El Pais (Uruguay)

¡Fuerza Chavela!

- DIEGO FISCHER

No nos olvidamos de la brecha salarial y la mayor carga laboral que soportan las mujeres”, sostuvo el pasado 8 de marzo el embajador de la Unión Europea (UE) en Montevideo, Paolo Berizzi. Sus manifestac­iones fueron formuladas en su mensaje por el Día Internacio­nal de la Mujer. En él, Berizzi se refirió también al “rol de las mujeres que luchan por los derechos humanos”.

Desde el miércoles último, una mujer, Evelina Rodríguez más conocida por “Chavela” se encadenó a la sede de la UE en Bulevar Artigas 1300, reclamando que el organismo internacio­nal cumpla con una sentencia judicial que lo condenó a pagarle una suma muy importante de dinero por haberes impagos a lo largo de los 21 años que trabajó en la Delegación diplomátic­a.

La historia parece propia de un relato del siglo XIX cuando en el mundo, los trabajador­es no gozaban de derecho alguno y —en muchas ocasiones— trabajaban como esclavos.

Chavela, tiene hoy 54 años. Ingresó a trabajar a la Unión Europea en 1998 con un contrato por un año. Le exigieron que abriera una empresa unipersona­l para facturar todos los meses sus servicios. Ese contrato se renovó a lo largo de 21 años consecutiv­os.

Nunca recibió los beneficios que indica la ley, llámese aguinaldo, salario vacacional etc.

Comenzó trabajando de limpiadora, y a medida que demostró su responsabi­lidad y contracció­n al trabajo le fueron asignado más tareas, llegó a tener las llaves de la Delegación, y a trabajar también en la residencia de los embajadore­s.

Conocí a Chavela a mediados de la década de 2010, cuando trabajé durante varios meses y en dos oportunida­des en el Departamen­to de Prensa de la UE. Era una mujer que gozaba de la simpatía del personal diplomátic­o y también del afecto de los agentes locales.

Trabajaba siempre con una sonrisa .

En aquellos años trabajar en la UE, implicaba tener horario de entrada pero no de salida. Se trabajaba mucho y había que estar a la orden de los diplomátic­os. La tarea se hacía interminab­le cuando, con frecuencia, llegaban las misiones de Bruselas. En ese tiempo trabajé muy a gusto con los embajadore­s William Hanna y Geofrey Barrett, irlandés uno, británico el otro. Los dos infatigabl­es y comprometi­dos con su función.

En noviembre de 2019, a Chavela le comunicaro­n que quedaba sin trabajo. La decisión se la trasmitió la administra­dora de la UE, la española Sandra Lago. Su desazón fue enorme. Y mayor aún cuando le dijeron que no recibiría indemnizac­ión de ninguna clase.

Reclamó de acuerdo a lo que indica la ley. Entabló una demanda y en ninguna de las instancias judiciales (fueron 6), la UE se presentó. Demostrand­o un total desinterés y desprecio por la persona.

El 18 de febrero de 2022, el juez Letrado de Trabajo de 11 Turno, Hugo Morales Muñiz, dictó una sentencia en la que reconoció casi todos los rubros reclamados por Chavela. “Queda claro que la relación fue laboral existiendo además de subordinac­ión económica subordinac­ión jurídica .(...) la relación de acuerdo al principio de continuida­d era de duración indetermin­ada ya que existió una sucesión ininterrum­pida de contratos a lo largo de 21 años”, expresó el magistrado.

¿Sabía el embajador Berizzi del caso? De ser así sus palabras del 8 de marzo, (pueden verse y escucharse en el Facebook de la UE), serían un sarcasmo. Que Bruselas cumpla con la sentencia judicial ,es un tema moral y ético.

La historia parece de un relato del siglo XIX cuando los trabajador­es no gozaban de derechos.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay