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Esteban Vicente | Colonia

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¡Finalmente en nuestro país llegó la revolución! Ahora tenemos información al instante; si un fiscal averigua qué dijo fulano, si es de… o tiene implicancias con… alguien del gobierno… También si algún jerarca emula lo que antes era moneda corriente…

Hace unos años, algunos jerarcas del gobierno de entonces usaron y abusaron de ciertas facilidades en algún nosocomio oficial, sin que nadie de la prensa supiera o dijera nada. ¡Ahora, no! Tenemos a Sherlock Holmes que no deja pasar un pinchazo o yuyo administrado que no se sepa de inmediato…

Cuando se usaban las instalaciones de un instituto que solamente debía atender a quienes eran integrantes de una repartición estatal durante más de dos años, ¿esto no era noticia o nadie de esos aportantes lo denunciaba? Curioso, aunque no creo en la curiosidad. Sí en otros métodos persuasivos…

También ahora nos enteramos de que hace unos meses que no llueve… ¡Faltó comunicación!

Quienes plantaron soja y no pueden cosecharla porque lo que van a recoger es ¡nada!, es por falta de comunicación… O si van a comprar tomates, ahora que deberían abundar como para hacer salsa, y cuestan una fortuna. ¡Nadie avisó!

Hablar de ineptitud de un jerarca, como para sugerirle al señor Presidente que le pida la renuncia, es un síntoma de incoherencia, por no decir de hemiplejia intelectual, cuando no se la pidió a las autoridades de Ancap cuando rogaron un 1° de enero por la capitalización de 800 millones de dólares de un ente público.

Debo estar con lagunas mentales, pero en ese entonces, la prensa –quizás por la época del año– en que disfrutaban de sus vacaciones vernáculas, no se le dio tanta trascendencia como a la culpa del gobierno actual, porque no llueve o no avisó…