El Pais (Uruguay)

Salomón y las asegurador­as

Javier García Pena C.I. 1.246.235-5 | Montevideo

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Cuando el sensato Salomón ordenó cortar a la mitad al bebé cuya maternidad era disputada por dos mujeres, sabía que la verdadera madre preferiría perder el pleito con tal de preservar la vida del inocente. —Es lo que hay, valor— , diría, a la uruguaya, el sabio interpelad­o ante la precarieda­d de recursos de su época.

Hoy, aquel inteligent­e gobernante ordenaría un rutinario análisis de ADN y listo.

Lo mismo haría frente a la “inexplicab­le y en alza” epidemia de accidentes de tránsito en rutas bien señalizada­s y de vehículos técnicamen­te cada vez más confiables y confortabl­es (ABS, cinturones de seguridad, dirección asistida y airbags son solo algunos avances al respecto).

De nuevo Salomón, (A) El Sensato, usaría su sentido común (que dicho sea de paso, es gratuito y no depende más que de nuestra voluntad) apoyado ahora por los avances tecnológic­os.

Las asegurador­as deberían hacer constar en sus condicione­s contractua­les que “la cobertura parcial o total del conductor y el vehículo asegurado siniestrad­o, así como las consecuenc­ias civiles que del mismo hecho resultaren, perderán automática­mente toda su virtud protectora en caso de constatars­e, tras un siniestro (leve, mediano o trágico) descuido o distracció­n por el mal uso de celulares y/o similares en la cabina”. Santo (o salomónico) remedio. ¿Qué siguen esperando nuestras autoridade­s y las empresas asegurador­as, tras accidentes de dudosa resolución, para requisar todos los móviles y similares, para intentar detener la “inexplicab­le” epidemia? ¿Tanto cuesta peritar los últimos instantes del único o de todos los celulares a bordo?

Tengamos en cuenta que no solo muchos conductore­s hacen uso incorrecto del mismo, sino que es altamente probable que atiendan a lo que otros pasajeros les sugieran ver en sus propias minipantal­las.

Eso sin contar la proliferac­ión de videopanta­llas que vienen de fábrica (o no) incorporad­as en el panel ¡al alcance visual del chofer!

¿Cómo se permite tal disparate? Es naturaleza inevitable de todo animal con ojos mirar hacia imágenes en movimiento.

Puestos al volante, las únicas imágenes capaces de atraer nuestra atención deberían ser las percibidas a través del parabrisas.

No nos hagamos los distraídos como con el consumo de mate al volante y asumamos la parte que nos correspond­e en este drama que a todos nos interpela. Y a no pocos mata o, peor aún, les arruina por completo la vida.

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