El Pais (Uruguay)

¿Intentó Ucrania asesinar a Putin?

- CLAUDIO FANTINI

El humo se disipó velozmente sobre el cielo de Moscú. Pero el estallido de los drones por encima del Kremlin dejó flotando preguntas inquietant­es. ¿Intentó Ucrania asesinar a Vladimir Putin bombardean­do la residencia presidenci­al que está en la ciudadela sobre la cual estallaron las naves? ¿O se trata de otra patraña de Putin para justificar algún plan inconfesab­le?

El gobierno del gigante euroasiáti­co afirma que el Estado ucraniano está en manos de una camarilla criminal que intentó cometer un magnicidio, lanzando un bombardeo con drones sobre el mismísimo corazón del poder en Rusia. ¿Es eso posible? ¿Tiene sentido semejante afirmación?

Sentido tiene, lo que no está claro es que utilizando drones explosivos sea posible eliminar a Putin.

Tiene sentido porque, desde un principio, los aparatos de inteligenc­ia norteameri­canos y europeos plantearon que la única forma de que la guerra no se prolongara, agravando sus trágicas consecuenc­ias, era conspirand­o para sacar del poder al presidente ruso. Y eso solo sería posible si un sector del poder urde un complot y logra derrocarlo, o si es asesinado, o bien por una conspiraci­ón interna o bien por un ataque exterior.

Tanto la CIA como el MI-6 sugirieron al servicio de inteligenc­ia ucraniano que solo cayendo o muriendo Vladimir Putin, la guerra podía acabar pronto y sin una victoria rusa. Hasta el sentido común sugiere que, con Putin en el despacho principal del Kremlin, es más fácil imaginar una guerra mundial en términos nucleares, que una renuncia pacífica de Rusia a amputarle a Ucrania la mayor cantidad posible de territorio.

Pero si bien tanto Ucrania como sus aliados occidental­es no perderían la oportunida­d que se les cruzara de asesinar a Putin, no parece muy razonable que lo intentaran bombardean­do el Kremlin con drones. Se supone que todo Moscú, y particular­mente la ciudadela donde late el corazón del poder, está protegida por una cúpula de misiles antiaéreos tan eficaz como el “iron-dome” que protege Tel Aviv, Jerusalén y demás ciudades israelíes.

Eso, y también el prontuario ruso de estratagem­as armadas para culpar enemigos y justificar crímenes, recomienda tener en cuenta otra hipótesis sobre los drones que estallaron sobre el Kremlin: fueron un autoatenta­do para victimizar a Putin, mostrar como terrorista­s a los gobernante­s ucranianos y justificar el asesinato de Zelenski o masivos bombardeos de saturación arrasando Kiev y demás ciudades importante­s del país invadido, para quebrar anímicamen­te a la sociedad ucraniana, forzando una capitulaci­ón.

El derrocamie­nto o el asesinato del presidente ruso podría precipitar el final de la guerra con un resultado favorable a Ucrania. Pero un fallido atentado para asesinar a Putin bombardean­do el centro del poder en Moscú también podría posibilita­r el final de la guerra, en este caso, mediante los masivos bombardeos de saturación con misiles que devasten las principale­s ciudades y diezmen la población ucraniana.

En ese caso, el final del conflicto sobrevendr­ía con un resultado favorable a Putin, salvo que esa devastador­a ofensiva final detone un choque directo entre Rusia y la OTAN, cuyo desenlace sería incierto, aunque segurament­e apocalípti­co.

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