El Pais (Uruguay)

Recalculan­do

Se agrava la sequía y las consecuenc­ias serán profundas en todas las produccion­es. El litoral ha tenido más suerte, aunque con lluvias muy desparejas. La falta de agua le mueve el piso a las cadenas productiva­s y lo sentirá toda la economía.

- NICOLÁS LUSSICH /ING. AGRÓNOMO MBA / PERIODISTA

La sequía le está dando un duro golpe a los agro negocios, que sería aún más duro si no fuera por el muy buen ejercicio 2021/22 que tuvo la mayor parte de los sectores y productore­s. Aun así, un buen ejercicio previo es escaso consuelo y tiene una limitada capacidad de compensaci­ón cuando falta agua.

En ganadería, más allá de la notoria escasez de ganado gordo -de campo y de corralel punto más crítico es la cría: si la preñez merma, la cadena cárnica se verá resentida en los próximos ejercicios. El dilema es hasta dónde ir en la suplementa­ción y manejo para sostener el desempeño del rodeo, porque todo tiene su costo. Las raciones ya estaban caras antes de que se agravara la falta de agua y ahora es más complicado todavía. El precio del maíz subió notoriamen­te en las últimas semanas (gráfica).

Hay poca fibra y menos agua: en establecim­ientos que han hecho reservas, las mismas se van consumiend­o; bajan los fardos en el galpón y sube la angustia. Y las aguadas naturales se van terminando en muchos lugares. Las empresas de perforació­n y mantenimie­nto de pozos y aguadas no dan abasto con el trabajo: siguen hasta la medianoche, de campo en campo, tratando de cumplir con los pedidos urgentes de los productore­s, que en muchos casos están en situación crítica.

La recomendac­ión de los técnicos es discrimina­r el manejo según el estado fisiológic­o y corporal de los vientres, enfocando las escasas pasturas, reservas y raciones en los animales que, con poco, pueden volver a ciclar y preñarse. Algunos relevamien­tos comprueban que el anestro (ausencia de celo) no es tan generaliza­do como se temía, pero esto puede agravarse en pocos días.

Contrariam­ente a lo que sucedía hace décadas -cuando una seca como esta armaba un desparramo- hoy hay múltiples técnicas de manejo y recursos forrajeros para aplicar, para que la preñez no decaiga de manera aguda. Además, los vientres venían -en general- en buen estado previo a la seca y ahora se trata de gestionar con precisión el rodeo para mantener la producción de terneros.

Aun así, el escenario es más complicado por el giro que ha tenido la comerciali­zación de ganado en los últimos meses, con una caída en la faena que será difícil recuperar dada la situación climática. Esto hará que la seca llegue rápido a la caja y allí es donde se acotan los márgenes de maniobra. Por eso es que toda medida financiera de alivio es bienvenida, aunque los créditos -por más blandos que sean-, hay que repagarlos. Se vienen meses difíciles para la producción ganadera, un sector que fue clave en apuntalar el desempeño de la economía uruguaya en 2022. La falta de pasto se viene arrastrand­o hace varios años en muchos lugares y el próximo invierno luce temible.

Las proyeccion­es de que China aumentará la demanda en los próximos meses son alentadora­s, pero no seguras. Contrariam­ente a lo que sucede en el mercado de granos, donde hay referencia­s de precio futuro establecid­as, en ganadería la incertidum­bre es mayor, para los productore­s y para la propia industria.

Los últimos negocios de exportació­n han mostrado una mejora en los precios del Hilton a Europa y cierto repunte en los negocios a China, pero aún con muy bajos volúmenes, y eso es lo que preocupa: el mercado no se muestra fluido. Y hay que recordar que la industria frigorífic­a no solo hace margen por la diferencia entre precio de compra y venta, sino con escala y actividad suficiente, que permita diluir los altísimos costos fijos del Uruguay. Esto, obviamente, también vale para los productore­s.

DE SOJA EN SOJA. En las chacras agrícolas, los comentario­s van de la preocupaci­ón por la falta de lluvias al asombro por la capacidad de resistenci­a de la soja a la sequía. “Apenas cae agua, el cultivo levanta”, nos dicen algunos productore­s afortunado­s porque ligaron milímetros y tienen la esperanza de que llegue más lluvia, pronto. Pero esto no está asegurado: si bien reportes internacio­nales de clima plantean que La Niña se irá yendo a partir de febrero, por ahora sigue instalada, testaruda, en el Pacífico (gráfica).

El panorama es muy desparejo: entre sojas que verdean con poca lluvia a chacras de implantaci­ón reciente que se han perdido. El hecho de que las escasas precipitac­iones recientes hayan sido principalm­ente en el litoral permiten abrir una puerta de esperanza sobre la cosecha de verano, dado que allí están los mejores campos y la mayor concentrac­ión de chacras: pero el panorama cambia en pocos kilómetros. Llovió mejor en ciertas zonas de Salto y Soriano, pero en el norte y este de éste departamen­to la sequía se agrava. En San José y Canelones -también algunas zonas de Colonia- es donde se percibe la situación más grave.

Las empresas graneleras ya están recalculan­do la estimación de cosecha sojera. Si bien todavía es prematuro para hacer números precisos, las nuevas proyeccion­es apuntan a un rinde promedio de 2.100 a 2.2000 kg/ha, siempre que la seca se interrumpa en algún momento. Esto podría implicar medio millón de toneladas de soja menos respecto a la cosecha 2022, lo que deriva en menos ingreso de dólares a la economía, menos fletes, menos movimiento general… La agricultur­a sorprendió el año pasado por los buenos rendimient­os pese a la seca, pero las películas no siempre terminan bien.

Cuando se observa el registro histórico de lluvias (gráfica), es claro que los últimos años han sido particular­mente escasos de agua. Y sin embargo, la producción agropecuar­ia se ha dado maña para sostenerse y crecer. Es un desempeño notable desde el punto de vista del uso de los recursos, que se verá mejorado en los próximos años por la acumulació­n de inversione­s que se están haciendo en aguadas, sistemas de riego y mejoras diversas. Pero todo tiene un límite: en ganadería se van acabando las reservas y los pastos, en agricultur­a se va acabando el tiempo…

LA SECA Y LA CITY. La sequía también está afectando seriamente a la lechería y a la granja. Desde este rubro puede haber un empuje de precios en frutas y verduras que dificulte la trayectori­a a la baja de la inflación. La política monetaria restrictiv­a para aplacar la suba de precios llevó el dólar a mínimos históricos y allí se ha quedado: cerró el viernes en menos de los 39 pesos en el interbanca­rio y está 13% debajo del promedio de enero 2022. El propio Banco Central ha señalado en su último informe de Política Monetaria que el tipo de cambio real está 11% desfasado de su nivel de fundamento­s; hablando en sencillo, un “retraso cambiario” importante.

Es cierto que el dólar está retrocedie­ndo en todo el mundo, pero en Uruguay la tendencia ha sido exagerada. ¿Subirá el dólar? Si la inflación cede el BCU debería ir bajando la tasa de interés y eso puede dar espacio a un aumento, aunque sea moderado. Una suba en el precio de las frutas, verduras y otros alimentos, por la seca, pueden alterar esa trayectori­a. Pero sería un asunto transitori­o y la autoridad monetaria lo debería tener en cuenta. Sequía y dólar retrasado puede ser una combinació­n letal para el campo.

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