¿Políticamente incorrecta?

María Guillermina Coolighan | Montevideo

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Hoy me permito serlo, para defender algo en lo que creo y pienso muchas mujeres estarán de acuerdo conmigo y no les importará ser tildadas así.

He pasado a detestar el 8M y todo el mes de marzo en que, supuestamente, celebramos a las mujeres y su “empoderamiento”.

Como ya lo he expresado en otras reivindicaciones del mes citado, soy feminista, defiendo el derecho de las mujeres a ser tratadas y respetadas como merecemos. Sin embargo, creer que serlo significa pararnos en la vereda de enfrente de los hombres, muchas veces, las más me atrevo a sostener, nuestros compañeros de ruta, ya sea como parejas, jefes, amigos, familiares, etc., eso sí que no lo admito ni lo admitiré nunca.

Leyendo el pasado martes el excelente editorial de la Sra. Isabelle Chaquiriand titulado “Búsqueda de un nuevo feminismo”, no puedo menos que aplaudir el valor conceptual de lo expresado allí; así como también lamentar el errado uso que se está haciendo de los valores a sostener para crecimiento de los mejores parámetros a inculcar a nuestras niñas y jóvenes y, por qué no, a los varones que caminan a su lado.

¿Puede ser el mejor ejemplo a seguir la Sra. Kim Kardashian que lidera la lista de mujeres más poderosas del mundo en el 2023, según la revista Fortune citada por la editorialista? Sin tener nada especialmente en contra de ella, sí representa todo lo que como mujer no me resigno a ser: una cosa absolutamente artificial y de dudosa intelectualidad, la Sra. Chaquiriand dixit.

Sigue la editorialista comentando lo que se ha dado en llamar el New Momism, traducido en algo así como prioridad absoluta en nuestras vidas nuestros hijos, de quienes por supuesto no negamos la importancia en el derrotero de cualquier mamá, pero para aparecer como aquella madre perfecta atendiendo a todo lo que atañe a sus hijos sin siquiera despeinarse.

¿Saben qué? Las madres somos humanas, nos despeinamos, sí, le erramos más de lo que quisiéramos también, pero no queremos ser otra cosa. Perfectibles en nuestro discurrir, por supuesto. Pero siempre sabiendo que hacemos lo mejor que podemos y transmitiendo a nuestros hijos los mejores valores. Estos no pasan por tener el mejor cuerpo ni la mejor cara esculpida a toques de cirujanos. Elijo mis arrugas que hablan de mi historia de la que me enorgullezco con sus luces y sombras, como debe sentirlo cada una de las mamás que estará leyendo el editorial citado o estas reflexiones. Y ojo que no estoy en contra de que quien necesite verse más joven recurra a esos toques. Sí que, junto a ello, debemos defender a capa y espada que una mujer, una mamá es muchísimo más que eso. A veces estará cansada, sin paciencia, a veces lucirá espléndida, a veces no.

Aclara la Sra. Chaquiriand que a principios del siglo XX, las referentes del feminismo eran personas como Virginia Woolf, Simone Weil, Simone de Beauvoir (con esta última tengo importante discrepancia puntualmente en el tema sexo con menores porque la sé firmante de una carta que defendía tal posición, claro después llegó el testimonio de una jovencita francesa en su libro “El consentimiento” y el descrédito para su autor Maneff a quien Francia le retiró todos los premios, aires nuevos y muy bienvenidos por suerte).

Sin embargo, cualquiera de ellas eran espíritu antes que cuerpos, representaban valores inherentes a todo lo mejor del ser humano, y aún en el error, grave sin dudas, de la Sra. de Beauvoir, se permitían ser seres pensantes por encima de todo.

Ya lo decía Marie Curie, si tengo que demostrarles a los hombres lo que valgo, será que me creo inferior a ellos y no lo soy. Y vaya si habrá sido feminista en la época en que le tocó vivir cuando luego del largo duelo por la trágica pérdida de su esposo Pierre, se permitió… tener un amante!!! (Ojo, no la estoy defendiendo por ello, simplemente no me toca juzgarla y creo sirve como ejemplo de su ser humano y pensante a la vez).

Por todo ello, celebro el Día de la Mujer pero desde una óptica bien distinta de la que ha tomado hoy, y ojalá seamos muchas las que así lo sintamos para transmitir los mejores nuevos valores del feminismo.