Agua para su molino
La crisis que vive el país a raíz de la sequía más importante de la historia registrada ha despertado los mejores instintos de la población a partir de la toma de conciencia del problema, así como los peores de la oposición que como ha sido su costumbre desde 2020 se dedica a medrar con las desgracias públicas con un entusiasmo digno de mejor causa. Tanto Carolina Cosse como Yamandú Orsi han planteado medidas absurdas, así como críticas ridículas a lo actuado por el actual gobierno que es víctima de la desidia de las administraciones anteriores.
En natural que ante un episodio complejo, como el que estamos atravesando, en que se agotan progresivamente las reservas de agua potable y se han debido tomar medidas poco simpáticas, como aceptar una mayor cantidad de sal, se responsabilice al gobierno de turno. Pero un análisis serio debe ir más allá del griterío irresponsable del FA-PIT y sus medidas sin sentido y sus llamados a protestas inconducentes.
En primer lugar, es evidente desde todo punto de vista que la administración actual, que asumió en marzo de 2020 con la sequía en curso, aunque hubiera comenzado desde el primer día las obras necesarias para hacer frente a la situación no hubiera llegado a tiempo. Cualquiera de los proyectos que se han discutido hubiera llevado más tiempo de ejecución que el tiempo que va de gobierno, a lo que se suma que no hubiera llovido lo suficiente para cargar el agua necesaria, por lo que las acusaciones en este sentido son de una supina ignorancia o de una mala fe inconmensurable.
En segundo lugar, es absolutamente falso que el gobierno anterior dejó un proyecto pronto para ser ejecutado y financiado. No solo es falso, es una excusa que un niño de primer año escolar puede entender perfectamente que es un disparate gigantesco. Carpetas con proyectos existen cientos, es más, proyectos para lidiar con el tema del agua en nuestro país existen desde la década del setenta del siglo pasado; como ha quedado expuesto en estos días, nada aportaba la carpeta que Vázquez le dejó a Lacalle Pou. Y luego, es de una deshonestidad gigantesca afirmar, como ha hecho el economista Bergara, que el proyecto tenía financiamiento. La posibilidad de endeudarse para llevar adelante el proyecto no es tener financiamiento, más aún, a Uruguay le resulta más barato emitir deuda que tomar créditos con organismos internacionales, por lo que es directamente una tomadura de pelo que un economista maneje ese argumento. Una verdadera chantada, y nos quedamos cortos.
En tercer lugar, estamos ante un típico tema que requiere una planificación de largo plazo y queda en evidencia que el Frente Amplio, como en tantos asuntos discutió durante años proyectos que no solo no llevó adelante, sino que le dijo al gobierno actual que debía encargarse porque su inutilidad le impidió llevarlos adelante. Lo cierto es que en tiempos de bonanza económica, en que el gasto público se duplicó en términos reales y en que la deuda pública creció sideralmente, hubiera sido sencillo llevar adelante algunos de los proyectos que estuvieron en discusión. El problema es que se tuvieron otras prioridades políticas y se decidió retacear la inversión de OSE, poco visible a la vista del público para darle esos recursos al Antel Arena. Cosse debería llamarse a silencio en este tema porque es una de las grandes responsables de que no tengamos la infraestructura que necesitamos por su
Cualquiera de los proyectos que se han discutido hubiera llevado más tiempo de ejecución que el tiempo que va de gobierno, a lo que se suma que no hubiera llovido lo suficiente para cargarlos.
megalomanía ilegal y manirrota. Si algún día la Fiscalía procede con los casos que involucran a jerarcas del Frente Amplio con una velocidad que demuestre menos intencionalidad política que la actual, se sabrá que hay detrás de esta maniobra.
En cuarto lugar, el gobierno de Lacalle Pou efectivamente ha puesto en marcha un proyecto que garantiza la provisión de agua potable para el área metropolitana del país, con la seriedad y el profesionalismo que es debido. Los próximos gobiernos no deberán enfrentar este tipo de problemas gracias a que existe hoy una administración que piensa en términos nacionales antes que partidarios, dejando más en evidencia el desquicio frentista.
Finalmente, los más afectados por la inoperancia, irresponsabilidad y falta de previsión del Frente Amplio son los montevideanos y los canarios, los principales feudos electorales de esa fuerza política. ¿Servirá este penoso episodio para que vean que la maquinaria electoral y sindical del FA-PIT es solo un proyecto de poder de espalda a los verdaderos intereses de la población? En ese caso, al menos esta crisis que atravesamos tendrá una lección valiosa.