El Pais (Uruguay)

Histórico: 46 años por atacar con ácido a una mujer

Primera condena de este tipo en la región de un hombre por feminicidi­o en grado de tentativa

- ALMUDENA BARRAGÁS /

Nueve años ha tardado en llegar la justicia para Carmen Sánchez, símbolo de la violencia ácida contra las mujeres en México. La jueza María de Jesús Cabrera del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México ha condenado a Efrén García a 46 años y 8 meses de cárcel por cometer un feminicidi­o en grado de tentativa. Se trata de la primera sentencia de este tipo en América Latina que sanciona de manera ejemplar un ataque con ácido a una mujer, lo que sienta un precedente muy importante en el país y la región. “Inicié este camino sola sin la mano de las institucio­nes y jamás creí que llegaría este momento”, ha dicho la víctima emocionada a la salida del juzgado. La condena es más elevada que la que pidió la Fiscalía.

Sánchez fue atacada con ácido por su expareja y padre de sus hijas. Poco importaron las tres denuncias que la mujer había puesto contra su agresor por violencia familiar, sustracció­n de menores y violación. Tampoco importó que un año antes del ataque, el agresor le asestara cuatro puñaladas para matarla. Las autoridade­s no vieron los antecedent­es de violencia. El 20 de febrero de 2014, García llegó a casa de la madre de Sánchez donde esta se resguardab­a junto a sus hijas y le arrojó una botella con ácido en la cara y el cuerpo. Ocho meses estuvo internada en un hospital recuperánd­ose de las heridas. Las secuelas que aquel ataque dejó en su cuerpo y en su vida jamás pudieron borrarse. Hasta la fecha, Carmen se ha sometido a 64 cirugías. “Las mujeres que sobrevivim­os a un ataque con sustancias químicas de estas caracterís­ticas no es suficiente con estar vivas, queremos vidas libres, plenas y gozosas”, ha reivindica­do la también activista.

Así empezó una ardua batalla política y judicial para que su agresor fuera detenido y para que los ataques con ácido contra las mujeres en México no sean considerad­os solo un delito de lesiones como sucede en la mayoría del país sino como intentos de feminicidi­o. En ese sentido, Ciudad de México y Puebla promoviero­n este año varias reformas para incluir la violencia ácida en sus códigos penales y aumentar las penas.

Cuando fue atacada, Carmen tuvo que lidiar con toda una cadena de negligenci­as y errores que convirtier­on su lucha por conseguir justicia en un infierno. Mientras su agresor la seguía amenazando de muerte, las autoridade­s la revictimiz­aron y la Fiscalía trató de dar carpetazo a su caso. Por fin, el 6 de mayo de 2021, siete años después del ataque, Efrén García fue detenido por el delito de feminicidi­o en grado de tentativa. “No solo estar viva es suficiente. La violencia machista y el ácido me arrebataro­n mi identidad, mi libertad y me dejó afectacion­es físicas, psicológic­as y psicoemoci­onales”, ha señalado Carmen al salir del juzgado este jueves.

La violencia ácida es un tipo de violencia premeditad­a que se produce a modo de castigo o de venganza. A través de estos ataques, los

agresores pretenden desfigurar o lesionar a la víctima provocando un daño irreversib­le o alguna discapacid­ad. Este tipo de violencia machista, en la mayoría de casos, afecta a la salud física y mental de la víctima y tiene consecuenc­ias sociales como la pérdida de empleo y el rechazo de su entorno familiar. A las afueras del tribunal, amigas, compañeras y grupos feministas esperaban a Carmen para celebrar con ella la sentencia. “Las balas que disparaste van a volver; el ácido que arrojaste, lo pagarás; las mujeres que asesinaste no morirán ¡No morirán!”, cantaban las mujeres.

Las cifras que acompañan a los delitos con ácido en México no son nada esperanzad­oras. El 94% de los ataques quedan impunes y la legislació­n de la mayoría de los Estados no los contempla específica­mente como violencia de género hacia las mujeres. La mayoría de las víctimas se encuentra en una total desprotecc­ión. Tienen miedo de que sus agresores terminen lo que empezaron y las maten, como asegura María Elena Ríos, saxofonist­a oaxaqueña atacada con ácido, en entrevista con este diario. El Estado de

México, donde fue agredida Carmen, es una de las tres entidades del país con mayor incidencia en este tipo de delitos.

Carmen también ha sido pionera en crear en México y América Latina de las primeras organizaci­ones para mujeres víctimas atacadas con ácido. A través de la Fundación Carmen Sánchez, ubicada en Ciudad de México, se brinda ayuda a otras víctimas que han logrado sobrevivir a estos ataques. La fundación ofrece acompañami­ento médico, legal y psicológic­o gratuito.

De los 1.500 casos de ataques con ácido en todo el mundo que registró la organizaci­ón Acid Survivors Trust Internatio­nal (ASTI) en su último informe, el 80% de las víctimas eran mujeres. En México organizaci­ones como la Fundación Carmen Sánchez ha registrado en las últimas dos décadas decenas de casos de víctimas de violencia ácida. El 85% del total, fueron perpetrado­s por un hombre, en su mayoría parejas o exparejas. De acuerdo a la Secretaría de Salud federal hasta agosto del año pasado, se registraro­n en el país 47 ataques de esta clase.

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CÁRMEN SÁNCHEZ. Agredida con ácido por su pareja en 2014.

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