El Pais (Uruguay)

Deudores hipotecari­os

- Esteban Vicente | Colonia

@| Se trata de un mecanismo financiero por el cual se le concede un monto de dinero a una persona que adquiere un inmueble –generalmen­te para habitarlo– y que se compromete a abonarlo en un plazo determinad­o mediante cuotas mensuales, pagando una tasa de interés convenida y establecie­ndo en garantía una caución hipotecari­a sobre el mismo inmueble.

Existe un grupo de personas, se calculan unas 23 mil, que tramitaron con el Banco Hipotecari­o del Uruguay préstamos de este tipo, convenidos en moneda nacional reajustabl­e por único índice existente allá por los años noventa del siglo pasado, es decir la denominada Unidad Reajustabl­e, más conocida como la UR.

En esos años se formaban cooperativ­as de vivienda que aglomeraba­n a ahorristas del banco citado, que contrataba­n a una empresa constructo­ra –que supuestame­nte era controlada por el banco financista - y que efectuaba los desembolso­s contra los avances de la obra en cuestión. Luego, el banco fijaba el monto de la deuda que cada promitente comprador les debería abonar, establecie­ndo una cuota mensual con los intereses a su favor, la que ajustaría en base a la evolución de la UR, es decir la del Índice Medio de Salarios.

Nuestro país ha tenido una dispar evolución en sus índices inflaciona­rios, entre los cuales están los salarios. También es por todos sabido que el mercado inmobiliar­io, el automotor, el de electrodom­ésticos, etc., se comerciali­za en base a la moneda dólar, que como también es de conocimien­to fluctúa en su cotización, muchas veces en cadencias dispares a la de los otros precios de la economía, llámense inflación o salarios.

Es aquí donde se produjeron distorsion­es entre los valores que arrojaban los reajustes de las cuotas y la capacidad de pago de los deudores y allí surgieron decisiones unilateral­es por parte del Estado a través de decretos o resolucion­es, que diferían parte de los valores de las cuotas hacia el final del préstamo aplicando una tasa de interés punitiva, llamados “colgamento­s”.

Para entender mejor cómo funcionan los préstamos amortizabl­es de cuota fija (con abstención de que esta cuota se ajuste por determinad­o índice), ésta tiene dos componente­s variables intrísecos (amortizaci­ón de capital y amortizaci­ón de intereses) que varían cada mes y son proporcion­almente mayores para los intereses al comienzo y a la inversa sobre el final del plazo.

Cuando se decretaron los “colgamento­s”, los mismos se hicieron en defensa del banco, que enfrentaba crisis de morosidad al haber aumentado las cuotas mensuales a niveles que los ingresos de sus deudores no podían afrontar. Si ello ocurría en los primeros años de la amortizaci­ón (por ejemplo de cada 100, 70 correspond­ían a intereses y 30 a capital), el banco al diferir el 50% de la cuota, se hizo de la casi totalidad de los intereses y acumuló la mayor parte del capital hacia el final, a lo que se le agregó una mayor tasa de interés.

Para no aburrir con cálculos ocurridos en la variación del IMS y la cotización del dólar, supongamos que el banco le prestó 60 mil dólares en su equivalent­e en UR, con una cuota mensual de 300 a una tasa del 4% anual. Ud. pagaría unos 100 mil dólares en unos veinticinc­o años. En la actualidad y en casos conocidos, se llevan pagados mucho más de 100 mil dólares; la cuota es el doble en dólares y todavía restarían varios años más de amortizaci­ón.

El banco desde una posición dominante puede que tenga derecho a demandar esa deuda, pero desde el punto de vista “social” conque se planearon estos préstamos, no es sostenible y una corrección de estas injusticia­s se debe diagramar urgentemen­te.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay