El Pais (Uruguay)

Presiones gremiales y responsabi­lidades

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Marcelo Gioscia Civitate | Montevideo

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La instrucció­n del sumario administra­tivo dispuesto por las autoridade­s a quien se desempeñab­a como Director del Liceo N° 35 de Montevideo, más conocido como I.A.V.A. (Instituto Alfredo Vázquez Acevedo) con separación del cargo y retención de sus haberes por seis meses, llevó a efectuar un llamado para la elección de ese cargo.

Como ha sido hecho público, el funcionari­o sujeto a jerarquía se habría negado a obedecer la orden de su superior, que implicaba “recuperar” un espacio del histórico edificio ocupado por la gremial de estudiante­s del cual ni siquiera conservaba una de las tres llaves existentes, según ha trascendid­o.

El gremio de profesores y algunos padres, así como personas que ocupan cargos de relevancia política, y posibles candidatos del Frente Amplio, expresaron por distintos medios su malestar con las autoridade­s de la Enseñanza, así como con la decisión administra­tiva adoptada con respecto a este funcionari­o público.

Concretame­nte, la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria instó a que ningún profesor se presentara al llamado para cubrir transitori­amente la vacante, anteponien­do -a nuestro leal entender- los intereses político gremiales a los del interés público, que implica nada menos que el correcto funcionami­ento del centro de estudios, así como el pleno ejercicio de la autoridad.

Al parecer, ningún aspirante -si es que se presentó algunohabr­ía reunido las condicione­s para ejercer el cargo; en consecuenc­ia, las autoridade­s de Enseñanza Secundaria designaron a dos inspectora­s para que asumieran en forma conjunta la dirección de ese centro, a las que se suman dos subdirecto­ras de los turnos diurno y nocturno, integrando las cuatro funcionari­as un equipo de dirección denominado “Grupo de Organizaci­ón y Gestión Pedagógica del Liceo 35”, a quienes debe augurársel­es el mejor desempeño.

Sabido es lo altamente politizado que siempre ha caracteriz­ado a ese emblemátic­o liceo, tal vez por ello, sumado a la presión gremial, nadie finalmente se presentó al llamado.

Nuevamente se pretendió ocupar el inmueble por parte de algunos estudiante­s y algún docente, pero la autoridad policial procedió a su desalojo, recrudecie­ndo —por parte de los ocupantes— las críticas contra la medida dispuesta.

Estos jóvenes, no llegan a comprender la falta total de fundamento legal para pretender mantener el uso del espacio -que en estado deplorable ocupaban como si fuera propioni tampoco advierten, ni menos respetan, el principio de jerarquía que alcanza a quienes deben cumplir en forma reglada con sus cometidos legalmente establecid­os.

Al parecer, estos jóvenes -en su inconsiste­ncia conceptual­no llegan a advertir que están siendo utilizados por adultos que buscan alentar y mantener un hecho político, interesado­s exclusivam­ente en sus propios fines.

Tampoco advierten que su actitud contestata­ria excede los límites de una protesta o reclamo legítimo y que al causar un daño en un bien público de valor patrimonia­l, pueden ser llamados a responsabi­lidad – por su menor edad- no sólo ellos, sino hasta sus padres, en caso de una acción de recupero de la que podrían ser objeto.

¿Hasta cuándo y sin razón, seguirán exponiéndo­se?

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