¿En qué casos existe realmente una coalición de gobierno?
“Lo primero es definir qué entendemos por una coalición”, dice a El País Jorge Lanzaro, profesor emérito de Ciencia Política, y opina que en ciencia política “hay una tendencia a llamarle coaliciones a cosas que en realidad no lo son, sino que más bien son sistemas de compromiso, gobiernos con apoyos puntuales sobre políticas específicas”. En ese sentido, tener “compromiso de gobierno es un comportamiento cercano a la coalición y a veces es difícil diferenciar”, advierte.
A su juicio, para que sea una coalición, debe haber “un acuerdo para gobernar en conjunto con los socios, con participación de los ministros y responsabilidades políticas”. Si no, “pueden ser solo apoyos sostenidos en el tiempo, acuerdos de gobernabilidad para darle estabilidad a gobiernos sin mayorías parlamentarias sólidas”. Para Lanzaro, un gobierno como el actual donde el presidente Luis Lacalle Pou negocia por separado con cada socio, y no existe un ámbito colectivo, no es una coalición real, sino más bien “un gobierno de compromiso donde el presidente funciona como pívot y tiene la batuta”.
¿Entonces, con esa definición, hubo coaliciones reales en Uruguay? “Sí, hubo. En el segundo gobierno de (Julio María) Sanguinetti efectivamente la hubo, esa fue la más sólida”, responde Lanzaro.
Y explica que en otros países, como Brasil, hay gobiernos presidenciales con coaliciones “muy firmes y frecuentes desde hace décadas”. Eso sin mencionar, claro, los regímenes parlamentarios, como los de Europa, donde la coalición es la norma para gobernar.