El recuerdo de la epifanía que cambió su obra
■ En la reedición en vinilo de
Aquello (1981), el tercer disco de Jaime Roos, se incluye una carta que escribió en Europa bajo los efectos del LSD y que ayuda a comprender el lenguaje que definiría el resto de su obra. La frase dice lo siguiente: “En la madrugada del 26 de octubre de 1979, decidí cambiar el rumbo de Aquello y con ello el de toda una música nacional detrás. Firma: El capitán, Jaime Roos”. Al recordar esa experiencia, el artista explica: “Desde el punto de vista de mi vida cotidiana, creo que nunca estuve tan mal. Como decía un viejo amigo: estaba peleando por llegar a la lona. Vivía en una buhardilla y si quería ir al baño tenía que bajar cuatro pisos; había un agujero en el techo por donde se colaba la nieve (se ríe). Entonces, haber dicho semejante bravuconada en ese momento es algo que hasta el día de hoy me hace reír. Es una frase absolutamente soberbia y guerrera dicha por un marginal”.
“Y en ese momento, cuando mencioné cambiar el rumbo de ‘aquello’, estaba hablando del formato de un álbum que finalmente iba a tener canciones directamente relacionadas con el concepto beatle de canción popular. Para mí hay dos tipos de raíces: las autóctonas, que son aquellas del mundo donde uno vive; y las del mundo maravilloso en el cual uno quisiera vivir y que visita día a día. Y para mí eso eran los Beatles, el rock inglés de los sesenta, Astor Piazzolla o Django Reinhardt, pero esencialmente los Beatles. La primera vez que los escuché sentí que ese era el sonido del mundo donde quería vivir. Sin embargo, salía a la calle a hacer los mandados y me encontraba con otra cosa, otros colores y otras ropas. Y hubo un momento en que comprendí y asimilé la belleza de toda esa vida cotidiana, que no se correspondía con mi mundo de fantasía pero que, sin embargo, era complementaria. Mi gran descubrimiento fue que tenía a los Beatles en un cajón del aparador y en otro a la música de mi barrio, y que podía fusionarlos”.