El Pais (Uruguay)

Que sirva para despertar

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Es probable que a fin de año un nuevo gobierno argentino, del partido que sea, sincere el tipo de cambio. Un tipo de cambio único estaría en “el medio” del oficial y el “blue”, lo cual reduciría la brecha cambiaria entre Uruguay y Argentina por dos vías. Primero por el salto de precios allende el Plata que implicaría un tipo de cambio oficial mayor; segundo por la menor cantidad de pesos argentinos que recibiríam­os los uruguayos por cada dólar cuando cruzamos el río.

En otras palabras, Argentina está tanto más barata que nosotros por razones estructura­les (es un país estancado hace más de una década), pero también por elementos de política económica bien concretos que distorsion­an la relación cambiaria bilateral. En concreto, la enorme mayoría de los precios en la vecina orilla están fijados consideran­do el “valor del dólar” oficial que está muy bajo, pero a los uruguayos “nos pagan” el dólar blue cuando vamos, que está por encima del “de equilibrio”.

La sumatoria de este “doble subsidio” hace que nos resulte tan barato visitar a nuestro hermano mayor. Estas distorsion­es absurdas, es muy probable que se reviertan en un mediano plazo. Con esto se aliviaría una parte del enorme problema que hoy sufre todo el comercio formal, en especial el del litoral de nuestro país.

De todos modos no hay que ser autocompla­cientes, el agravamien­to del problema coyuntural no puede taparnos el problema estructura­l que tiene este país en cuanto a su nivel de precios. Contra Argentina estamos absurdamen­te caros más “por culpa” de ellos que nuestra, pero Uruguay tiene bienes transables de primera necesidad que son caros casi que contra cualquier país del mundo, y eso no tiene ningún fundamento macroeconó­mico.

Esta situación bilateral tan adversa con Argentina debería servirnos para prender las alarmas y poner en marcha reformas pendientes. Argentina es ridícula e insostenib­lemente barata para los uruguayos, pero esto solo agrava y deja al desnudo el problema de nivel de precios que Uruguay tiene estructura­lmente.

Este diagnóstic­o está cada vez más aceptado, si damos por buena la idea de que Uruguay es caro resta explicar las razones. Desde el CED venimos trabajando desde hace meses en este tema sobre la hipótesis de que en Uruguay tenemos un problema fenomenal de competenci­a. Muchos mercados (el de las frutas y verduras, el de los productos de higiene personal, el de los combustibl­es y tantos otros) son controlado­s por pocas empresas y que tienen barreras al ingreso de nuevos jugadores. En otras palabras muchos mercados oligopólic­os con restriccio­nes a la competenci­a. Trabajar sobre esto tiene un enorme potencial sobre la competitiv­idad del país, y sobre el bienestar de la sociedad; claro implica pisar callos a unos cuantos.

Si hay algo bueno de la enorme problemáti­ca del agua que estamos atravesand­o es que parece estar despertand­o a muchos que negaban o ignoraban el problema. De golpe, algunos que hace pocos años decían que esto no sería un problema por muchos años, concuerdan en la necesidad de abordarlos de forma grave y urgente. Así como la sequía nos concientiz­a sobre los problemas estructura­les con el agua, los desajustes argentinos deberían activar las reformas para un Uruguay más barato.

Esta situación tan adversa con Argentina debería servirnos para prender las alarmas.

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