El milagro: la sanación de una niña
La beatificación de Jacinto Vera, el primer obispo del Uruguay, fue uno de los momentos más importantes en la historia de la iglesia del país.
Ayer, entre autoridades nacionales y de la Iglesia Católica, Jacinto Vera fue nombrado oficialmente como beato.
A la ceremonia, realizada en la Tribuna Olímpica del Estadio Centenario, acudieron más de 15.000 personas. La beatificación es el paso previo a la canonización, es decir, a ser nombrado como santo de la Iglesia Católica. Para ser beato, primero el Papa tiene que reconocer un milagro. El 17 de diciembre de 2022, los obispos del Uruguay comunicaron que el papa Francisco había reconocido un milagro obtenido por la intercesión de Jacinto Vera. Se trató de la sanación total, completa y duradera de María del Carmen Artagaveytia Usher.
Ocurrió en 1936, a 55 años de la muerte del obispo. María del Carmen, entonces de 14, tenía una infección provocada por una operación de apendicitis que la había dejado en estado crítico y desesperado. Una noche, uno de sus tíos le llevó a la niña un imagen de Jacinto Vera y le pidió que la colocara sobre la herida. Después, le dijo a la familia que le rezaran y le pidieran que intercedieran para curar a la niña.
Esa misma noche se le pasaron los dolores y, al otro día, María del Carmen amaneció sin ningún síntoma. Los médicos de entonces no pudieron encontrar una explicación científica a lo que había sucedido.
Tras varios años de investigaciones, finalmente el Papa reconoció a esa curación como un milagro.