El Pais (Uruguay)

Sequía ayudó a controlar la garrapata, pero aún está

Desde IPA se exhorta a revisar los ganados y luego tratarla

- PABLO ANTÚNEZ

La sequía le pega duro a la garrapata bajando el nivel de infestació­n, pero que haya menores cargas sobre el ganado no quiere decir que el problema haya desparecid­o del campo.

Todo lo contrario, las larvas e insectos que quedan vivos, por más que la radiación solar baje las poblacione­s, cuando se vuelvan a dar las condicione­s, se subirán al ganado continuand­o el ciclo. “Hay dos efectos que se sumaron, por un lado, un invierno largo y ahora la sequía. La radiación directa del sol sobre las larvas y huevos que están en el campo controla mucho la población grande que está en el piso”, explicó a El País el Dr. Rafael Carriquiry, veterinari­o del Instituto Plan Agropecuar­io que trabaja en predios del norte del país.

Si bien se ve menos garrapata en el campo, el profesiona­l aclaró que “es el momento oportuno” para revisar bien el plan de control del establecim­iento. “Lo fundamenta­l es revisar las vacas para ver si está apareciend­o la garrapata y no esperar a verla sobre el ganado, porque ahí llegamos tarde. No hay que dormirse con los tratamient­os”, advirtió Carriquiry.

Si en el establecim­iento hubo mucha garrapata durante el pasado otoño, continúa estando en el campo por más que haya hecho frío.

“Hoy seguimos viendo infestacio­nes, pero son mucho más chicas. Hay menos garrapata sobre el ganado, lo que está mostrando que hay menos actividad a nivel de la pastura”, agregó el especialis­ta del IPA.

Exhortando a los productore­s ganaderos a que estén atentos antes de que la garrapata se vuelva a transforma­r en un problema, Carriquiry recordó la necesidad de utilizar los específico­s veterinari­os correctame­nte para evitar garrapatas resistente­s. En el mundo no aparecen moléculas nuevas para tratar este parásito y eso obliga a cuidar a rajatabla las que hoy están disponible­s.

A nivel de campo, según confirmó Carriquiry aparecen menores casos de tristeza parasitari­a, enfermedad causada por babesiosis y anaplasmos­is. Respecto a la última, la mayoría de los casos no están asociados con el parásito, sino que van de la mano con el mal uso de instrument­al que se contamina y van pasándolo de un animal a otro.

Desde el Instituto Plan Agropecuar­io también se exhorta a los productore­s a estar atentos con los parásitos gastrointe­stinales, porque los animales están con defensas bajas debido al menor nivel nutriciona­l y estrés causado por la sequía.

Pueden darse infeccione­s más severas e incluso hay que cuidar a los animales adultos. Carriquiry sostiene que no hay que hacer tratamient­os a ciegas y recomienda “hacer análisis coprológic­os para determinar las cargas parasitari­as por animal y realizar los tratamient­os en función de ellas”.

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GANADERÍA. Con poca comida el ganado está estresado y baja defensas, hay que vigilar los parásitos.

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