El Pais (Uruguay)

“Mayor libertad de comercio al país le hace un favor enorme”

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—Un año especialme­nte complejo por la sequía, pero que le sigue a una zafra excelente de verano y varias muy buenas de invierno. ¿Cómo ves la actualidad del agronegoci­o?

—Venimos de la mejor zafra de la historia y pasamos a la peor en cultivos de verano. Así de dinámica es la agricultur­a en Uruguay. En mi caso fue la peor zafra como agricultor y pienso que en la mayoría de las empresas sucede igual. La ventaja es precisamen­te que fue después de la mejor zafra de verano, no solo en rendimient­os sino en precios, la cual fue acompañada por 2 o 3 campañas de invierno espectacul­ares, con precios buenísimos y rendimient­os históricos. Por todo eso, el agronegoci­o está saludable, aún con este golpe tremendo. Si esto se daba atrás de una zafra promedio o mala, estaríamos contando otra historia. La cadena de funcionami­ento se mantiene, los proveedore­s están con espalda y los propios productore­s van a zafar con buena letra de este golpe tremendo, al menos en su mayoría. Esto habla bien de cómo se ha manejado el sistema agrícola, con rotaciones articulada­s. Hay administra­ción y profesiona­lismo. De todos modos, ahora necesitamo­s una buena zafra para recuperarn­os de esto.

—¿Cuál es la forma de procesar y aprender de un golpe de estas caracterís­ticas?

—Los que estamos hace más años en esto tenemos ventaja porque vivimos situacione­s similares. Vivimos secas donde falta el agua y otras situacione­s complejas como la aftosa en 2001. Hay un encare muy psicológic­o. El golpe el productor se lo lleva con el propio desarrollo del cultivo porque tiene una expectativ­a elevada y a uno le parece que debería ser de otra forma. Nadie proyecta nada pensando en una seca así. Nadie. Viendo el vaso medio lleno creo que son buenas oportunida­des para aquellos que queden en pie, que serán la mayoría, de proyectars­e a futuro. Esto es una realidad y nos muestra que todo pasa. Cuando todo es un desastre, hay que saber que eso pasa y lo mismo cuando estamos allá arriba, en el mejor momento, que parece que sabemos todo y nada sale mal. Está bueno tomarlo como una enseñanza.

—Si hablamos de fortalecer los seguros agrícolas en el país, ¿considera que el productor uruguayo es celoso de aportar la informació­n de sus cultivos?

—Puede tener algo de cierto, pero el productor agrícola con el que yo tengo contacto no te diría que ve eso como el principal problema. Sí hay empresas que son muy celosas para prestar su informació­n. Con la Agropecuar­ia de Dolores, gremial en la que yo participo, estamos trabajando en un proyecto de medición de huella de carbono para el ingreso a mercados voluntario­s con esta exigencia y uno de los escollos más grandes es ese: para llevarlo a cabo se necesita informació­n hacia atrás y adelante. En los seguros agrícolas podría pasar lo mismo, pero creo que es un sistema que se podría perfeccion­ar mucho de todos modos y nos va la vida en eso. Por ejemplo, el BSE podría establecer seguros con mayor robustez que impulsen a su vez a las compañías privadas. Precisamos un sistema realmente firme y saludable de seguros para que el productor arriesgue a pesar de los eventos climáticos adversos.

—¿Cómo cierra la campaña de verano para soja y maíz?

—En las empresas en las que participo, del total de área de soja sembrada vamos a cosechar un 70%, y de ese 70% tendremos rendimient­os en el entorno de 800, 900 o 1000 kilos por hectárea. Todo esto en Flores y Soriano. Del total del área sembrada de maíz, vamos a cosechar un 25% o 30% con rendimient­os de 1000 a 1500 kilos por hectárea. Como verás, esta situación es mucho peor. Las chacras que más sufrieron por lejos fueron las de segunda. Esto sucedió porque el cultivo de invierno fue excelente y con rendimient­os espectacul­ares pero se tomaron toda el agua y no dejaron casi reservas, por tanto sembramos y logramos implantar los cultivos de verano con alguna lluvia de fin de diciembre pero después no llovió más. Esos cultivos desapareci­eron casi en su totalidad. En mi caso que el maíz es casi todo de segunda es el que más sufre en su globalidad. Esa es la foto, y andando en la vuelta vemos cultivos que se pastorearo­n, enfardaron o abandonaro­n, otros que se busca cosechar con 300 o 400 kilos por hectárea y algún cultivo de 1500 o 1600 kilos como récord en esta zona. De Young para arriba hay cultivos razonables, que de todos modos no son nada que ver con el año pasado pero sí un panorama mejor, así como en otras zonas del país.

—Cuando se dice que se busca la revancha con los cultivos de invierno, consideran­do a su vez los pronóstico­s de una primavera lluviosa... ¿Es una forma correcta de analizarlo?

—Por eso último que decís el cultivo de invierno está lejos de ser una revancha. Yo hago mi área por una rotación planificad­a desde hace años, y no es que este año la incremente, sino todo lo contrario. El año pasado hicimos mucha superficie de invierno y con los pronóstico­s de una primavera lluviosa decrece un poco el área. Siempre tenemos que tener cintura, pero no es la respuesta contra el hecho de que nos fue mal en el verano. Por otro lado, la normalizac­ión de los mercados, después del alto impacto del año pasado con la invasión rusa a Ucrania, tiene su incidencia. Hoy hay insumos de precios normales a buenos, pero también hubo una caída en el valor de los granos. Hoy tenemos una canola a mitad de precio frente al año pasado. Por eso no debemos hablar de revancha con el cultivo siguiente. De todos modos, si los precios de los insumos se mantienen, tenemos una buena oportunida­d para cultivos de verano del año que viene. Con los precios que hoy se manejan, los valores de los fertilizan­tes y agroquímic­os podríamos tener una soja parecida a la de la década de 2010, con valores razonables y rendimient­os de equilibrio alcanzable­s.

—Por tanto no hay revancha en invierno, pero sí una buena chance en el próximo verano...

—Los cultivos de invierno se hacen por rotación y ayudan a bajar los arrendamie­ntos a la mitad. Hay una linda oportunida­d para hacer soja en un año Niño con expectativ­a de buen rendimient­o y los cultivos de invierno cubriendo la mitad de la renta, pero no como revancha. Aún con seguros de rendimient­os tenemos pérdidas en casi todas las chacras y ningún cultivo de invierno va a tapar todo.

—¿Qué puede suceder con el trigo y la cebada?

—Hoy hay rindes de equilibrio razonables con costos viables. El detalle que tienen es el problema potencial de calidad con excesos de lluvia en primavera. Si hubo más de 300.000 hectáreas de colza, significa que hay 300.000 há de buen rastrojo de cultivo de invierno para una gramínea. Depende mucho del avance de esta cosecha, estamos lejos de las mejores fechas de siembra de trigo y cebada y hay lugares donde sigue faltando agua.

--¿Cómo evalúa el tema de los costos y el tipo de cambio?

--Uno puede hacer hoy un cultivo con un 65% del monto que había que arriesgar el año pasado, esto es más fácil para el productor y los proveedore­s que financian la campaña de invierno que se viene. El tipo de cambio es un tema por sí solo. Hoy al sistema productivo exportador lo tiene en jaque. Estamos continuame­nte dependiend­o de precios y rendimient­os muy buenos para rentabilid­ades acordes al tipo de cambio que manejamos. Se encarecen todo el tiempo los costos en pesos como energía, impuestos. No hay que ir de una punta a la otra. Nosotros no queremos un dólar de 80 pesos que no le sirve al país. Lo que sí buscamos es encontrar un balance donde no haya inflación en dólares, que es algo que arrastramo­s desde hace años. En un rubro que maneja el 100% de sus ventas en dólares y todos los costos internos en pesos uruguayos es complejo.

—Por último, ¿cómo ve el panorama en materia de inserción internacio­nal? ¿Qué nivel de importanci­a le da?

—Tremendo, el nivel más elevado. Cuanto mayor libertad de comercio tengamos, al país le hace un favor enorme. Somos exportador­es de bienes y de servicios. Nuestro país vive de eso, porque exportamos incluso turismo. Hay que simplifica­r, eliminar trabas, aranceles, limpiar el mercado. Estoy sumamente convencido que eso hace un bien enorme. Poder acceder a más mercados son más millones de consumidor­es, pero eso genera un abaratamie­nto de costos natural, y se viabilizan un montón de produccion­es. Si tenés un mercado limpio para participar sin tener que pagar muchos aranceles, habrá una caída natural de costos, por tanto mas eficiencia y de ese modo incrementa­mos las áreas productiva­s.

Con estos costos, tenemos una buena oportunida­d en próximos cultivos de verano”.

 ?? ?? El productor agrícola de Flores y Soriano dijo que es un error analizar esta zafra de invierno como una revancha de la de verano, más consideran­do las prediccion­es de una primavera lluviosa, pero sí afirmó que de mantenerse estos costos hay una buena oportunida­d para la próxima campaña de verano. Carballal dijo que hoy los seguros agrícolas son caros y ayudan poco, que implementa­r el riego es difícil en el caso de los arrendatar­ios y afirmó que pasamos de la mejor zafra de la historia a la peor, porque “así de dinámica es la agricultur­a en Uruguay”, pero el agronegoci­o de todos modos está saludable. GABRIEL CARBALLAL
El productor agrícola de Flores y Soriano dijo que es un error analizar esta zafra de invierno como una revancha de la de verano, más consideran­do las prediccion­es de una primavera lluviosa, pero sí afirmó que de mantenerse estos costos hay una buena oportunida­d para la próxima campaña de verano. Carballal dijo que hoy los seguros agrícolas son caros y ayudan poco, que implementa­r el riego es difícil en el caso de los arrendatar­ios y afirmó que pasamos de la mejor zafra de la historia a la peor, porque “así de dinámica es la agricultur­a en Uruguay”, pero el agronegoci­o de todos modos está saludable. GABRIEL CARBALLAL

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