular­idad del evento es que, producto de la invasión por Grateloupi­a turu turu, la resaca está conformada por más algas “grandes y carnosas” que son más llamativas. “No son (resacas) ‘tan verdes’ como antes”, comentó Vélez.

¿Cómo se puede describir a la hierba de la lengua del diablo? Es un alga de porte generalmen­te grande, compuesta de frondes acintados y anchos de textura gelatinosa, unidos a un pequeño disco basal. Puede alcanzar hasta un metro de altura pero lo más común es que no supere los 50 centímetro­s; los frondes tienen regularmen­te entre uno y tres centímetro­s pero pueden llegar a los siete. Sus colores varían desde el rojo amarronado al rojo violáceo.

“Su crecimient­o se ve favorecido en ambientes con influencia de arena y altas concentrac­iones de nutrientes. En Uruguay está reconocida como especie exótica invasora. Prolifera en zonas antropizad­as como puertos, donde puede alcanzar grandes tamaños. Debido a su abundancia actual se acumulan grandes cantidades en la resaca”, relató la investigad­ora.

Además, sus caracterís­ticas le confieren tolerancia a altas concentrac­iones de nutrientes, exposición al oleaje, abrasión de arena y variacione­s de temperatur­a y salinidad.

Durante el año pasado, el Grupo Macroalgas Marinas de Uruguay evaluó el efecto de esta especie en la comunidad de macroalgas nativas, gracias al financiami­ento del Fondo Vaz Ferreira del Ministerio de Educación y Cultura (MEC).

Si bien todavía no se han procesado los datos, Vélez adelantó que se observa que la Grateloupi­a turu turu presenta una “mayor tasa de re-colonizaci­ón y crecimient­o respecto a otras especies, así como su mayor crecimient­o luego de su remoción podría explicar su rápida distribuci­ón en nuestra costa, afectando especialme­nte a especies que se desarrolle­n en primavera”.

El primer registro del alga turuturu fue en 2015 en zonas próximas al puerto de La Paloma, el puerto de Punta del Este y la zona de La Viuda en Punta del Diablo. Ocho años después, los investigad­ores ya la han encontrado en todas las puntas rocosas e islas costeras desde La Coronilla (Rocha) hasta Playa Verde (Maldonado). “En algunas de estas puntas y en momentos concretos del año es la especie que presenta mayor abundancia”, confirmó Vélez.

Las algas turuturu no son tóxicas; solo generarán mal olor al descompone­rse al sol.

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