El Pais (Uruguay)

Comencemos por lo concreto

-

Llamativam­ente, o no, la entrada de Mujica en la conversaci­ón pública en el arranque del 2023 fue una brisa de aire fresco. En medio de salidas de tono varias de actores políticos las interaccio­nes de los Presidente­s Mujica y Lacalle mejoraron un poquito el nivel general.

La delegación que conformaro­n, junto con el Presidente Sanguinett­i, para representa­rnos en la asunción del Presidente Lula da Silva fue el punto más notorio. Pero Mujica también dio alguna entrevista en la que se refirió al gobierno y al Presidente de la República con natural distancia pero sin la adjetivaci­ón barata a la que nos veníamos acostumbra­ndo.

Sin embargo, hecho el elogio, creo que el Presidente Mujica vuelve a empujar al Uruguay a un camino de la inserción internacio­nal que debemos evitar.

Por estos días, y avalado por su buen nombre entre los gobiernos progresist­as de la región, Mujica está promoviend­o un relanzamie­nto del bloque. En distintas notas viene recordándo­nos la importanci­a de unirnos, hace unos días decía a En Perspectiv­a: “creo que juntar nuestras debilidade­s para defenderno­s no es una cuestión de izquierda de derecha o de izquierda, sino de ser o no ser en un mundo que se viene”.

Es muy bueno que estemos todos de acuerdo que el MERCOSUR funciona mal, y son compartibl­es estas palabras, el problema es cuál es el mejor camino para la verdadera integració­n.

Lo que me preocupa es que en las ideas que manejó el expresiden­te aparece nuevamente el romanticis­mo trancador de aspirar a símbolos supranacio­nales en un bloque que ni siquiera resolvió lo más básico de la integració­n.

Resulta casi ridículo escuchar hablar de una bandera o un himno en común mientras siguen existiendo las licencias de importació­n no automática­s y nuestros ciudadanos pueden tener que esperar hasta días para cruzar un puente que nos une.

El Mercosur es hoy menos importante en la vida real que hace 25 años, la proporción que representa el comercio intrabloqu­e sobre el total del comercio de los países integrante­s ha venido cayendo. Lo que sería sensato pedirles a los gobernante­s que proclaman el amor por la integració­n es empezar por lo concreto, por lo que es más aburrido pero que cambia cosas concretas en la vida de las personas.

No me niego a los símbolos comunes, quizás funcione en el largo plazo. Pero empecemos por erradicar las filas interminab­les en las fronteras internas, por armonizar normas técnicas y habilitaci­ones bromatológ­icas que permitan liberar completame­nte la circulació­n de bienes o por acelerar la revalidaci­ón de títulos universita­rios para que los profesiona­les puedan circular mucho más.

Prioricemo­s la agenda de las personas, de las empresas y de los trabajador­es. La agenda que permita ir y volver de un país al otro del bloque de la forma más simple, rápida y económica. Que permita trabajar de un lado y del otro sin grandes trámites, que aumente la posibilida­d de que la vida, los negocios, los estudios y las relaciones de las personas fluyan entre un país y el otro del bloque sin las pesadísima­s fricciones que hoy tienen.

Para crear una bandera, o crear órganos verdaderam­ente supranacio­nales va a tener que correr mucha agua. La agenda de la integració­n de cosas simples y concretas es muy poderosa y en ella podemos estar todos de acuerdo: los que quieren el himno y la bandera común y los que no.

Mujica vuelve a empujar al Uruguay a un camino de inserción internacio­nal que debemos evitar.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay