NO SOLO UNA HERRAMIENTA PARA NO VIDENTES
Como explica Florencia Fascioli en la nota central, la audiodescripción empieza a tener utilidad o aplicaciones más allá del público no vidente o de baja visión. “Un conductor de camión que tiene que conducir largas distancias, y no puede mirar la pantalla, puede poner una película con audiodescripción mientras conduce y así poder acceder a ella”, cuenta Fascioli. Además, agrega que la audiodescripción también le puede ser de utilidad a otros grupos. “Ha habido estudios recientes sobre cómo la audiodescripción le puede ser útil a personas con trastornos del espectro autista u otros problemas cognitivos, para por ejemplo identificar emociones, o seguir narrativas complejas, como pueden ser múltiples saltos temporales”. También, agrega Fascioli, puede ser una herramienta de utilidad para adultos mayores, que tal vez no están habituados al cada vez más frenético ritmo de las películas más populares, en las que la edición, los efectos visuales y sonoros, a veces son como verdaderos bombardeos de estímulos a los sentidos. “Ahí, la audiodescripción puede ser un apoyo, pero también puede ser algo para cualquier tipo de público, aunque sea vidente. Lo ideal es que sea algo disponible para cualquiera”. A lo largo de su trayectoria, Fascioli ha tenido que no solo aprender los aspectos técnicos, sino también aquellos que hacen al universo de lo que describe. Si se trata de un espectáculo de danza por ejemplo, ella tiene que saber cómo se llaman los pasos que hacen los bailarines, de qué época y contexto es tal o cual puesta en escena y una serie de factores que van más allá de encajar unas palabras que sirvan de apoyo y guía entre los diálogos y la banda sonora.