El Pais (Uruguay)

Pluna, más allá de lo obvio

- AGUSTÍN ITURRALDE

La noticia de un fallo adverso para el Estado, que deberá pagar cerca de USD 70 millones sacudió la semana política y revivió el viejo tema Pluna. Pero una nota de ayer a mediodía de Telemundo, brindando detalles del contenido del fallo, pasó bastante desapercib­ida consideran­do la informació­n que agrega.

Lo que ya sabíamos y es obvio es que se hizo un negocio nefasto. De forma directa se incorporó un socio privado que después se dejó caer. En el medio la empresa había comprado aviones por USD 200 millones con el Estado de garantía, aviones que después vendimos en apenas USD 70 millones.

Pero lo que trascendió del fallo muestra una faceta del asunto no tan comentada: lo que debemos pagar no son deudas con terceros, sino una compensaci­ón a los socios. Según el Ciadi, el Estado tiene que pagar porque es responsabl­e de “acelerar el cierre de Pluna”. La condena no es sobre lo que Pluna quedó debiendo a trabajador­es o proveedore­s, sino sobre lo que debemos a nuestros socios privados por “resolucion­es y negociacio­nes del gobierno que a juicio de los árbitros precipitar­on la caída” de Pluna, según informó ayer Telemundo.

Menciona las declaracio­nes temerarias que Mujica realizó buscando desestabil­izar a los socios privados que él siempre rechazó, el voto contrario de los directores representa­ntes del Estado en aceptar un préstamo, las amenazas de Ancap de cortar el suministro y, no podía faltar, las negociacio­nes con López Mena para que se quedara a cargo de la empresa. También se menciona que, inmediatam­ente cerrada Pluna, el Estado uruguayo estuvo dispuesto a darle a quien sea (López Mena o ALAS U), lo que le había negado a los socios privados: combustibl­e sin Imesi. ¿Qué están diciendo estos árbitros en criollo? Que el gobierno uruguayo empujó la caída de Pluna para darle el negocio a López Mena.

Las verdaderas intencione­s son incomproba­bles, pero el final es bien conocido. Pluna cerró, López Mena no agarró nada a pesar de los amagues de él, de su hijo y del “caballero de la derecha”. Y como no vino López Mena, el pensamient­o mágico impulsó ALAS U, ¿se acuerdan? Un efímero proyecto de aerolínea de bandera cargado de romanticis­mo y buenas intencione­s pero sin ninguna viabilidad más allá del dinero que la sociedad uruguaya estuviera dispuesta a quemar allí.

Hoy en 2024 la conectivid­ad aérea de nuestro país sigue siendo un enorme debe, y nunca recuperó los niveles que tuvo en la última etapa de Pluna. El negocio con Leadgate y Campiani fue desastroso desde cualquier perspectiv­a, se trajo a un socio privado que se aseguró su negocio cuando compró aviones con garantía estatal, y luego se ahogó a ese mismo socio por rencillas entre “el astorismo” y “el mujiquismo” y por la debilidad que Mujica tenía por López Mena. Todo eso sin mencionar la simulación de un remate que terminó con el presidente del BROU y el ministro de Economía procesados al seguir una instrucció­n ilegal del presidente de la República José Mujica.

Terminamos en el peor de los mundos posibles: con aviones, sin aerolíneas y con importante­s problemas de conectivid­ad para un país que necesita de su integració­n al mundo como del oxígeno. Que los políticos cobren las cuentas, es razonable que así sea. Pero el debate sobre cómo logramos un país mucho mejor conectado al mundo debe volver en esta campaña.

Terminamos en el peor de los mundos posibles: con aviones, sin aerolíneas y con importante­s problemas de conectivid­ad.

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