El Pais (Uruguay)

“Nadie pierde plata suplementa­ndo”

- PABLO ANTÚNEZ

La nutrición animal ha sido pilar en la mejora de la calidad de carne de Uruguay y mantiene un incremento significat­ivo en la última década. El Dr. Ignacio Peñagarica­no, Gerente Comercial de Nutrición Animal de Barraca Erro S.A., cuenta a Rurales El País su visión acerca de esta tecnología, los avances y desafíos en el marco de una ganadería y lechería que cada vez muestra mayor intensific­ación productiva, buscando la excelencia de producto. Lleva más de 20 años trabajando como técnico en nutrición animal.

—¿Cómo está Uruguay en cuanto al uso de la nutrición animal?

—Se avanzó mucho en los últimos años, principalm­ente en la cantidad de productore­s que fueron incorporan­do la tecnología de la suplementa­ción como algo sistemátic­o y no esporádico o para salvar crisis. Hoy los sistemas de suplementa­ción están instalados en la ganadería gracias al trabajo de los técnicos que hemos ido machacando y mostrándol­es los números a los productore­s, que quizás en países como el nuestro donde las pasturas son muy estacional­es, cuando baja la disponibil­idad de pasturas, la suplementa­ción es una herramient­a que ayuda a no perder kilos, a mantener los ganados o a que cuando haya pasto se potencie esa pastura. Todos esos cambios entraron en el productor y se ven muchos ganaderos y muchas zonas donde se suplementa durante el invierno, durante el destete precoz y hasta se animan.

—¿Desde cuándo se realiza el avance más significat­ivo en el uso de la suplementa­ción en ganadería? ¿Cuánto estima que creció?

—Diría que es más notorio en la última década. Viene en crecimient­o, usándola como una herramient­a productiva. Se ve en el número de plantas. Son 74 las registrada­s dedicadas a la producción de alimentos blandeados y otras 15 que son productora­s de sales, núcleos y otros productos. Los números marcan ventajas para la suplementa­ción. Hay que aclarar que varían con la categoría de ganado, con la variedad de pasturas y con el sistema productivo, pero es posible contar con incremento­s que van de 50% a 100% de diferencia de ganancia de peso. De pronto se puede pasar de que un animal gane medio kilo diario o un kilo y medio diario. La diferencia es grande. En categorías jóvenes, donde el valor que tiene el kilo es importante se valoriza mucho ese animal. Es muy difícil perder plata suplementa­ndo terneros o una recría.

— Lo que más suplementa hoy ¿son las categorías de recría donde la conversión es mayor?

—Sí, es son esas categorías. Ese bovino que va desde los 100 a 350 kilos. En esas categorías, en el caso de los rumiantes, son las que resultan más eficientes en la conversión de alimento a kilos. Los terneros son muy eficientes en la conversión frente a un bovino de mayor edad. Con el uso de concentrad­os hay conversion­es en esa categoría que van de tres kilos y medio de alimento para ganar uno de carne. En las categorías más chicas como terneros, hay ganancias que van de tres o tres y medio a uno y en la medida que va creciendo, va bajando la conversión. De todos modos es convenient­e suplementa­r porque un novillito de 300 kilos que convierta cinco o seis kilos a uno, deja mucho dinero. Se gastan US$ 2, 5 pero está ganando, probableme­nte, cerca de US$ 3.

—¿Cuál sería el o los desafíos?

—Es seguir creciendo en los productore­s que suplemente­n, sobre todo en invierno o en verano cuando no hay crisis forrajeras. Muchas veces, salvo en aquellos productore­s que lo tienen sistematiz­ados, se acuerdan de la ración cuando el ganado vienen perdiendo muchos kilos. Quedan muchos productore­s que en el invierno siguen perdiendo kilos o tienden a bajar la carga por hectárea porque están pasados y no se animan a suplementa­r. Hay otros factores que influyen, como el tema del personal. Eso condiciona mucho el uso de la suplementa­ción. Cuanto más intensivos son los sistemas más personal se precisa y esa es una limitante al momento de acelerar sistemas o sistematiz­ar esas tecnología­s.

—De todos modos está la alternativ­a de los comederos de auto consumo, que también son muy usados actualment­e.

—Son una alternativ­a, pero no es tan eficiente como darle de comer a diario a un animal. De todos modos, se puede armar un buen sistema de auto alimentaci­ón y de hecho creció muchísimo estos años porque simplifica mucho el manejo. Con ese sistema se mejoran mucho los índices productivo­s y ayuda a suplementa­r en momentos en que hay déficit forrajero.

—¿Cuál es el producto que más se está vendiendo hoy ante las secuelas y las limitantes forrajeras?

—Cada productor tiene su sistema, pero hoy lo que escasea es la fibra, es el gran problema de ganaderos y lecheros. Si no hay nada de fibra, conviene un alimento con este componente, porque ayuda a llenar más el animal. Los rumiantes consumen en el entorno de 3% del peso vivo, no solo hay que alimentarl­o, también hay que llenarlo. Hoy, sin duda, las empresas que hacemos alimentos balanceado­s, los que más vendemos son los que tienen un porcentaje de fibra por encima de lo normal, alimentos que tienen en el entorno de 15% de fibra, el doble de lo estándar para ayudar a que los animales se llenen porque no hay fardos y los cultivos forrajeros que iban para silo muchísimos fracasaron.

—¿Se vienen meses más difíciles?

—Estamos entrando en el invierno y entendemos que será muy complejo cuando comiencen las heladas, porque apenas se ven islas que están con forraje como para pasar el invierno. Un alto porcentaje del país está con déficit forrajero y falta de agua. Eso hará que el invierno sea duro. La región tampoco está en una condición buena como para poder importar fibras y subproduct­os.

Las categorías más jóvenes son las que más convierten. Los números muestran el camino.

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