¡Es la educación, estúpidos!

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Me permito parafrasear el famoso dicho con el cual Clinton desarmó a Bush en la campaña electoral de 1992.

Es una frase fuerte y concluyente que se puede aplicar de manera perfecta a ciertos episodios que se han dado con las actitudes de quienes, sin escrúpulos, atropellan los derechos de miles de estudiantes del IAVA y otros centros de estudios.

Un minúsculo grupo de insolentes juveniles no están a la altura de arrobarse el título de gremio estudiantil. Jóvenes que tienen el tupé de gritar que las leyes que no les sirven no los representan e incitan a violentarlas.

Su proceder, arengados y asesorados por un FAPIT (porque no nos engañemos, alguien les llevó las cubiertas y líquido inflamable a estos jóvenes), deja en claro que carecen totalmente de educación civil y republicana.

Como ciudadano contribuyente para hacer posible que la enseñanza sea pública y gratuita, no quiero tolerar que unos inadaptados berrinchudos como nene en supermercado, echen a perder el esfuerzo de tantos.

Están cometiendo actos ilegales en repetidas oportunidades, con actitudes atrevidas, desafiantes, burlonas; en resumen, con una postura que los define de forma perfecta como idiotas.

Pienso que corresponde que algún juez de menores actúe de oficio, para dejarles en claro que están violentando leyes e incitando a la violencia.

Pero honestamente y viendo el proceder tuerto de la justicia en estos casos, no creo que esto pase. Por eso entiendo que es hora de que los padres, estudiantes y docentes que están siendo víctimas de la irracionalidad de este minúsculo grupo, les dejen en claro que no los representan y que no aceptan más que interfieran en su proyecto de vida.

Es tiempo de dejarles en claro que, si su objetivo de vida es sólo política partidaria, que lo hagan en otros ámbitos.