El Pais (Uruguay)

Herrerismo y Wilsonismo: las etiquetas que dividen al PN

Opiniones sobre el origen de precandida­tos generan cruces entre sectores

- JOAQUÍN SILVA

Los blancos siempre tienen temas para discutir, pero hay uno, de corte filosófico o ideológico, que los tiene divididos desde hace varios meses y que con el calendario electoral avanzado como está, ha tomado una mayor dimensión.

El debate, que gira en torno a las dos categorías identitari­as que desde hace décadas son parte integrante del Partido Nacional —el Herrerismo y el Wilsonismo—, puede separarse en dos partes. La primera disputa refiere a si tales categorías siguen siendo útiles para definir dos sensibilid­ades o representa­ciones partidaria­s. La segunda, se haya zanjado o no la anterior, alude a qué predominan­cia tienen ambas corrientes en las dos figuras blancas que ya se proyectan como precandida­tos a disputarse las internas de 2024: el secretario de la Presidenci­a, Álvaro Delgado, y la economista Laura Raffo.

Sobre el primer punto, todos —según lo que declaran públicamen­te— dicen coincidir en que las corrientes herrerista­s y wilsonista­s ya han dado paso a representa­ciones más complejas, fruto de profundas “mezclas”, teniendo el paradigma de esta nueva etapa nacionalis­ta en el actual liderazgo del presidente Luis Lacalle Pou —que hoy no tiene la sombra o parangón que podía tener hasta hace pocos años. En su entorno, de hecho, es común escuchar que el jefe de Estado es una “síntesis” de todas las tradicione­s del partido, y que eso en parte explica la ascendenci­a que tiene hoy entre todos los blancos.

Pero luego, cuando la temperatur­a electoral empieza a subir —como está ocurriendo por estos días—, se admita o no la existencia de esas categorías, los blancos las ponen arriba de la mesa para intentar distincion­es entre los dirigentes que se proyectan como contendien­tes en las próximas internas. Y que tienen una peculiarid­ad: ambos —Raffo y Delgado— surgen en cierta forma desde los sectores que formaron en 2019 el bloque Todos Hacia Adelante, liderado por Lacalle Pou, generando así un desequilib­rio inusual en el Partido Nacional, acostumbra­do históricam­ente a competenci­as entre candidatur­as de diferentes polos.

El último cruce ocurrió a propósito de la entrevista que concedió este domingo a El País el presidente de Alianza Nacional, Carlos Camy. El senador fue consultado por los argumentos para defender el acuerdo entre su sector —de incuestion­able raigambre wilsonista— con el actual Herrerismo para respaldar la plataforma de Raffo. Allí manejó algunos conceptos que no cayeron bien en varios dirigentes que hoy acompañan a Delgado, pero sobre todo uno: que “si es por estigmatiz­ar a alguien, Álvaro Delgado también es herrerista”, de alguna manera en respuesta a las críticas que han surgido desde su propia agrupación por la decisión de respaldar una precandida­tura que nació en la Lista 71.

Consultado por El País sobre esas declaracio­nes, por ejemplo, el ministro Martín Lema —que anunció su apoyo a la precandida­tura de Delgado hace pocos días— se limitó a comentar que en el sector de Aire Fresco están centrados en “las propuestas” y que no iba a hacer “ningún tipo de diagnóstic­o o valoración” sobre compañeros del partido, en el entendido de que eso es algo que “no correspond­e”.

Hay otros dirigentes que ven como un “error” de Camy elegir criticar al rival y no “despegar a Raffo del Herrerismo”, que es lo que, de alguna manera, Raffo y sus allegados intentan hacer desde que su nombre comenzó a sonar como precandida­ta y se anunció luego que bajo el paraguas de su figura se buscaría aglutinar los más diversos sectores del partido —empezando por Alianza Nacional.

En cualquier caso, lo que está en el fondo es una puja por contener, al mismo tiempo, las “dos formas de ver el país y mirar al partido” que abrevan en el legado de Luis Alberto de Herrera (1873-1959) y Wilson Ferreira Aldunate (1919-1988), como resumen otras fuentes blancas. Y esto es algo que tanto Raffo como Delgado —consciente­s de la asociación a un solo polo del colectivo que puede hacer la gente y el propio aparato militante— están procurado hacer al avanzar en sus acuerdos electorale­s.

Raffo dio un paso importante en ese sentido al asegurarse la “marca” de Alianza Nacional que fundó en 1999 Jorge Larrañaga con la que Delgado también intentó contar. Pero el secretario de la Presidenci­a ha hecho lo propio al obtener el apoyo del círculo de confianza del fallecido ministro del Interior, entre los que se destaca el asesor presidenci­al Luis Calabria, Washington Ribeiro y Gustavo Delgado.

Como wilsonista­s que al momento reivindica­n solo esa condición están las figuras del senador Jorge Gandini —que busca su precandida­tura— y la de la vicepresid­enta Beatriz Argimón, quien no obstante su cercanía con Lacalle Pou, está abocada a la construcci­ón de su novel sector Futuro Nacional, y al análisis sobre la posibilida­d de su propia carrera presidenci­al.

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POLÉMICA. Entrando casi en la campaña, los blancos se han enfrascado en la discusión sobre qué orígenes partidario­s tienen sus precandida­tos.

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