Reforma jubilatoria
Un Conejo Blanco | Montevideo
@| Finalmente, aunque con esfuerzo y concesiones, la “reforma jubilatoria” salió votada. Estudiada durante más de dos años (inmediata a la LUC) y discutida con más de 70 organizaciones civiles que dieron su aporte opinando en defensa de sus intereses, consensuando con los partidos de la coalición, sin el aporte del FA como partido mayoritario en el espectro político y el Pit-cnt como central obrera, aglutinante de decenas de sindicatos, esta ley de enorme “interés nacional’’ fue votada con las mayorías republicanas que toda ley requiere.
No contó a pesar de su enorme importancia e impostergable necesidad y no participó en su discusión y/o redacción, ningún representante de la oposición político-sindical; quienes en una actitud de hipocresía política incalificable prefirieron denostar con mentiras y falsedades la irrefutable demostración de valentía y dignidad de la coalición al proponer y llevar adelante esta ley.
Era imperioso que algún gobierno tomase este quemante tema en sus manos y lo plantease como prioritario y así lo entendió la coalición, incluyéndolo en su “plan de gobierno”. Nombrada una comisión especial integrada por connotados técnicos especializados, discutido hasta el hartazgo, fue finalmente llevado a estudio de las cámaras a pesar de la resistencia y riesgo político que podría generar.
El FA, autoproclamado defensor de los trabajadores, supo siempre de su importancia y tuvo, sin excusas, 15 años para actualizar una ley que regía desde 1914. Pero, en una actitud mezquina y antidemocrática prefirió dejarle el fardo al gobierno que viniese y, seguramente, si hubiesen conservado el poder que perdieron en las urnas esta reforma imprescindible aún estaría durmiendo en algún cajón.
Finalmente, la valentía de una conjunción de partidos y políticos éticamente responsables lograron llevar a buen puerto y transformar en ley un tema trascendente para el futuro de los trabajadores y la economía del Estado; marcando un hito histórico contra la cerrada oposición que, desde hace años, proclamó que era urgente e impostergable para beneficio de los trabajadores. Y hoy, deberán tener las agallas para poder decirles que no participaron ni dieron aporte alguno para su concreción.
Una etapa ha terminado y su objetivo ha sido logrado. La ley es buena, así como también mejorable, sin dudas. Y los próximos gobiernos podrán estudiarlo y proponerlo. Pero este paso que se ha dado hoy es una sensible mejora respecto al sistema que regía.
El gobierno de coalición ha dado otra muestra de civismo, legislando con coraje contra el embate inconformista del conglomerado populista.