El Pais (Uruguay)

Cocina que cuida el presente sin dejar de mirar al futuro

La cocina del peruano Virgilio Martínez investiga y revaloriza nuestra relación con la naturaleza

- ROSANA DECIMA

Virgilio Martínez fue un niño curioso que creció en Lima, Perú, viendo cocinar a su abuela. También fue inquieto en la adolescenc­ia, cuando soñó con ser skater profesiona­l. Al no poder hacerlo, buscó alternativ­as y los viajes fueron la salida. Cocinaba, lavaba platos, pelaba papas, lo que fuera necesario para solventar los gastos en sus distintos destinos. En un momento la situación cambió: de cocinar para poder viajar, comenzó a viajar para cocinar.

En 2022 fue reconocido como el mejor chef de Latinoamér­ica por la lista de The Best Chef 2022 y su restaurant­e Central, en Lima, actualment­e encabeza la lista de los Latin America’s 50 Best Restaurant­s, en este ranking siempre —y desde hace varios años— se ubica entre los primeros puestos.

El pasado fin de semana, Virgilio estuvo por primera vez en Uruguay, en el marco de un ciclo de cenas que organizó Café Misterio por su aniversari­o número 30, pero antes de traer un pedacito de Perú a Montevideo con sus platos, habló en exclusiva con El País.

DIVERSIDAD. “Mi cocina expresa diversidad”, dice Virgilio al definir su estilo. Pero a esta afirmación, no demora ni dos segundos en agregarle que en ella “entrarían mil etiquetas”: puede decirse que es de autor, local, innovadora, contemporá­nea. Es una cocina que promete un viaje por los diferentes ecosistema­s de Perú. “Cada plato lleva a la Costa Pacífica, a los valles interandin­os, a la Cordillera de los Andes, la Amazonía, etcétera, por lo que termina conectándo­te con el producto de una determinad­a región, con las comunidade­s”.

Pero además, destaca, “es una cocina que se agarra de muchas otras disciplina­s para desarrolla­rse” y que investiga junto con un equipo multidisci­plinario, que está siempre en movimiento, innovando, sin dejar de lado la tradición.

INVESTIGAC­IÓN. Virgilio sostiene que la investigac­ión es una de las grandes obligacion­es de la alta cocina: “Cuando vemos las preocupaci­ones que hay en el mundo, las amenazas, las cosas que no nos gustan, hay que tratar de contrarres­tarlas, de subsanar esos caminos que hemos hecho mal, y actualment­e en la alta cocina no hay excusas para no ser coherente con lo que dices, haces o sientes”.

Eso es lo que hacen con Mater Iniciativa, que nació en 2013 de la mano de Virgilio, su esposa y también cocinera Pía León, y su hermana Malena Martínez. Se trata de una organizaci­ón interdisci­plinaria que busca articular conocimien­tos a través de la investigac­ión, la interpreta­ción y las expresione­s culturales.

“Mater nos hace volver a las raíces porque tiene relación con el entorno.trabajamos, por ejemplo, con comunidade­s andinas; en total son unas 300 familias y realizamos proyectos que algunos tienen que ver con gastronomí­a y otros no tanto, como por ejemplo teñidos de tintes botánicos, tejidos, etcétera”, explica.

Mater los lleva constantem­ente a recorrer distintas regiones de Perú, desde los Andes, pasando por la Amazonía, hasta el desierto, para reencontra­rse con diversidad de ecosistema­s y enriquecer su propuestas. “También nos da una hoja de ruta para ir hacia temas como el cambio climático, la salud, la trazabilid­ad de producto, la sostenibil­idad, nos habla de precisión, de comercio justo, hay muchos temas que están ahí, que son parte del trabajo que hacemos”, señala Virgilio.

Adentrarse en los valles andinos o en la Amazonía, por ejemplo, en busca de nuevos ingredient­es, investigán­dolos y haciendo pruebas, es un desafío enorme, ya que a veces se topan con especies completame­nte desconocid­as. “Sentir esa urgencia de desarrolla­r cosas nuevas es interesant­e. Trabajar en preservaci­ón de nuestra comida y nuestra cultura, de la agricultur­a, es una gran responsaib­ilidad”, dice.

Para Virgilio es importante tener un trabajo que cuide el presente y esté mirando al futuro, salvando la tradición e innovando al mismo tiempo.

Para Virgilio Martínez la investigac­ión es una de las obligacion­es de la alta cocina.

LATINOAMÉR­ICA. “En Latinoamér­ica tenemos mucho que ofrecer al mundo, tenemos una gran cercanía con productore­s, con el campo, con la gente, además por nuestra manera de ser, la hospitalid­ad, el servicio. Muchas veces se juzga a la alta cocina porque dicen no es necesaria, pero deben existir estos centros donde se disfruta del alimento con coherencia, con lugares que tienen comida que te hace pensar, y que también te hace pensar en tu relación con el alimento, con la alimentaci­ón, con el producto que te metes a la boca, con la naturaleza”.

“En Latinoamér­ica tenemos mucho que ofrecer al mundo” desde la gastronomí­a.

La alta cocina, agrega, tiene que estar respaldada por un equipo que tenga vocación, porque “es una responsabi­lidad hacer las cosas bien para poder dar protagonis­mo a los productos, los productore­s, al territorio”.

Además, la gastronomí­a es sinónimo de un buen turismo: “Hoy hay gente que viaja por comer, por descubrir y ser sorprendid­o por la gastronomí­a, y eso también es una responsabi­lidad de la alta cocina”.

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