Claves para el manejo de las emociones
Reconocer y aceptar lo que sentimos es el primer paso para gestionar cómo actuar
El manejo de las emociones se encuentra dentro de una lista que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció en el año 1999, en la que menciona un conjunto de herramientas fundamentales para alcanzar y mantener un estilo de vida saludable.
Las emociones tienen una función adaptativa y nos permiten responder de una forma determinada ante diversas circunstancias, por eso es muy importante aprender a gestionarlas.
Es fundamental saber que no se trata de reprimir lo que sentimos, sino de aprender a reconocer lo que nos pasa y saber qué hacer en esos momentos en los que experimentamos emociones negativas.
EMOCIONES NEGATIVAS. Las emociones negativas básicas son la tristeza, el asco, el miedo y la ira. Por otro lado, también están las emociones negativas secundarias o sentimientos negativo, como la soledad, la desesperación, la culpa, la indiferencia, la apatía y lamentablemente un largo etcétera.
Estas emociones pueden tener un impacto dañino en nuestra salud mental y física si no somos capaz de controlarlas. Si dejamos que nuestras emociones negativas dominen el comportamiento, podemos tomar malas decisiones y sufrir pérdidas a largo plazo.
El autocontrol nos permite planificar acciones y dirigir la atención hacia temas positivos. Como consecuencia, nuestros vínculos, trabajo y cada aspecto de la vida resultarán beneficiados.
Aquí comparto una técnica que incluye tres pasos para manejar nuestras emociones menos agradables de una forma constructiva.
1. ACEPTAR. Seguramente podemos distinguir fácilmente entre la alegría y la tristeza pero, ¿somos realmente capaces de identificar si nuestro enojo se debe a que sentimos frustración o percibimos una amenaza? Al reconocer la emoción, hay que seguir con las preguntas: ¿la aceptamos o la reprimimos?
Para gestionar nuestras emociones negativas es necesario que seamos capaces de identificar el amplio espectro de estados emocionales que somos capaces de experimentar, y debemos hacerlo sin juzgarnos.
2. COMPRENDER. A veces podemos enojarnos por algo intrascendente, por ejemplo. Cuando una emoción no nos afecta en la intensidad apropiada puede deberse a que no hemos gestionado emociones anteriores. Es importante que analicemos nuestra emoción, así como es necesario medir su intensidad e importancia.
3. EXPRESARSE. Hay que preguntarse: ¿Qué nos pasó? ¿Cómo nos sentimos? ¿Cómo reaccionamos? ¿Cuál fue el resultado? Debemos decirlo en voz alta, a los demás si es necesario, o a solas. Manifestar nuestras emociones completará la comprensión acerca de lo sucedido y nos ayudará a gestionar las emociones en una forma cada vez más saludable.
4. APRENDER. Cada episodio de nuestra vida, aun el más desagradable, puede aportar un aprendizaje. Cuando analizamos estas experiencias podemos transformar la forma de sentir y de expresarnos, y así aumentar el bienestar.
Sin embargo, puede ocurrir que estemos atravesando un proceso desafiante, o que nuestros esquemas de comportamiento estén tan arraigados que no logremos cambiarlos. En ese caso, hay que buscar
Algunas emociones pueden tener un impacto dañino si no las controlamos.
ayuda profesional. Con el manejo de las emociones negativas puede descubrirse la raíz de problemas recurrentes y así poder abordarlos constructivamente.
Las emociones son una parte importante de la experiencia humana, pero si no las controlamos pueden causar problemas. Una gestión adecuada nos permite tomar mejores decisiones en situaciones difíciles y podemos estar preparados para afrontar y resolver problemas. Por todo esto, el manejo de las emociones es fundamental para alcanzar la satisfacción personal y la felicidad.
*Especialista en entrenamiento cognitivo y creadora del
Programa Rejuveneate.