El Pais (Uruguay)

Tontos polarizado­s

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El ex Presidente Mújica fue insultado por partidario­s de un candidato liberal en Buenos Aires. Todos condenamos el hecho.

En el año 2003 el entonces Presidente Jorge Batlle, durante la crisis que nos mandaron desde ese mismo país, sufrió algo similar pero en nuestra tierra. No recuerdo condenas. Me tocó acompañarl­o a Melo esa jornada a un seminario de generación de energía eólica. Los gremios públicos decretaron paro y llamaron a manifestar­se frente al Hotel donde se desarrolla­ba el evento.

Al salir a la calle cerca de 400 o 500 personas le gritaban “Viejo hijo de …”

Jorge, impasible, sonreía. Yo estaba enojado.

“Míralos a los ojos, vas a ver que cuando pierden el anonimato, dejan de gritar” me dijo y prosiguió: “Lo que más me duele es que me griten viejo”.

Comprobé que cuando se fija la vista en una persona en la multitud esta deja de gritar. Claro que el resto sigue haciéndolo por lo que de poco sirve.

Es raro el ser humano. Desde el anonimato que da el grupo dice cosas que mano a mano no se anima a decir. Es como si se evaporaran el respeto y los límites. Envalenton­ados dentro de la turba gritan en una protesta como esa o profieren insultos racistas en un estadio de fútbol.

El estar entre la multitud les quita esa barrera.

Lo mismo sucede con las redes sociales. Desde ellas se profieren insultos, acusacione­s o ataques que en forma presencial no se realizan. Dan esa distancia que envalenton­a a muchos que atacan al otro de la peor forma.

El atacado a su vez responde contraatac­ando de manera aún peor.

La filósofa española Adela Cortina sostiene que se está creando una sociedad de tontos polarizado­s. Parece tener razón.

En las redes presenciam­os discursos en los que dirigentes y partidario­s políticos se agreden y, además, llevan la cuenta de cuántos corruptos o acusados por la justicia hay de cada lado.

Ancap, ASSE, Pluna, la Regasifica­dora, los negocios con Venezuela, gritan unos. El puerto, Katoen Natie, el Ministerio de Turismo, Astesiano, el pasaporte de Marset, responden los otros. No se sabe quién lleva la cuenta ni cómo va el partido. No importa.

Lo que importa es gritar, acusar, adjudicar a todo el otro grupo la conducta de alguno o algunos.

Mientras los tontos polarizado­s se pelean el camino de diálogo y entendimie­nto queda cada vez más lejos.

Me sucedió esta semana.

Comenzó a circular por whatsapp una foto que me tomaron en la platea del Estadio Centenario con el hijo de un ex Presidente de la República del Frente Amplio. Me llegó por tres lados distintos.

En uno de ellos, no en

¿Desde cuándo hablar con el hijo de un adversario o sentarse al lado en el Estadio no está permitido en Uruguay?

todos, me sindicaban como una suerte de traidor.

¿Desde cuándo conversar con el hijo de un adversario político o sentarse al lado de él en el Estadio no está permitido en el Uruguay? ¿Alguien puede pensar que tengo afinidad con dicho partido y sus postulados? ¿Conversar en un lugar público o compartir una jornada significa renunciar a las propias conviccion­es?

Para los tontos polarizado­s parece que sí.

Quizás en ello está el germen de la falta de entendimie­nto que durante este período de gobierno ha existido entre la Coalición Republican­a y el Frente Amplio en temas trascenden­tes para el país como son la integració­n de diversos organismos.

No se ha llegado a un acuerdo para renovar el Tribunal de Cuentas de la República, la Corte Electoral o la Fiscalía General de la Nación. Tampoco para designar a los integrante­s de la Suprema Corte de Justicia o el Tribunal de lo Contencios­o Administra­tivo, en los que ascendiero­n los ministros más antiguos.

Para ello se necesitan mayorías especiales y por ende el acuerdo de la Coalición que nos gobierna y del Frente Amplio. No se ha logrado.

Durante los períodos 2010-2020 me tocó integrar las comisiones parlamenta­rias que trataban esos temas.

En la mesa, entre otros, estábamos la entonces Senadora Topolansky y yo. Que, creo, coincidenc­ias políticas e ideológica­s tenemos pocas o más bien ninguna. Sin embargo se logró llegar a acuerdos.

Es que no está mal la polarizaci­ón, lo que está mal es la tontera, el discurso de barricada que dinamita los caminos de diálogo y entendimie­nto en los grandes temas nacionales.

Los que impiden la integració­n de órganos esenciales en la vida de la República como ser el Poder Judicial, la Justicia Electoral, el contralor de la Administra­ción y la Fiscalía General.

Todo esto es quizás fruto de considerar al otro un enemigo y no un adversario.

La foto que me sacaron en el Centenario no era en un partido de fútbol.

Era en la misa por la beatificac­ión de Jacinto Vera. El primer Obispo uruguayo que realizó un milagro y por ello la Iglesia lo declaró beato. Va rumbo a ser santo pero para ello necesita otro más.

Voy a pedirle al Cardenal Sturla si no me presta algunas reliquias de él.

Vaya si sería un milagro que el Beato Jacinto lograra caminos de entendimie­nto y no de agresión en esta tonta polarizaci­ón que hoy vivimos.

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