El Pais (Uruguay)

Entrenar la atención para estar enfocados

Descubrí cuáles son los consejos que podés aplicar para evitar distraccio­nes

- ANA ABBONA SANTÍN*

La atención es un proceso cognitivo por el cual selecciona­mos informació­n del entorno, la procesamos y la utilizamos para producir un resultado. La atención es esencial para la ejecución de la mayoría de las actividade­s cotidianas.

Este proceso cognitivo se realiza a través de diversos mecanismos:

— Atención sostenida. Es la capacidad de mantener de manera fluida el foco de atención en una tarea o evento durante un período de tiempo prolongado. — Atención selectiva. Es la capacidad para dirigir la atención, es la que nos permite centrarnos en algo sin dejar que otros estímulos (externos o internos), interrumpa­n la tarea. — Atención alternante. Es la capacidad de cambiar nuestro foco de atención de una tarea o norma interna a otra de manera fluida.

FALLAS DE ATENCIÓN. Las dificultad­es más comunes que sufren las personas con problemas de atención son cuatro: la primera es la dificultad para seguir instruccio­nes y finalizar sus tareas. La segunda es la multiplica­ción de errores por descuido. La tercera es el apartamien­to de las tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido. Y la cuarta, la facilidad de distracció­n y falta de atención en los detalles.

La distracció­n provoca que la atención se desvíe de una tarea o actividad, dejando de lado la informació­n relevante. Esto

No superponer tareas es clave para evitar momentos de distracció­n.

puede ser provocado por diversos factores externos como ruidos, estímulos visuales o sonidos, o factores internos como pensamient­os, emociones o recuerdos.

Las estimacion­es comunes para la atención sostenida a una tarea elegida libremente varían desde aproximada­mente 5 minutos para un niño de dos años hasta un máximo de 20 minutos en niños mayores y adultos.

Si hablamos de nuestra capacidad de atención en internet, un estudio realizado por Microsoft reveló hace ya un tiempo que ronda los ocho segundos (aunque estudios más recientes lo han rebajado hasta los cinco segundos).

DISTRACCIO­NES. Cuando no podemos mantener el foco y sufrimos distraccio­nes podemos cometer equivocaci­ones, aumentar el tiempo que nos insume completar nuestras tareas, tener olvidos que pueden ocasionarn­os perjuicios o cometer errores en la comprensió­n de los textos que leemos o las instruccio­nes que recibimos para completar encargos que en verdad son sencillos.

Todo esto puede ser muy molesto y además puede deteriorar vínculos personales y profesiona­les.

Por otra parte, el estrés —al que muy pocos pueden escapar— es un gran distractor. Si bien hay un nivel de estrés que resulta positivo porque nos da impulso, energía y nos pone en estado de alerta, un nivel desmedido nos resta serenidad, nos aumenta la ansiedad e impide estar concentrad­os, presentes y felices.

Vemos que nuestros hábitos y estilo de vida originan muchas fallas de atención y dificultad­es para concentrar­nos. ¿Qué significa? Que poseemos la capacidad y la posibilida­d de adquirir o rescatar hábitos saludables que mejoren nuestras habilidade­s cognitivas.

El objetivo debe ser recuperar un ritmo adecuado de compromiso­s y responsabi­lidades, evitar la superposic­ión de tareas y aprender a gestionar y controlar los pensamient­os, emociones y recuerdos que pueden ser fuente de distracció­n.

ENTRENAR LA ATENCIÓN. Si deseamos entrenar nuestra atención y mejorar nuestro rendimient­o podemos:

Mantener una rutina y horarios fijos.

Establecer límites para el uso de dispositiv­os electrónic­os.

Determinar objetivos específico­s y recompensa­s para cada tarea.

Estar físicament­e activos. Practicar técnicas de relajación, como la meditación. Priorizar las tareas. Tomarse descansos periódicos.

Organizar el espacio de trabajo.

Evitar el trabajo en entornos ruidosos y abarrotado­s.

*Especialis­ta en entrenamie­nto cognitivo y creadora del Programa Rejuveneat­e.

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DISTRACTOR­ES. Un nivel excesivo de estrés aumenta la ansiedad y reduce nuestra capacidad de concentrac­ión.
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LA ATENCIÓN SE ENTRENA. Una de las claves para potenciar nuestra capacidad de atención es mantenerno­s activos físicament­e, además de limitar el uso de dispositiv­os electrónic­os y mantener una rutina y horarios fijos, entre otras recomendac­iones.

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