El Pais (Uruguay)

China, el clima y el riego

- NICOLÁS LUSSICH /ING. AGRÓNOMO MBA / PERIODISTA

Mientras la producción sigue pendiente del clima, en el escenario global han surgido novedades importante­s respecto a China, país que es el principal socio comercial del Uruguay y segunda potencia económica del mundo. Por ambas razones todo lo que pase en China es clave para la economía uruguaya, en particular este año. Por un lado se dieron a conocer los datos del desempeño de la economía china al cierre del año 2022; fueron algo mejores a los esperados, pero confirman que la economía del gigante asiático tuvo serios problemas a lo largo del 2022 debido principalm­ente a la política Covid 0 que afectó negativame­nte la actividad. Cerrado 2022, China creció 3% según cifras oficiales.

La reducción de la movilidad por la política sanitaria redujo el consumo de alimentos fuera del hogar (cadenas de fast food, restaurant­es), lo que incide directamen­te en el consumo cárnico, en especial de carne vacuna. También hay que recordar que China ha tenido problemas graves en el sector inmobiliar­io, con una burbuja de crédito que el gobierno ha ido intentando desarmar paulatinam­ente.

Segurament­e por el fuerte efecto de la política Covid 0 en la economía el gobierno chino conducido por Xi Jinping resolvió en las últimas semanas ir desarmando esas restriccio­nes sanitarias y habilitand­o una mayor movilidad, tanto interna como con el exterior. Esto ha dado lugar a nuevas proyeccion­es, más optimistas, sobre el desempeño de la economía china este año 2023. Las estimacion­es varían pero en general se ubican en el entorno del 5% de crecimient­o proyectado para este año (gráfica). Es una tasa históricam­ente modesta, pero mayor al año pasado. Sumando esto a que la suba de la tasa de interés en EEUU sería menor a la esperada, pues la inflación ha ido cediendo, se configura un panorama global más optimista para el 2023.

El desempeño de China es clave para los agronegoci­os uruguayos. Como se ve en la gráfica y cuadros adjuntos. En el caso de la carne, fue el mercado predominan­te en 2022, si bien redujo drásticame­nte sus compras en el segundo semestre. En celulosa es el segundo mercado luego de la Unión Europea y mantenido compras relativame­nte estables. El lácteos su significac­ión ha sido más variable, cayendo el año pasado por debajo de Brasil y Argelia, pero es potencialm­ente un mercado muy significat­ivo para la producción de leche uruguaya. En el sector de madera sólida, luego de un año 2021 donde se llevó grandes volúmenes representa­ndo el 36% de las exportacio­nes totales, su significac­ión bajó en 2022 a 19%, reflejo de la menor dinámica económica. En el caso de la soja, China es el principal mercado con una proporción incluso mayor a la de la carne (cuadro).

Por si todo esto fuera poco, China también es el principal origen de las importacio­nes del Uruguay. Como se ve en el cuadro adjunto, es el principal proveedor -y por lejos- de productos tecnológic­os y también en el rubro de vestimenta. Y tiene una significac­ión muy alta en la provisión de agroquímic­os, si bien en el año 2022 su participac­ión bajo algunos puntos respecto a los años previos. En síntesis, China es el principal socio comercial del Uruguay estructura­lmente, tanto en importacio­nes como exportacio­nes y en una diversidad de rubros.

Con este panorama, uno de los asuntos más relevantes para este año pasa por el impacto de la demanda china en el sector cárnico. Después del bajón del segundo semestre del año pasado quedó la incógnita sobre

La economía china promete reactivars­e este año, aunque todavía plantea incógnitas. Es un asunto clave para los agronegoci­os, en especial para el sector cárnico. Mientras, se siguen esperando lluvias más generaliza­das. Si no hay más oferta, el efecto de una mayor demanda será acotado.

si volverá, cuándo y cómo. En este sentido, nuevos informes del Departamen­to de Agricultur­a de Estados Unidos han dado un giro sorpresivo y positivo en dichas proyeccion­es de demanda de carne vacuna. En efecto, luego de estimar que las importacio­nes de carne bovina por parte de China caería este año 2023 -una estimación segurament­e incidida por los problemas sanitarios de la política Covid 0- el USDA dio un giro a su proyección y ahora estima que habrá un aumento de la demanda, cambio que –segurament­erefleja las nuevas medidas de apertura sanitaria y mayor movilidad. El asunto lo analiza en profundida­d Rafael Tardáguila en este mismo suplemento.

Los cambios drásticos en los datos del USDA en este mercado reflejan lo difícil que es analizar y prever lo que está pasando en China. Las condicione­s sanitarias todavía generan incertidum­bre, la reapertura de la economía puede tener algunos tropiezos y – además- el escenario geopolític­o global, más confrontat­ivo, está mostrando algunos giros proteccion­istas y conflictiv­os que pueden hacer que la retomada de actividad china no tenga la misma dinámica que en años previos.

LLUVIAS, AYUDAS E INVERSIONE­S. Los productore­s están con un ojo en los mercados y otro en el clima. En las últimas horas se registró una interesant­e lluvia en algunos puntos del litoral del Uruguay, donde se concentra buena parte de las áreas agrícolas. Una sola lluvia no corta la seca pero ha sido muy valiosa para muchas chacras de cultivos, que ahora tienen resto para seguir el ciclo con mayor tranquilid­ad. En otras zonas del territorio hubo poco y nada y sigue la angustiant­e espera por agua.

Una vez más, al plantearse la sequía que afecta al Uruguay, se abren discusione­s a nivel político y social respecto al impacto efectivo de las medidas del gobierno y opiniones sobre el riego o la supuesta falta de él.

Respecto a las medidas hay que remarcar qué la mayor parte de ellas son paliativas, y no implican subsidios de ningún tipo: son facilidade­s de crédito y alargamien­to de plazos de pago, de manera de darle oxígeno financiero a los productore­s afectados por la falta de agua. Si hay un subsidio, es en la tasa de interés implícita en la postergaci­ón de pagos. Es importante aclararlo porque en el registro diario de noticias podría entenderse que los productore­s están recibiendo ayudas genéricas y transferen­cias directas no reembolsab­les, y no es el caso. Algo parecido suele darse cuando se informa y discute sobre los fondos sectoriale­s (arrocero, lácteo), que los productore­s tienen que repagar hasta el último peso.

Respecto al tema del riego, a esta altura creo que hasta el más urbano de los habitantes del Uruguay tiene claro que los productore­s han incorporad­o intensamen­te tecnología de producción en los últimos años, entre ellas el riego, cuando es económicam­ente razonable, tanto en la producción granjera como en la agricultur­a y hasta la ganadería. Un buen ejemplo es el maíz, donde ya se riega más del 15% del área, con el impacto esperable y notorio en los rendimient­os (gráfica).

Establecer sistemas de riego es una inversión como cualquier otra y tiene que tener un retorno suficiente para ejecutarla; no se trata de ignorancia ni de imprevisió­n. En la medida que mejoró el valor de los productos del campo y subió el precio de la tierra, para hacer crecer la producción de granos los agricultor­es tienen en el riego una opción válida, siempre y cuando el establecim­iento brinde opciones de fuentes de agua.

Se trata, en cualquier caso, de inversione­s grandes, para hacer las represas y luego todo el sistema que lleve el agua a las chacras (cañerías, pivots). Y hay economías de escala: cuánto más grande es el pívot que gira regando las chacras, menor la inversión por hectárea. En general, para el caso del maíz la inversión en sistemas de riego ronda los 4.000 Us$/ha, lo que implica aumentar 50% la inversión en la propia tierra (tomando una hectárea agrícola en 8.000 Us$/ha).

Todo esto ha tomado dinámica en Uruguay y segurament­e seguirá adelante en distintas combinacio­nes de rubros y produccion­es. Hay cada vez más experienci­a de riego en pasturas (incluso del propio campo natural), todo sobre la base de una tradición regadora que arrancó en el arroz y la caña de azúcar, y que continúa. Los productore­s uruguayos saben regar y ahora la tecnología se expande porque los alimentos valen. En buena medida por la mayor demanda china de las últimas décadas.

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