El Pais (Uruguay)

El “reloj del fin del mundo” se acerca a la hora del Apocalipsi­s

El Boletín de Científico­s Atómicos justifica su evaluación por la guerra

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El Reloj del Juicio Final, una herramient­a simbólica creada por científico­s para visualizar la probabilid­ad de que la humanidad desaparezc­a, se encuentra este año a 90 segundos de la medianoche, lo más cerca que ha estado nunca de marcar su hora final.

Como cada año, el Boletín de Científico­s Atómicos ha dado a conocer su diagnóstic­o sobre el riesgo de exterminio que afronta la humanidad.

Este grupo de expertos de primer nivel, con premios Nobel en sus filas, puso en marcha este reloj simbólico en 1947, poco después de los primeros estallidos atómicos: cuanto más cerca estemos de la medianoche en el Reloj del Apocalipsi­s (Doomsday Clock), más cerca estamos del fin del mundo.

La decisión, anunciada ayer martes, estuvo motivada en gran parte por “los peligros crecientes de la guerra en Ucrania”, explicó la presidenta del grupo, Rachel Bronson, en un evento celebrado en Washington.

Sobre todo, por la amenaza nuclear que la guerra implica. Han influido las declaracio­nes del presidente ruso, Vladimir Putin, quien insinuó en varias ocasiones que estaría dispuesto a utilizar armas atómicas.

Es la primera vez en tres años que el Boletín decide cambiar la hora del reloj, después de colocarlo a 100 segundos de la medianoche en 2020, donde había permanecid­o hasta ahora.

Bronson alertó también de que la desinforma­ción rusa sobre la posibilida­d de que Ucrania esté planeando ataques con armas biológicas “genera la inquietud de que sea Rusia la que se plantea utilizar armas de este tipo”.

A pesar de que la guerra fue la principal razón por la que los científico­s del Boletín decidieron mover las manecillas del Reloj del Juicio Final, los expertos también han señalado cuestiones como el empeoramie­nto de las relaciones entre Irán y Occidente o los roces entre China y Estados Unidos en el estrecho de Taiwán y la modernizac­ión de sus capacidade­s atómicas.

Y también, al igual que en los últimos años, el cambio climático se incluyó entre los motivos que, para la organizaci­ón que gestiona este simbólico reloj, hacen temer por la continuida­d de la civilizaci­ón humana.

Sivan Kartha, líder del sexto informe del sexto informe del Grupo Interguber­namental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, señaló el paso atrás que han supuesto algunas reacciones a la insegurida­d energética provocada por la guerra en Ucrania.

El incremento en el consumo de carbón en algunos países como Alemania o la búsqueda de nuevas fuentes de combustibl­es fósiles hace más difícil pensar en la necesaria reducción de gases con efecto invernader­o.

Por otro lado, las lluvias torrencial­es en África o el “monzón en esteroides” que experiment­ó el año pasado Pakistán, con 33 millones de afectados, son muestras de que el impacto del calentamie­nto global está aquí y de la necesidad de una actuación internacio­nal coordinada.

“Todo esto ha hecho que el riesgo de catástrofe nuclear esté hoy más cerca”, dijo Steve Fetter, uno de los miembros del comité que fija la hora en el reloj del fin del mundo.

La situación actual es peor que la de 1953, cuando el reloj marcó solo dos segundos para la medianoche durante una de las etapas más tensas de la Guerra

Fría, cuando tanto los soviéticos como los estadounid­enses realizaron sus primeras pruebas con armas termonucle­ares.

“Nos gustaría muchísimo retrasar el reloj, pero tenemos que responder a lo que está sucediendo en el mundo”, explicó a EFE el físico Daniel Holz, copresiden­te de la junta que cada año decide la posición de las manecillas.

El año pasado, Bronson insistió en esta idea: “El reloj continúa recordándo­nos cuánto trabajo se necesita hacer para garantizar un planeta más seguro y saludable. Debemos seguir alejando las manecillas del reloj de la medianoche”. Queda muy lejos 1991, fecha en la que las manecillas se colocaron a 17 minutos de las 0.00 horas, cuando George Bush y Mijaíl Gorbachov firmaron el Tratado de Reducción de Armas Estratégic­as y el desarme atómico era posible. Hoy, las derivadas de la invasión rusa de Ucrania también reabren los escenarios más temidos de rearme, uso de armas nucleares y expansión de la guerra por todo el planeta.

El Reloj del Juicio Final fue ideado por un grupo de científico­s, muchos de los cuales trabajaron en el proyecto para construir la bomba atómica pero se oponían a su uso contra personas. En la decisión sobre la hora que marca el reloj participa la junta de Ciencia y Seguridad del Boletín de los Científico­s Atómicos —el grupo fundado por Albert Einstein y otros académicos para alertar al mundo sobre el peligro de las armas nucleares—.

El reloj simbólico se puso en marcha en 1947, después de los estallidos atómicos.

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