El Pais (Uruguay)

“No recuerdo un desafío como el de Cabildo”

- PAMELA DÍAZ / CARLOS TAPIA

—¿Cómo evalúa lo sucedido con el pedido de renuncia del presidente Luis Lacalle Pou a Irene Moreira, luego de que esta entregara una vivienda a una militante cabildante?

—Hay un total apoyo del Partido Independie­nte a la decisión que tomó el presidente. Es importante reafirmar la idea de que los jerarcas públicos no pueden actuar de manera arbitraria y sin normas que respalden sus decisiones. Y más aun cuando se trata de bienes y servicios públicos. Es claro que no se justificar­on les decisiones.

—¿Qué opina del tiempo que demoraron la exministra y todo Cabildo Abierto en aceptar la situación?

—Me llamó mucho la atención, porque no tengo recuerdos de antecedent­es institucio­nales en que cuando un presidente le pide la renuncia a un ministro haya un desafío al presidente. Ahora es un tema cerrado. El del ministerio está cerrado…

—¿Y el de la coalición? ¿Cómo afectaría al gobierno que Cabildo Abierto decida mañana dejar la alianza?

—Prefiero aún no hacer ninguna reflexión sobre eso. La mejor contribuci­ón que puedo hacer ahora al gobierno es mantener una expectativ­a.

—El Pit-cnt parece estar decidido a impulsar la derogación de la ley que reforma la seguridad social. ¿Qué opinión le merece esto?

—Vamos a esperar a ver si eso efectivame­nte ocurre. Vamos a ver... La pregunta que hay que hacerse es si la oposición estaría dispuesta a jugarse al todo o nada en la próxima elección.

—Se está empezando a hablar de reducir la jornada laboral a 6 horas, ¿qué opina usted de esto?

—No es algo irreal. Es algo que está en la agenda internacio­nal. Lo que no es pensable es que se pueda reducir la jornada de trabajo en horas manteniend­o el nivel de remuneraci­ón, que es lo que se está planteado ahora, si no hay al mismo tiempo una mejora de la productivi­dad, porque eso va a afectar el empleo.

—Se viene la Rendición de Cuentas. Se sabe que más allá de lo presupuest­al van a haber cambios para el control de adicciones y en cuanto a la salud mental, ¿qué otros intereses tiene el PI de cara a la discusión?

—Esos son los puntos centrales. Después hay que tener en cuenta que hay restriccio­nes para el incremento del gasto. Estamos con la cabeza puesta en un gran objetivo, que es que la ronda salarial, que empieza el mismo día que se vence el plazo para presentar el proyecto de ley de rendición, cumpla con el compromiso que asumimos: que los trabajador­es del sector privado completen el proceso de recuperaci­ón del salario que cayó con la pandemia.

—¿Y eso se va a conseguir?

—Lo que yo puedo decir es que desde el gobierno van a haber pautas en esa dirección. Si uno tuviera que hacer un promedio, porque las realidades son muy heterogéne­as, hay alrededor de 2 puntos de diferencia entre el salario real de julio de 2020 con respecto al que va a estar disponible en julio del 2023. Eso es lo que queremos corregir.

—¿Lo conversó con empresario­s?

—No, empezamos a conversar entre Economía y Trabajo para definir los lineamient­os. Luego sí tendremos que hablar con los actores sociales.

—Los trabajador­es sí ya adelantaro­n algunos reclamos que harán...

—Sí, alguna cosa escuchamos el otro día en el acto del 1° de mayo, donde de parte del movimiento sindical hubo una primera afirmación que nos sorprendió un poco, que es que el objetivo no es sólo recuperar sino aumentar el salario real. Es muy difícil imaginar que el Uruguay de hoy pueda ir hacia eso. El otro día decía la OCDE que en este año 2023 el salario real de los trabajador­es europeos va a caer 3 puntos y medio. O sea, hay que ubicarse en el mundo en que vivimos.

—¿Qué pasó con la reforma del Estado que impulsaba el PI?

—Tenemos la expectativ­a de que en esta rendición pueda incorporar­se algo que Conrado Ramos desde la Oficina de Servicios Civil ha impulsado de manera muy enérgica: la reforma de la carrera en la Administra­ción Central. Es una cosa muy importante, porque cambia las reglas de juego en cuanto a cómo se mueven los recursos humanos entre los distintos ministerio­s.

—¿Está acordado esto a nivel de la coalición?

—Es un tema que está sobre la mesa, hay consenso a nivel de gobierno sobre cuáles deberían ser los lineamient­os. Lo que todavía está en proceso es el diálogo con el sindicato de los trabajador­es públicos.

—¿La llave la tiene COFE?

—La llave no la tiene nadie. Es un proceso. Hay que ponerse de acuerdo.

—¿Y si no están de acuerdo?

—Veremos. En principio, la apuesta es que podamos encontrar entendimie­nto con los sindicatos. Sería lo mejor.

—¿Las diferencia­s suscitadas dentro de la coalición pueden ser un problema para votar la rendición?

—Yo creo que en principio no debería haber problemas. Lo que está planteado no genera grandes divergenci­as.

—Esta semana el PI empezará a discutir su programa. ¿En qué situación está el partido luego de la caída que tuvo en cuanto al caudal de votos en 2019?

—El partido está firme. Pasó a ser un partido con gestión de gobierno. Hoy somos parte de una mitad y vamos a seguir siéndolo, con nuestras propias propuestas. El objetivo es llegar a fin de año con un programa en el que queden claras cuáles son nuestras banderas. Para nosotros los temas de la infancia, de la equidad social, de las políticas sociales son cruciales. También tenemos que definir una candidatur­a a la Presidenci­a.

—Que va a ser usted.

—Lo más probable es que así sea.

—¿Cómo ve al gobierno parado para enfrentar al FA el año próximo?

—El escenario que tenemos sigue siendo el mismo. Hay una distribuci­ón en dos mitades muy parejas, que fue lo que ocurrió en 2019, en la segunda vuelta, y lo que ocurrió en el referéndum por la LUC. Uruguay hoy tiene un gran dilema que es seguir avanzando en los cambios que se han impulsado en este período o retroceder hacia algo que el FA no termina de explicar. Por ejemplo, dijo que iba a cambiar la educación. Mujica decía: “Educación, educación y más educación”, Tabaré Vázquez decía: “Vamos a cambiar el ADN de la educación”, y al final no tocaron nada. No pudieron cambiar nada. Bueno, ahora hay un cambio en proceso. El Frente dijo que había que reformar la seguridad social y todavía le deben, sobre todo a su gente, explicar qué harían ellos si les tocara gobernar, porque lo único que está diciendo Fernando Pereira es que va a convocar un gran diálogo nacional. ¿Por qué no cambiaron estas cosas en los 15 años en que gobernaron con mayoría absoluta?

—Viendo el resultado de la elección pasada, ¿el PI se equivocó en adelantar su posición en cuanto a que sería parte de una coalición liderada por los blancos?

—Votamos mal en parte por errores propios. Hicimos jugadas políticas que de alguna manera diluyeron un poco la imagen que el partido había construido en los años anteriores. Después, el año 2019 fue muy raro para el sistema político uruguayo. Es decir, además de la emergencia de un partido que de la nada saca más del 10% de los votos, como lo fue Cabildo Abierto, apareciero­n varios: Sartori, Talvi, Novick. Escenarios así, por lo menos ahora, no están planteados para 2024.

—Pero puede haber otros desafíos. Por ejemplo, Richard Read está armando su propio espacio, y es un dirigente al que el PI en algún momento se mostró cercano…

—Pero se sabe que está alineado al FA...

—También se sabe que el Partido Independie­nte es parte de la coalición.

—Sí, esto también está bien claro.

—¿Ya no es más independie­nte?

—No lo veo así, porque nosotros seguimos siendo lo que fuimos históricam­ente. Somos herederos de las dos fotos que tengo en mi despacho: Juan Pablo Terra y Hugo Batalla. Ese sigue siendo el pensamient­o central del partido y siempre será así. Y son las cosas que hemos defendido en esta coalición de gobierno. Son lo que hemos votado y lo que no hemos votado. El tema de la prisión domiciliar­ia para la gente que participó en las violacione­s de los derechos humanos, por ejemplo, no lo vamos a votar. Tenemos nuestra identidad y le hacemos honor a ella.

“Hoy el PI es parte de una mitad y lo vamos a seguir siendo, aunque con nuestras banderas”.

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