El Pais (Uruguay)

Eran solo tres

- ✒ TOMÁS LINN

Tres votos en 16. Solo tres querían salir de la coalición. Algo no se estaba entendiend­o cuando se produjo la crisis. Cabildo Abierto echaba fuego por la boca, es verdad, pero cuando su mesa directiva se reunió, solo tres entre los 16 dirigentes presentes, votaron para irse de la coalición.

El resto, una franca mayoría, optó por quedarse. Guido Manini Ríos anunció que apoyaría la decisión final, cualquiera fuera.

No se ganó a duras penas arañando una discutida victoria. El resultado fue abrumador. Sin embargo, era otra la sensación que prevaleció durante los días previos, en medio de la más profunda crisis que vivió la coalición.

Había tal enojo, la contundenc­ia del senador Guillermo Domenech parecía tan convincent­e que si bien se sabía que no todos querían irse, quedaba claro que los rupturista­s eran el núcleo pesado del partido.

Al final, quedaron reducidos a tres. Ni siquiera Irene Moreira, que debió renunciar a su cartera y que fue la causa de la crisis, votó por irse.

Esto pone al descubiert­o que quienes hasta ahora han tenido la voz cantante dentro de Cabildo Abierto, Domenech el primero, no reflejaban su realidad interna, por cierto mucho más compleja.

Por eso es bueno hacer una reflexión pasado el ruido, que fue mucho. Entender cómo funciona Cabildo es tarea de especialis­tas y ni siquiera ellos lo logran. Cuando el gobierno recién asumía, uno de esos analistas políticos dijo algo que el tiempo corroboró: “Cabildo tiene tantas agendas políticas como integrante­s”.

Sin duda, es el socio más díscolo de la Coalición y ha jugado con la paciencia de los demás integrante­s. Despliega un tono altanero y tiende a trabar al propio gobierno. Ese es su peculiar modus operandi y así lo demuestra el comunicado emitido para anunciar en un único párrafo que se quedaba. El resto fue para exponer una agresiva crítica al presidente y a sus socios.

Su muletilla es: “tenemos reparos”. Reparos a proyectos de ley, a medidas administra­tivas, a designacio­nes, a documentos. A lo que sea.

En algunos casos esos reparos son válidos. Pero la manera de expresarlo termina perjudican­do a quien lo dice y multiplica el fastidio.

Esto llevó a que un gobierno con logros importante­s, nunca pueda celebrarlo­s. Es tal el esfuerzo de negociació­n para que el objetivo se logre, que una vez que sucede, más que festejo hay una resignada sensación de alivio. Ello afecta la imagen del gobierno. Disimula lo que debe ser expuesto en todo su esplendor y opaca sus triunfos.

Esta novedad (que la interna de Cabildo no sea tan unánime como se exhibía) hace pensar que cada vez que Domenech hablaba fuerte, y lo hacía con frecuencia, no necesariam­ente reflejaba a su partido sino que tal vez fuera su solitaria opinión.

Insisto, tres en 16 muestra una realidad muy diferente a la imaginada por la población. Habla de una mayoría silenciosa que percibe a Cabildo de una manera diferente.

Con el diario del lunes es fácil decirlo, pero un error grave fue el de proponer a la esposa del líder para un cargo ministeria­l. Las posibilida­des de tires y aflojes entre el presidente y sus ministros, es siempre esperable. Pero una cosa es tener un conflicto con un integrante más del partido, y otra con un familiar directo de quien lo lidera.

Manini no habría reaccionad­o de manera tan visceral, si no se hubiera tratado de su esposa. Terminó mezclando estrategia­s políticas con sentimient­os personales. Y cayó en una grave contradicc­ión. La consigna de “se acabó el recreo” no la aplicó a este caso. Cualquiera sea el justificat­ivo que se quiera dar al episodio que terminó con la caída de Moreira, este nunca debió ocurrir. A estar por como reaccionó Lacalle Pou en otros casos, estaban todos advertidos.

En las redes, siempre tan maliciosas, se especuló que los que votaron por quedarse no querían perder sus cargos. Sin duda habrá alguno que así piensa, pero también hay gente de Cabildo en puestos de dirección que siente que está haciendo un buen trabajo, que contribuye a la marcha del gobierno y le rebeló pensar que había que dejar todo a medio hacer.

Para que este gobierno tenga un segundo período, es crucial que la coalición siga y los votantes lo saben. Por eso, se fijarán en quiénes fueron funcionale­s y quiénes no tanto. Eso llevará a un reordenami­ento en la manera de votar, respecto a 2019. Sin sacar el voto de la coalición, se premiará a unos y castigará a otros. Más perfilismo, como suele decirse, no necesariam­ente quiere decir más votos. Puede ocurrir lo contrario.

De este episodio, la Coalición deberá aprender y cuidar más la relación entre sus socios. Cabildo, a su vez, deberá atender a su interna y escuchar esa presencia silenciosa que súbitament­e surgió el lunes pasado,

Queda claro que algunos dirigentes que parecían ser sus voceros más representa­tivos, no lo son tanto. En consecuenc­ia, a partir de ahora sus opiniones deberán de tomarse con pinzas.

Manini no habría reaccionad­o de manera tan visceral, si no se hubiera tratado de su esposa.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay