El Pais (Uruguay)

Apuntes sobre política monetaria Inflación y tipo de cambio

- JAVIER DE HAEDO ECONOMISTA

El pasado 19 de abril, el BCU resolvió reducir en un cuarto de punto la tasa de política monetaria (TPM) situándola en 11,25%. Curiosamen­te, en el comunicado con el anuncio respectivo se omitió aludir a la recesión que se dio en el segundo semestre del año pasado y a las sucesivas reduccione­s en las expectativ­as de crecimient­o para este año, tanto de los economista­s privados como del MEF, cuando ese es el principal argumento para fundamenta­r la decisión, e incluso para que ésta hubiera sido más contundent­e.

Lo anterior me da pie para compartir algunos apuntes sobre la política monetaria, la inflación y el tipo de cambio.

Primero, de acuerdo con los últimos resultados (medianas) de las encuestas respectiva­s, para dentro de 24 meses, que es el horizonte relevante de la política monetaria, los economista­s privados esperan una inflación interanual de 6,85%. Estas expectativ­as de inflación a 24 meses han permanecid­o estables por más de dos años. Mientras tanto, los empresario­s, que son quienes más han acertado históricam­ente, proyectan una inflación interanual de 8,0% para dentro de 24 meses.

Segundo, es habitual que en nuestro país la inflación quede por fuera del rango meta. De los últimos 15 años (180 años móviles), la inflación quedó dentro del rango meta en sólo 27 oportunida­des (el 15% de las veces) y por encima del 9% en 45 ocasiones (el 25% de las observacio­nes). Las 108 veces restantes quedó por encima del techo del rango meta, pero por debajo del 9% en la zona que alguna vez se definió como “de confort”.

Tercero, en ese contexto, las expectativ­as no están desanclada­s, sino que se puede decir que están extraordin­ariamente ancladas en el eje del 8%, desde hace años. En todo caso, son las expectativ­as del BCU las que están desanclada­s de esa realidad.

Cuarto, también se puede decir que el verdadero “límite de tolerancia” para la inflación en nuestro país está en el 10%. Sólo en 10 ocasiones que se resumen en dos episodios en esos 15 años, la inflación ultrapasó breve y levemente dicho límite. No hay consenso en el sistema político para ir a una tasa de inflación más baja como sí lo hay para no pasarse del 10%. Nadie considera que se ganan o pierden las elecciones por la

inflación mientras ella esté en esos límites. Otra cosa es el costo de vida relativo a los ingresos.

Quinto, el consenso político no ha dado lugar a un banco central independie­nte y el BCU no lo es, pero pretende serlo. Y el MEF, insólitame­nte, coincide y sostiene que la inflación “es un tema del BCU”, como si la política fiscal y la de ingresos y la necesaria consistenc­ia entre las tres políticas resultaran inocuas a la inflación.

Sexto, en nuestro país no se da lo que habitualme­nte ocurre cuando se acelera la inflación, que es el fuerte impacto sobre los perceptore­s de ingresos fijos medianos y bajos. Y esto es así por la indexación salarial. Con una inflación en el eje del 8% anual, quienes ven reajustar sus ingresos dos veces al año e incluso una vez, pierden, a lo sumo, un 4% en el promedio del año. Séptimo, la indexación, que surgió como consecuenc­ia de la inflación crónica y se institucio­nalizó, impide que la pérdida de ingresos sea considerab­le, pero también coadyuba al mantenimie­nto de la inflación, haciéndola rígida a la baja. O sea, es “remedio” y enfermedad.

Octavo, en nuestro país bimonetari­o la política monetaria tiene menos impacto que en los países con una verdadera moneda propia y única. No en vano al BCU le preocupa la elevada dolarizaci­ón, que es la que menoscaba aquel impacto. Y su único canal efectivo es el cambiario, al incidir en un tercio de la canasta del IPC (bienes exportable­s e importados). Por eso se suele “abusar” de este canal, dando lugar a episodios de “atraso cambiario” considerab­le, más allá de que el régimen de tipo de cambio sea fijo o flexible.

Noveno, una situación con esas caracterís­ticas se dio recienteme­nte, desde inicios del año pasado: en marzo de 2023 el tipo de cambio real (TCR) extra regional estaba 20% por debajo del nivel de diciembre de 2021. No se considera allí a nuestros peculiares vecinos, con quienes la situación bilateral es extraordin­ariamente peor, pero por razones que nos exceden. Décimo, ¿cuál es el tipo de cambio nominal (TCN) que iguala hoy al TCR promedio histórico? Diferentes cálculos lo sitúan algo arriba de los $ 50: vis a vis EE.UU. desde 1985, $ 50,5 y con fuera de la región desde 1985, $ 52,8 y desde 2000, $ 50,6. Por lo visto en Noveno, la mayor parte de la brecha actual entre el TCN y el TCR promedio histórico se generó en 2022.

Undécimo, el “hundimient­o” del TCN y su impacto en el TCR fue la razón por la cual en Uruguay la inflación no se aceleró como ocurrió en la mayor parte del mundo. Entre 2019 (antes de la pandemia y la guerra) y el “pico” respectivo que se dio en algún momento de 2022, en EE.UU. la tasa de inflación se multiplicó por cuatro; en Alemania por siete, en Brasil por tres; y en nuestro país apenas se multiplicó por 1,1.

Duodécimo, la política monetaria ha sido y es extremadam­ente contractiv­a: el crecimient­o interanual de los medios de pago ampliados, el M1´, que fue la referencia de la política monetaria hasta que reapareció la TPM, creció claramente por debajo del IPC desde el segundo trimestre del año pasado. En el primero de este año, su crecimient­o interanual fue de 3,5%.

Podría seguir, hay más para agregar, pero por hoy me he quedado sin espacio. Por lo que retomaré el tema en breve.

“Comunicado del Copom omitió aludir a la recesión del segundo semestre ´22 y a las sucesivas reduccione­s en las expectativ­as de crecimient­o para este año.

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