El mundo tal cual es
El presidente Lacalle Pou dijo, en una entrevista en Telenoche, que el financiamiento y los dueños reales de la droga no son uruguayos. Los “grandes, los peces gordos, afirmó, estarán en Colombia, en Paraguay, en Bolivia, en Europa”. En el tema “del financiamiento y los dueños reales de las drogas, agregó, a mí no me cabe la menor duda que no son uruguayos y que están en otro lugar del mundo” (El País, 8 de marzo). Las afirmaciones aparentemente no cayeron bien en las cancillerías de Bolivia y Paraguay.
La diplomacia tiene sus cosas. Pero, para citar una frase conocida: el mundo es tal cual es.
Los dichos del presidente son razonables y probablemente se ajustan a la realidad. Es sano enfrentar el hecho fundamental de que la droga que pasa por nuestro país, y la que se queda, no proviene de algún ignoto punto del espacio exterior, sino que es cultivada, procesada y distribuida en países vecinos. Y comprada por consumidores en Europa.
También es cierto que Uruguay se ha convertido en un país de tránsito. Y ello debido a tres factores externos.
El primero es un simple hecho botánico. Uruguay no es un país productor de la hoja de la coca. Este arbusto crece en las laderas cálidas y húmedas de los Andes entre los 500 – 2000 metros de altitud. En nuestro país el punto más elevado es el cerro Catedral con sus majestuosos 513 metros de altitud. El clima tampoco se presta para ese cultivo.
Un reciente informe de la DEA de los Estados Unidos, concluye que el cultivo y la producción potencial cocaína continua en un nivel muy alto y que tres países de América del Sur son la principal, casi exclusiva, fuente de esa sustancia: Bolivia, Colombia y Perú. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), se estima que la superficie de cultivo ilícito de la coca en esos tres países andinos aumentó de unas 154.200 hectáreas en el año 2010 a 296.000 hectáreas en el año 2021. La mayor parte de la expansión tuvo lugar en Colombia. Este país es el principal productor mundial de la hoja.
Con todas las limitaciones de la información, se estima que la producción de cocaína puro habría pasado en aquel período de 424 toneladas a 1.400 toneladas.
El segundo factor se halla en el lado de la demanda. Aunque los Estados Unidos continúan siendo un gran consumidor, en los últimos años se ha producido un incremento del consumo de cocaína en Europa (hoy representa el 21 % de la demanda global por cocaína), donde la droga alcanza mejores precios. Un kilogramo de cocaína pura costaría unos 28.000 dólares en los Estados Unidos y alcanzaría los 40.000 dólares en España o Francia. Es un mecanismo infalible: los altos precios atraen el producto y compensan el riesgo de transportarlo de contrabando.
El tercer factor es la logística. Como resultado de esos precios, entre otros factores, las rutas que unen las plantaciones en los Andes y los consumidores en ultramar se han diversificado. El camino tradicional desde los países productores era: países andinos, directamente América del Norte, o indirectamente, a través de Méjico y América Central. Ahora, se han cristalizado nuevas rutas. Una de ellas es: países andinos, América del Sur – África – Europa. O directamente desde puertos sudamericanos a Europa.
Y, nuestro país ha quedado atrapado en esa red.
La geografía y las circunstancias han convertido a nuestro país en un país de tránsito para el narcotráfico.