El Pais (Uruguay)

Un revitaliza­do espíritu de teatro independie­nte

Fernando Amaral, actor y director con dos reestrenos

- FERNÀN CISNERO

Fernando Amaral es uno de los teatreros más ocupados del ambiente. Este fin de semana, por ejemplo, se lo puede ver en El enfermo imaginario, el clásico de Moliere en versión de Sebastián Silvera Perdomo. Va en el teatro Stella D’italia, sábado a las 20.30 y domingo a las 19.00.

La semana pasada bajó de cartel, por ahora, Romeo y Julieta de bolsillo, que Amaral dirigió sobre texto de Emiliano Dionisi. Y el lunes vuelve

Doña Ramona, el texto clásico de Víctor Manuel Leites que dirige y que el año pasado agotó todas sus funciones en La Cretina, el centro cultural que regentea. Vuelve a la misma sala.

En su faceta como actor, el año pasado también agotó funciones de Vitalicios en el Teatro Victoria, Selenitas, en el Teatro Alianza y Jirafas y gorriones dirigido por Federico Guerra, su socio en La Cretina.

También ha estado en cine

(Norberto apenas tarde ) y en streaming (Porno y helado).

Sobre todo eso, Doña Ramona y otros asuntos, Amaral charló con El País.

—El año pasado no pararon de agotar en todas las obras que hicieron en La Cretina. ¿Qué público convocan?

—De todo. Viene todo el mundo e incluso la gente que está acostumbra­da a las salas más tradiciona­les salen enamoradas del lugar. Hablan de la magia del espacio, por ejemplo. Quedan muy copados.

—Sigue, por ejemplo, con El

enfermo imaginario en el

Stella...

—Hacía años que no me pasaba algo así. Fue una bomba. El año pasado bajamos la obra con 300 personas por función y ahora volvimos. Actuar siempre para un teatro lleno tan grande como el Stella fue increíble. Y es un personaje que me significó gran esfuerzo físico y me exigió mucho.

—¿Qué está buscando la gente en el teatro?

—El cine perdió en la pandemia porque la gente se empezó a acostumbra­r a las plataforma­s y a quedarse en casa. Y cuando sale quiere ir al teatro. Y está buscando la comedia, pero los dramas también agotan. Es maravillos­o ver los teatros llenos.

—Viene del teatro independie­nte. ¿Ese espíritu está vigente?

—Absolutame­nte. El espíritu del teatro independie­nte es que uno tiene que saber hacer todo. A veces lo que siento es que hay una tendencia en los alumnos de teatro —porque el mundo y la carrera del actor cambiaron— a pensar que salen de la escuela y “me llaman para un casting y quedo para una peli”. Yo vengo de otra educación teatral: hay que trabajar, hay que autogestio­narse, generar tus propios proyectos. Hoy los alumnos tienen otro norte.

—Es una obviedad, pero ese espíritu independie­nte no evita los despliegue­s de producción de Doña Ramona, por ejemplo. ¿Esa es una preocupaci­ón suya?

—Tenemos un nivel de producción que si lo ves te parece de primer mundo. El vestuario de Doña Ramona, por ejemplo, nos salió carísimo: gastamos una fortuna que no teníamos porque creemos que al público hay que darle lo mejor.

—¿Y eso es rentable?

—Nunca hice teatro pensando en eso. Y no me pongo a hacer los números. No me interesa. Uno cuando invierte, invierte. Con La Cretina hicimos lo mismo, no pensamos en cuándo íbamos a recuperar la plata. Era un espacio para nosotros, iba a poder hacer el teatro que yo quiero. Y la parte gastronómi­ca ha ido creciendo.

—¿Por qué Doña Ramona?

—Fue mi examen de egreso de actor en 1995 y me fue maravillos­amente bien y es una obra que siempre me quedó, por lo visto, en el inconscien­te. La Comedia Nacional la hizo hace como 10 años, y cuando abrimos La Cretina me senté acá y se me bajó la imagen de la última escena de la obra, y me la imaginé en este lugar. Y pensé que esta casa podría transforma­rse en la de los Fernández y Fernández, donde transcurre la obra. Y nos pusimos en eso. Fue la casa la que me inspiró.

—Y ahora vuelven en su día tradiciona­l, los lunes.

—¡Creo que eso nos ayuda! No tenemos competenci­a y si tenés ganas de ir al teatro un lunes, es lo único que hay. Más allá de eso hemos tenido un boca a boca muy bueno. La gente anda diciendo: “¡Qué buena está la Ramona!”. Y yo les digo que vengan a verla.

El lunes vuelve a La Cretina la versión de “Doña Ramona” que dirige Amaral.

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TEATRERO. Fernando Amaral es actor, director y gestor cultural.

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