Turquía, dividida y con un líder cada vez más duro
Erdogan, en el poder desde 2014, fue reelecto con el 52,2%
Recep Tayyip Erdogan, reelecto el domingo en Turquía para otro mandato de cinco años, dirigirá un país minado por la crisis económica y profundamente dividido.
El mandatario, de 69 años y que lleva dos décadas en el poder, se impuso el domingo en una inédita segunda vuelta, pese a que la oposición concurrió unida.
“¡Ganó el hombre del pueblo!”, tituló ayer lunes el diario Sabah, uno de los más leídos del país.
Erdogan, del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamoconservador), obtuvo el 52,2% de los votos frente al 47,8% de su rival, Kemal Kiliçdaroglu.
La participación en la segunda ronda fue del 85%, tres puntos menos que en la primera vuelta, que se celebró el 14 de mayo.
La ceremonia de investidura del presidente tendrá lugar el viernes en Ankara, un día después de la del Parlamento elegido en primera vuelta.
Tras ganar las elecciones, Erdogan prometió controlar la inflación, que está por encima de un 40% anual.
“No hay ningún problema que no podamos solucionar”, lanzó ante decenas de miles de sus partidarios una vez confirmada su reelección.
Erdogan fue felicitado por líderes de todo el mundo, desde estadounidense Joe Biden, al ruso Vladimir Putin.
Turquía, de 85 millones de habitantes y miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), juega un papel geopolítico clave tanto en Medio Oriente como en las alianzas de las potencias occidentales. Los países de la OTAN esperan por ejemplo que Turquía apruebe el ingreso de Suecia.
“A LA HORCA”. En la celebración de su victoria el domingo, Erdogan abucheó a los líderes de la oposición, sobre todo a su rival, el socialdemócrata Kemal Kiliçdaroglu.
El opositor, que preside el partido laico Republicano del Pueblo (CHP), aglutinó a una coalición de seis partidos, incluyendo al prokurda HDP.
Selahattin Demirtas, uno de los altos cargos del HDP, encarcelado desde 2016, fue calificado como “asesino” y “terrorista”. “A la horca”, respondió la multitud a Erdogan.
En ese acto, Erdogan pidió a sus seguidores ignorar la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y prometió que mantendrá en la cárcel a Demirtas.
“Las elecciones han puesto de manifiesto la polarización del país. Esta polarización se institucionalizará aún más. Hemos perdido el carácter de sociedad. Es muy probable que la polarización y las nuevas políticas autoritarias continúen hasta las elecciones locales”, aseguró a EFE Selçuk Candansayar, jefe del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Gazi.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que envió observadores para monitorear los comicios, condenó ayer lunes “la intimidación y el acoso” a opositores. Y el Consejo de Europa denunció por su parte que la segunda vuelta estuvo marcada por un “lenguaje cada vez más incendiario” y “restricciones” a la libertad de expresión.
Durante la campaña, Erdogan defendió aplicar una política monetaria heterodoxa a pesar de la crisis, instando al banco central a recortar las tasas de interés, lo que impulsó la escalada de los precios.
La bolsa se mantuvo estable, como si ya hubiera anticipado la victoria de Erdogan.
Además de la crisis económica, Erdogan se enfrenta a la tarea de reconstruir las ciudades destrozadas por el devastador terremoto que azotó al país en febrero.
“La clase baja, que sufre principalmente las dificultades económicas, compra su imagen de líder mundial. Creen que Erdogan llevó a Turquía a donde está ahora, como una de las grandes potencias del mundo, logrando la paz entre Rusia y Ucrania, no doblegándose ante Estados Unidos y Occidente, y construyendo una gran potencia militar con los avances en la industria de defensa”, señala el politólogo Rasit Kaya,
“No importa si es verdad o no, la gran cantidad de medios de comunicación progubernamentales les hicieron creer en esto”, explica en referencia al control de la información que tiene el Gobierno, en un país donde la libertad de prensa lleva años en retroceso.
“El elevado coste de la vida ha afectado negativamente a los pobres y a los trabajadores, pero el Gobierno impidió que la ‘olla’ se vaciara por completo con diversos programas de ayuda. El Gobierno no erradicó la pobreza, pero fue capaz de gestionarla”, opinó Aziz Çelik, experto en políticas sociales.
MIRANDO 2028. El bloque opositor ahora afronta al desafío de mantenerse unido y tratar de ganar las elecciones municipales dentro de diez meses.
Kiliçdaroglu no ha hecho ninguna referencia a dimitir al frente del partido socialdemócrata CHP, e incluso ha tratado de sacar un mensaje positivo de la derrota.
“En estas elecciones ha surgido claramente la voluntad del pueblo de cambiar un Gobierno autoritario, a pesar de todas las presiones. Hemos vivido el proceso electoral más injusto de los últimos años”, ha asegurado.
El alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, del CHP, se perfila como candidato para las elecciones de 2028.
En su discurso la noche electoral, Erdogan dijo a sus seguidores que el próximo objetivo es ganar las elecciones locales, especialmente recuperar las alcaldías de grandes ciudades como Ankara y Estambul, que su partido perdió en 2019.