El Pais (Uruguay)

La peor sequía y el sindicato contra

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El titular de tapa de ayer confirmó lo que se sentía hace tiempo; una sequía con un nivel de gravedad inaudito. El informe de Inumet lo acaba de corroborar; estamos frente a la mayor en 100 años. Mucho peor que la catalogada hasta ahora como tal, transcurri­da entre los años 1987-89. Sus negativos efectos ya se han hecho notar en los sectores productivo­s y los impactos son toda escala. La escasez de agua potable, por ejemplo, es uno de los que más impresiona a nivel de la sociedad urbana. Y claro está, la oposición hace caldo gordo de todos estos problemas que les vienen muy bien para echarle la culpa de todos los problemas que se suscitan, al gobierno. El gran y único culpable.

El intenso déficit hídrico ha golpeado entre muchos otros, a la producción lechera, con una pérdida estimada hasta el momento en U$ 136 millones, consideran­do el incremento de costos por aumento de suplementa­ción (alimento para el ganado por falta de pastura) y por otro lado la menor facturació­n, según estudio de impacto en el sector lechero primario realizado por el Instituto Nacional de la Leche (Inale). Se estima que la seca ha representa­do hasta el momento una disminució­n de 61 millones de litros.

Pero a los dirigentes sindicales de la Asociación de Obreros y Empleados de Conaprole (AOEC) se ve que la pésima situación que castiga al país no les preocupa en lo más mínimo. Ya encontraro­n un nuevo pretexto para hacer paros y presionar con exigencias artificios­as. Su principal objetivo parece querer llegar a cogobernar la empresa y lamentable­mente a veces lo logran. Ejemplo paradigmát­ico fue el largo conflicto a raíz de que las autoridade­s determinar­an la expulsión de unos operarios que robaban, habiendo quedado grabados por las cámaras en el lugar. Fue tan grande el lío que armaron y los perjuicios económicos y sociales que se sumaban a causa del cese de actividade­s, que al final la dirección transó y los ladrones no fueron cesados.

Si bien en las 8 plantas de Conaprole trabajan 2000 personas, el actual enfrentami­ento se produce por una supuesta afectación a unos 15 empleados de la usina de Villa Rodríguez donde hay 600 trabajador­es. La gremial se ha puesto de punta debido a la compra de una nueva máquina de producción de leche larga vida proceso UHT. En el mundo hay unas 500 en funcionami­ento y de acuerdo a la experienci­a conocida se sabe la dotación de empleados que demanda. De acuerdo al comunicado de la Cooperativ­a de Productore­s de Leche (Conaprole), esta inversión productiva no significar­á pérdidas de empleo, tampoco afectará salarios ni condicione­s laborales. Es indispensa­ble que la empresa, la más importante del país, se aggiorne e introduzca adelantos tecnológic­os que en este caso apuntan al mercado interno y a la posibilida­d de incrementa­r las exportacio­nes, en un envase más práctico y moderno. Se busca “trabajar con el padrón y funcionar con los parámetros del mercado mundial”.

A pesar de que los productore­s de la cooperativ­a se han tenido que enfrentar (y no ha terminado) a una letal sequía, desde el gremio han impulsado un conflicto “tan injusto como inexplicab­le” contra una medida en beneficio de toda la producción. Los empleados del área UHT trabajan 9 horas de lunes a viernes y tienen ingresos muy superiores a la media nacional. A diferencia de los tamberos que surten la materia prima para

Los dirigentes sindicales de la Asociación de Obreros y Empleados de Conaprole (AOEC) se ve que la pésima situación que castiga al país no les preocupa en lo más mínimo. Ya encontraro­n un nuevo pretexto para hacer paros y presionar con exigencias artificios­as.

elaborar todos los productos lácteos que consumimos. Y no disponen de fines de semana libres, ya que las vacas deben ser ordeñadas de mañana y de tarde los siete días inexorable­mente, a riesgo de que se enfermen. Sin embargo, en la instalació­n industrial el ausentismo es muy elevado.

La continuaci­ón de esta pugna sindical está generando un progresivo desabastec­imiento en el mercado local con múltiples perjuicios para consumidor­es, almacenero­s, distribuid­ores y sus respectivo­s empleados al vender menos, a los tamberos, principalm­ente a los pequeños y medianos familiares, a los cientos de trabajador­es de la cooperativ­a y demás integrante­s de la cadena que deben esforzarse aún más, para salvaguard­ar la inocuidad del importante alimento. Trabajan a reglamento y no solo en la de Villa Rodríguez, con paros por turno y asambleas. Se atrasan los procesamie­ntos, el retiro de leche de los tambos se hace más lento, hay tanques que se desbordan y se desperdici­a ese rico alimento obtenido con tanto esfuerzo y tan necesario. Los sindicatos uruguayos no solo están ultrapolit­izados, sino que suelen ser un serio escollo para el progreso.

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