Entrenar la atención para estar enfocados
Descubrí cuáles son los consejos que podés aplicar para evitar distracciones
La atención es un proceso cognitivo por el cual seleccionamos información del entorno, la procesamos y la utilizamos para producir un resultado. La atención es esencial para la ejecución de la mayoría de las actividades cotidianas.
Este proceso cognitivo se realiza a través de diversos mecanismos:
— Atención sostenida. Es la capacidad de mantener de manera fluida el foco de atención en una tarea o evento durante un período de tiempo prolongado. — Atención selectiva. Es la capacidad para dirigir la atención, es la que nos permite centrarnos en algo sin dejar que otros estímulos (externos o internos), interrumpan la tarea. — Atención alternante. Es la capacidad de cambiar nuestro foco de atención de una tarea o norma interna a otra de manera fluida.
FALLAS DE ATENCIÓN. Las dificultades más comunes que sufren las personas con problemas de atención son cuatro: la primera es la dificultad para seguir instrucciones y finalizar sus tareas. La segunda es la multiplicación de errores por descuido. La tercera es el apartamiento de las tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido. Y la cuarta, la facilidad de distracción y falta de atención en los detalles.
La distracción provoca que la atención se desvíe de una tarea o actividad, dejando de lado la información relevante. Esto
No superponer tareas es clave para evitar momentos de distracción.
puede ser provocado por diversos factores externos como ruidos, estímulos visuales o sonidos, o factores internos como pensamientos, emociones o recuerdos.
Las estimaciones comunes para la atención sostenida a una tarea elegida libremente varían desde aproximadamente 5 minutos para un niño de dos años hasta un máximo de 20 minutos en niños mayores y adultos.
Si hablamos de nuestra capacidad de atención en internet, un estudio realizado por Microsoft reveló hace ya un tiempo que ronda los ocho segundos (aunque estudios más recientes lo han rebajado hasta los cinco segundos).
DISTRACCIONES. Cuando no podemos mantener el foco y sufrimos distracciones podemos cometer equivocaciones, aumentar el tiempo que nos insume completar nuestras tareas, tener olvidos que pueden ocasionarnos perjuicios o cometer errores en la comprensión de los textos que leemos o las instrucciones que recibimos para completar encargos que en verdad son sencillos.
Todo esto puede ser muy molesto y además puede deteriorar vínculos personales y profesionales.
Por otra parte, el estrés —al que muy pocos pueden escapar— es un gran distractor. Si bien hay un nivel de estrés que resulta positivo porque nos da impulso, energía y nos pone en estado de alerta, un nivel desmedido nos resta serenidad, nos aumenta la ansiedad e impide estar concentrados, presentes y felices.
Vemos que nuestros hábitos y estilo de vida originan muchas fallas de atención y dificultades para concentrarnos. ¿Qué significa? Que poseemos la capacidad y la posibilidad de adquirir o rescatar hábitos saludables que mejoren nuestras habilidades cognitivas.
El objetivo debe ser recuperar un ritmo adecuado de compromisos y responsabilidades, evitar la superposición de tareas y aprender a gestionar y controlar los pensamientos, emociones y recuerdos que pueden ser fuente de distracción.
ENTRENAR LA ATENCIÓN. Si deseamos entrenar nuestra atención y mejorar nuestro rendimiento podemos:
Mantener una rutina y horarios fijos.
Establecer límites para el uso de dispositivos electrónicos.
Determinar objetivos específicos y recompensas para cada tarea.
Estar físicamente activos. Practicar técnicas de relajación, como la meditación. Priorizar las tareas. Tomarse descansos periódicos.
Organizar el espacio de trabajo.
Evitar el trabajo en entornos ruidosos y abarrotados.
*Especialista en entrenamiento cognitivo y creadora del Programa Rejuveneate.