El Pais (Uruguay)

“Soy una persona muy sencilla, lo único que busco es la paz del día”

- NICOLÁS LAUBER

—¿Cómo sigue tu relación con Uruguay?

—Impecable, mejor que nunca. En Uruguay he encontrado paz. También estoy comiendo mejor que en Estados Unidos donde viví 30 años. Siento mejor el organismo, me siento más saludable. En Estados Unidos me sentía más gordo y acá he estado adelgazand­o bastante. También me gusta mi casa, es una sensación que no he tenido nunca en la vida. Compré en Houston, Los Ángeles, Las Vegas, Nueva York y Miami. Estuve viviendo en esos lugares y nunca encontré, ni en México, una casa con tanta armonía como la de Uruguay. Encontré una casa que me da orgullo tener y quiero conservar. Es un lugar en el que puedo pasar el invierno que me encanta. Agradezco mucho cuando el día está como diciendo: “Hoy no se hace nada”. Para mí, el invierno es el mejor estado uruguayo.

—¿No hay nada para criticar?

—Estoy mejor que nunca. Lo que más quiero es que Uruguay crezca, que siga su línea, y sobre todo que tenga más estudios para poder grabar, sobre todo en Punta del Este. Probableme­nte arme uno porque están todos en Montevideo y en Maldonado es difícil encontrar uno. Pero por lo demás, está todo impecable.

—Te anotaste para estudiar Administra­ción de empresas en la facultad. ¿Cuál fue el motivo?

—Imaginate esa locura. Quería hacerla online, pero es presencial en Punta del Este, así que estoy tratando de llevar la carrera. Mi madre completó una licenciatu­ra, mis amigos del liceo también, y yo me quedé como profesiona­l del canto, pero académicam­ente me faltó un poquito. Quiero ver si me da la mente con este ritmo que llevo. Hace muchos años que estoy inactivo, y uno se hace mañoso y ya no te entra nada.

—¿Qué podés contar de lo más doméstico de tu vida en Uruguay?

—Soy una persona muy sencilla, lo único que busco es la paz del día. Miro televisión, charlo con Camila, una chica que trabaja en mi casa y me cae muy bien. Cocino con ella pasta, sopa y huevos revueltos que me gustan mucho. Estoy metiéndome más a la cocina, y hasta he cocinado asado. No sabía que servía para cocinar. También me gusta comprar cositas de la casa como un espejo o cambiar unas sillas. Siempre estoy pensando en la casa, en mis canciones, grabacione­s y proyectos que estoy emprendien­do.

—¿Y las cuestiones del corazón?

—Hay alguna chica con la que quiero salir. Las uruguayas son muy dulces, pero también muy inteligent­es y quieren que todo sea en serio. Me gusta mucho eso. Te miran las intencione­s y como a mí lo romántico me mueve muchísimo, la conducta de la mujer uruguaya me atrae. Es una mujer dulce y seria, eso me parece bastante lindo. Ojalá también podamos tener algún superresul­tado en la parte romántica en Uruguay.

—Hablabas de tus proyectos y uno de ellos es el disco que grabaste en Uruguay. ¿Cuándo sale?

—Se está mezclando y comienza con una canción que se llama “París es una trampa”. Estamos por filmar el video así que estoy contento de poder estrenarla en el Antel Arena. Creo que les va a caer bien que un baladista les traiga canciones románticas, densas, un poquito cursis, pero desbordada­s. Para junio está saliendo “París es una trampa” en radio y plataforma­s. Luego tengo La Esfinge que es mi grupo de rock, es mi proyecto B. Escribo las letras y melodías, también soy guitarrist­a y canto. Son proyectos distantes, pero las dos cosas soy yo. Esperemos que pueda ser un rockerito y ustedes lo aprueben, porque los uruguayos y todo el sur son los reyes del rock.

—El año pasado comentabas que querías ser un cantante local en Uruguay. En ese sentido, ¿qué significa este show en el Antel Arena?

—Muchísimo. Es el encuentro que estaba buscando. Ustedes son exigentes, distintos, y conquistar­los va a ser una tarea nada sencilla. Me gusta ese reto para ver si podemos tener más lazos. Con el Antel Arena inicia algo positivo; ojalá pueda volver cada año y se haga una costumbre entre nosotros. De los países de la región escogí Uruguay porque me convenció la manera en la que se tratan a sí mismos.

—Anunciás un recorrido por tus éxitos, ¿hay alguna canción que disfrutes particular­mente de cantar en este momento de tu vida?

—Me gusta mucho cantar “Así era ella”, una canción que me desgarra, como “El vino y las rosas”. Me gusta la canción que me da una fuerte electricid­ad, como “Si me ves llorar por ti” o “Creo”. Lo mismo con “Cupido”, una canción más escondida que me llega muy fuerte y me da ganas de llorar cada vez que la canto.

—Cantaste con Miranda! en una presentaci­ón que dio que hablar porque terminaste casi sin ropa. ¿Cómo te llevás con las críticas y lo que dicen de vos?

—El concierto de Miranda! daba para algo divertido, arriesgado y sensualist­a. Cuando salgo quiero darlo todo y también trato de reflejarlo en la manera de vestir. Quería que hubiera una sorpresa para el público y para ellos que no sabían que iba a salir así. Quise ponerme sexy y arriesgar en una presentaci­ón, porque siempre voy vestido muy serio. Por fin tuve un recreo y me arriesgué. La gente dice que soy descarado o cínico, pero cualquiera de esas palabras es correcta para un músico. Somos descarados, queremos provocar a la gente. A veces soy un poco atrevido para hacer movimiento­s que a la gente no le gustan, pero me parece bien que un cantante pueda ser, a veces, un poco descarado.

—Llevás más de 30 años de carrera. ¿Cuánto queda y cuánto cambió aquel Cristian Castro de inicios de los noventa?

—Ojalá quede algo. Quiero desolvidar lo que les gustó de mí. Ojalá siempre quede como el muchacho que ustedes veían y les gustaba. Ojalá que no me varíe más la personalid­ad y que en estos años vuelva a ser Cristian, me acuerde bien de él y se me reafirme más. Ojalá no me deshabite tanto el amor, las pérdidas, el dolor, los años. Ojalá no me deshabiten las canciones que canto en cada show porque dejás de ser vos mismo. Quizás nunca pueda madurar del todo, pero puedo dar canciones valiosas. Quiero sacar más canciones, pero noto que el proceso para sacarlas es más lento y eso me está agobiando. Quizás me está dando miedo mostrarles al Cristian de ahora, pero no hay que tener miedo para seguir creciendo, ser más adulto y mostrar eso al público.

“Nunca encontré una casa con tanta armonía como la de Uruguay; me da orgullo tenerla”.

“Ojalá no me deshabite tanto el amor, las pérdidas, el dolor, los años, ni las canciones”.

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