Una mala noticia
El puerto de Montevideo ha contado con un dique flotante de mayor capacidad desde 1927, cuando la empresa Regusci y Voulminot compró una unidad de este tipo en Alemania. La compañía fue adquirida en 1974 por el capitán Panagiottis Tsakos, y trajo un nuevo dique flotante en 1988. Lamentablemente, quedó fuera de servicio en diciembre de 2022, como resultado de un accidente, y está en proceso de desguace.
Un dique flotante es más que una formidable, y compleja, estructura de acero, herramientas y sistemas electrónicos. Es un elemento clave para el funcionamiento del puerto de Montevideo como generador de servicios para la industria naviera y la pesca, nacional y extranjera. Y, por lo tanto, es un factor importante para la posición de nuestro principal puerto en la región del Río de la Plata y el Atlántico Sudoccidental.
La falta de un dique flotante tendría una serie de consecuencias negativas.
La primera y más evidente, es la desaparición de un elemento que ha formado parte de la historia del puerto durante casi un siglo. Pero, esto quizás sea lo menos importante.
Una segunda consecuencia, es la pérdida de un emprendimiento que ofrecía servicios esenciales para el sector marítimo y fluvial uruguayo y para los buques de terceras banderas que acuden al puerto de Montevideo. Es decir, una fuente de exportación de bienes y servicios que beneficiaba directa e indirectamente a la actividad portuaria y naviera, y una fuente de empleo que capacitaba y ocupaba mano de obra especializada.
Otra consecuencia, cualitativa, es que en torno del dique existe un amplio conjunto de actividades económicas que requieren mano de obra capacitada y especializada en una variedad de aspectos vinculados a la construcción y reparación naval y la seguridad de la navegación. La formación, experiencia y capacitación de ese personal requiere muchos recursos, capital y, sobre todo, tiempo – quizás generaciones. El elemento clave de los puertos, y, por lo tanto, de esta industria, no son tanto las instalaciones y equipos, sino la materia gris y la experiencia de quienes componen la amplia comunidad marítima y portuaria. Cerrar el dique seco es relativamente sencillo; recomponer el equipo humano y empresarial, será bastante más difícil.
Finalmente, la posición del puerto de Montevideo en una amplia región donde cada vez existen más rivales comerciales, es el resultado de un complejo conjunto de factores. La disponibilidad de un dique flotante con la capacidad de suministrar servicios de mantenimiento y reparación naval adecuados es uno de ellos.
Por ejemplo, el dique flotante era un factor de atracción para los buques pesqueros que operan en el Atlántico sudoccidental. Estos acuden a Montevideo para descargar sus capturas e invernar y aprovechan este tiempo para realizar los trabajos de mantenimiento y reparación necesarios para, llegada la estación propicia, emprender una nueva campaña de pesca. Ahora, puede resultarles más rentable dirigirse a algún otro puerto de la región donde puedan combinar aquellas dos operaciones en una sola escala. Algo que, inevitablemente, se reflejará sobre el movimiento de contenedores refrigerados cargados de pescado. Todo está vinculado entre sí. Especialmente en el caso de los intereses marítimos y fluviales de nuestro país.