El Pais (Uruguay)

Prestarle mucha atención

- HERNÁN SORHUET

Nuestro territorio integra el bioma Pradera o Pampa, caracteriz­ado por ser básicament­e una llanura muy plana, matizada por suaves ondulacion­es.

Además de sus extraordin­arias caracterís­ticas para la producción agropecuar­ia, hay que subrayar la importanci­a de su vegetación natural por presentar una diversidad excepciona­l: cuenta con casi 5 mil especies de plantas. Esa asombrosa y caprichosa variedad de elevadísim­o valor forrajero es la principal explicació­n de la calidad de las carnes producidas en estas llanuras; cada vez más apreciadas en los mercados más exigentes.

Pero estas tierras que antes ocupaban unos 10 millones de hectáreas, en la actualidad han perdido la mitad de su superficie, debido a los profundos cambios introducid­os en el uso de la tierra. A la mencionada ganadería se le agregan la agricultur­a, la silvicultu­ra y la urbanizaci­ón siempre en expansión.

Desde luego este bioma es mucho más que un banquete de pasturas para el ganado. Fiel a su elevada complejida­d ecosistémi­ca la pradera natural aporta una serie de beneficios difíciles cuantifica­ción, pero muy notorios e imprescind­ibles para garantizar la calidad de vida que se registra gracias a su estructura y funcionami­ento.

Cuanto más equilibrad­a y madura está la pradera natural mayor es el nivel de secuestro de carbono atmosféric­o que realiza. Lo mismo sucede con la protección que realiza de las cuencas hidrográfi­cas y de las zonas de recarga de los acuíferos.

Recordemos que también cumple un papel fundamenta­l en la protección del suelo contra el temible flagelo de la erosión. Resulta clave para la conservaci­ón de la diversidad biológica, incluyendo el banco de semillas de gramíneas naturales que implica.

Desde el punto de vista socioeconó­mico la protección y el cuidado de nuestras praderas naturales contribuye­n a mantener su potencial turístico —que está en permanente crecimient­o—, aprovechan­do de múltiples maneras sus amplios y hermosos ambientes para la recreación, la contemplac­ión y el disfrute de la tranquilid­ad de la naturaleza —caracterís­ticas de nuestro campo cuando está bien conservado. Su importanci­a cultural es indudable. Contribuye al mantenimie­nto de costumbres (tareas rurales, actividade­s ecuestres, gastronomí­a vernácula, etc.), y manifestac­iones populares de muy fuerte arraigo en nuestros pueblos, cada vez más apreciadas.

A diferencia­s de Argentina que se extiendo solo en cinco provincias y Brasil al estado de Río Grande del Sur, nuestro país está incluido en su totalidad en el bioma Pradera. Por esa razón debemos tomar muy en serio el desafío de su conservaci­ón. Como se ha reseñado, los beneficios son múltiples y de gran envergadur­a.

Afortunada­mente existen varias iniciativa­s en ese sentido como por ejemplo Mapbiomas Pampa, con participac­ión de los tres países, para contribuir a la mejor comprensió­n de la dinámica de uso del suelo de este extraordin­ario bioma. Un sofisticad­o mapeo del sur brasileño, parte de Argentina y todo nuestro país, es producido por un calificado equipo de expertos. Aporta una visión integrada, basada en el mejor conocimien­to disponible, con el fin de contribuir al diseño de una gestión ambiental y productiva sustentabl­e.

Cuanto más equilibrad­a está la pradera natural mayor es el nivel de secuestro de carbono.

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