El Pais (Uruguay)

La garrapata sigue muy fuerte ayudada por el clima

Veterinari­os exhortan a hacer buen uso de los específico­s

- PABLO ANTÚNEZ

La garrapata se puso fuerte y la sequía no la afectó tanto como se pensaba. Esta semana, la Asociación Consignata­rios de Ganado marcó en su comentario: “distorsión en las cargas por garrapata”.

“Todos pensamos que por la sequía, el hecho de haber poco pasto y mucha incidencia de sol, podía haber matado mucha larvas, pero la realidad es que después de las lluvias de marzo, se cambiaron los papeles porque el parásito comenzó a apretar”, explicó el Dr. Diego De Grossi, veterinari­o de libre ejercicio que trabaja en Paso de los Toros y zonas aledañas.

“A los 15 días de las lluvias empezó a levantar la garrapata en muchos lados y se complicó. Pensábamos que estaba controlada, pero no”, agregó.

Las condicione­s de humedad y calor favorecier­on la eclosión de los huevos y aunque no se vea tanta garrapata sobre el ganado, el problema sigue estando en el campo.

De Grossi consideró que lo que realmente voltea la garrapata es el baño de inmersión y “en muchos campos ya no se usa más. Se aplican ivermectin­as, fipronil y otros específico­s que van matándola, pero solo una vez que la garrapata sube al ganado y lo pica”, advirtió el profesiona­l.

Lo que se está viendo en el campo es que el veterinari­o aplica una ivermectin­a y al volver a revisar el ganado a los 10 días, la garrapata tratada está muerta, pero hay garrapata nueva que subió al ganado, porque ninguno de estos productos impide que suba.

REVISIÓN. A su vez, desde el norte del país, el Dr. Rafael Carriquiry también reconoció que la garrapata se puso brava, aunque negó que la incidencia sea más fuerte que en otros años.

“En la medida que no enfríe porque no hay heladas, la infestació­n por garrapata va aumentando”, reconoció el veterinari­o del Instituto Plan Agropecuar­io (IPA).

Recomendó a los productore­s “revisar los planes de saneamient­o” y realizar los tratamient­os contra las distintas generacion­es del parásito. “No hay misterios”, aclaró. Sin embargo, advirtió que “se precisa tener bien claro cuáles son los específico­s veterinari­os que están funcionand­o bien en cada establecim­iento (sin que se haya detectado resistenci­a).

Cada predio es una historia distinta y por eso no se pueden tomar las referencia­s del vecino, ni utilizar el producto que está funcionand­o bien en la zona”, sostuvo el profesiona­l.

“Hay que contar las garrapatas, tocar los animales para saber qué es lo que pasa luego de los tratamient­os. Eso no se hace y es una práctica que se tiene que incluir al momento de evaluar el tratamient­o”, agregó Carriquiry. Lo más común es que la gente aplique el tratamient­o y espere a ver las garrapatas. “Hay que hacer el tratamient­o y a la semana revisar los mismos animales y ver si funcionó. Eso da una orientació­n de lo que está pasando, no se puede esperar a que no funcione ningún producto”.

TRISTEZA. Por otro lado, Carriquiry dijo que su percepción, al menos en el norte del país, donde el parásito aprieta fuerte, “es que hay más brotes de tristeza parasitari­a”, enfermedad­es asociadas a la garrapata (babesiosis y anaplasmos­is).

En los establecim­ientos donde se han registrado muerte de bovinos por tristeza parasitari­a “hay que establecer un plan de vacunación usando la hemovacuna” para evitar perder más animales.

Los veterinari­os insisten en vacunar a los bovinos menores de 9 meses contra la tristeza parasitari­a, pero cuando surge la enfermedad los productore­s se preocupan y quieren vacunar todo, que también se puede hacer. El problema es que en animales adultos puede haber reacciones y hay que hacer el plan con un veterinari­o.

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GANADO. En la zona de garrapata hay que usar la hemovacuna.

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