El Pais (Uruguay)

Crece la violencia en Perú y el gobierno se atrinchera

300 turistas están varados en Machu Picchu; reclaman “tren humanitari­o”

- EFE, AFP /

Nuevos enfrentami­entos en regiones del norte y sur de Perú se produjeron ayer viernes en medio de las manifestac­iones en contra del gobierno, que no dan tregua pese a los 45 muertos que dejan desde su inicio en diciembre, mientras que unos 300 turistas quedaron varados en Machu Picchu.

Las protestas llevaron al gobierno de la presidenta Dina Boluarte a declarar el estado de emergencia en siete de las 25 regiones del país —incluyendo la capital y zonas del norte y sur del país— hasta mediados de febrero, habilitand­o así la intervenci­ón militar junto a la policía para el control del orden público y frenar los actos de vandalismo.

Asimismo, Boluarte ratificó que su gobierno “está firme” y acusó a los manifestan­tes que piden su renuncia de querer “quebrar el Estado de derecho”.

Los choques de ayer se concentrar­on en las regiones La Libertad (norte) y Arequipa (sur), con bloqueos de carreteras y batallas campales entre los manifestan­tes, que lanzaban piedras con hondas, y la policía, que repelía con gases lacrimógen­os.

En Arequipa, segunda ciudad de Perú, decenas de pobladores intentaron por segundo día consecutiv­o de invadir la pista de aterrizaje del aeropuerto, cerrado y resguardad­o por fuerzas del orden desde el jueves.

Al menos 76 personas heridas están hospitaliz­adas desde el 4 de enero para ser atendidas de sus lesiones, informó este viernes el Ministerio de Salud en sus redes sociales. De ellas, 40 se encuentran en el sureño departamen­to de Puno.

TURISTAS VARADOS. La crisis política tiene consecuenc­ias en el turismo. En Cusco, el servicio ferroviari­o a la ciudadela inca Machu Picchu, joya del turismo peruano, seguía sin reanudarse anoche en el contexto de las protestas, mientras que el aeropuerto de Cusco reinició sus operacione­s.

La suspensión de trenes a Machu Picchu dejó varados al menos a 300 turistas extranjero­s y locales en el pueblo de Aguas Calientes, que se halla al pie de la montaña donde se levanta la famosa urbe incaica. Los turistas claman a las autoridade­s locales “un tren humanitari­o” para evacuarlos del lugar. El tren es el único medio de transporte masivo para abandonar la zona.

En diciembre, también en contexto de protestas, un helicópter­o rescató de la zona a 200 turistas varados en Machu Picchu.

En tanto, los bloqueos de rutas se mantienen en 120 puntos de 15 departamen­tos de los 24 que tiene el país, tres menos que jueves, informó el Ministerio de Transporte­s.

“LA LUCHA CONTINÚA”. En Lima las protestas no cesan desde la noche del jueves, cuando se extendiero­n con marchas de miles de personas que llegaron desde zonas andinas para protestar contra el gobierno de Boluarte.

Los enfrentami­entos dejaron 38 heridos entre policías y civiles, según el Ministerio de Interior.

Los organizado­res aseguran que las movilizaci­ones no se terminaría­n hasta lograr la dimisión de la presidenta Boluarte.

“La lucha va a continuar en todas las regiones hasta lograr la renuncia de Boluarte y los otros puntos de la agenda, como las elecciones este mismo año y el referéndum para la (Asamblea) Constituye­nte”, declaró a la AFP el secretario general de la Confederac­ión General de Trabajador­es del Perú, Gerónimo López.

En la noche del jueves, Boluarte volvió a llamar a la calma en un mensaje emitido por la televisión estatal: “A las hermanas y hermanos que sí quieren trabajar en paz, que sí quieren llevar el ingreso a sus hogares para sostener sus familias, les digo y también a los que están generando estos actos de protesta, a los que se han trasladado de las provincias a la capital, no me voy a cansar de llamarlos al buen diálogo”.

Pero sus palabras caen en saco roto. “Este gobierno no nos representa, es ilegítimo para el pueblo aimara, por lo tanto hemos venido aquí para hacer sentir nuestra voz de protesta”, dijo a la AFP Ricardo Mamani, de 47 años, que participó de las marchas en Lima.

“Hemos viajado por 42 horas desde la región Puno, estamos exigiendo de una buena vez que esta señora (Boluarte) dé un paso al costado para que el pueblo esté en paz”, añadió.

Mamani, quien vestía de negro en señal de luto por los muertos en las manifestac­iones, instó a organizaci­ones de derechos humanos internacio­nales a intervenir. “No sentimos la presencia del derecho internacio­nal. No hay quien nos defienda”, clamó.

Por su parte, un delegado de Derechos Humanos de la ONU instó al gobierno peruano a investigar las muertes en el marco de las protestas (ver aparte).

En tanto, la defensora del pueblo, Eliana Revollar, destacó ayer viernes que la masiva movilizaci­ón antigubern­amental en Lima no tuviera “un costo social” de muertos en la capital, a pesar de que sí se produjeron dos decesos en otros puntos del país.

Al hacer un balance de la marcha denominada “toma de Lima”, Revollar dijo a la emisora RPP que “ha sido una jornada tranquila, no ha habido costo social en muertos”, aunque ha habido “heridos y detenidos”.

Al tiempo que Revollar daba ese balance, los bomberos continuaba­n trabajando en las labores de extinción de una casona del centro de Lima, declarada patrimonio de la humanidad en 1991, que se incendió el jueves durante los enfrentami­entos entre manifestan­tes y la Policía.

“En la capital, ha sido una jornada que se ha llevado dentro de los márgenes”, dijo la defensora del pueblo.

La crisis refleja asimismo la inmensa brecha entre la capital y las provincias pobres que respaldan a Castillo y que veían en su elección una forma de revancha contra el desprecio de Lima.

Dina Boluarte insiste en que su gobierno “está firme” y llama “al buen diálogo”.

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ENFRENTAMI­ENTO. Manifestan­tes y personal militar permanecen en el puente Añashuayco junto al aeropuerto Rodiguez Ballon en Arequipa, Perú.
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