“Javier Milei logró convertir a Argentina en un país carísimo”
—¿Cómo evalúa los primeros cien días de gobierno de Milei?
—Son cien días en los que se equivocó política y económicamente. Puso frente al Poder Legislativo y le dijo: “ustedes tienen que votarme esto” y “esto es así porque yo lo digo”, y pretendió que hubiera una adhesión lisa y llana a todo. No hay forma de conseguir eso, además de que había muchas fallas en las normas que mandó para ser prácticamente firmadas a libro cerrado o como si fuesen plebiscitadas.
—¿Por qué cree que las medidas económicas han ido en sentido equivocado?
—En materia de política económica yo estoy en desacuerdo con lo que ha hecho, pero no por la parte que normalmente se comenta, que es la baja del gasto público. El problema pasa por el esquema monetario y financiero y cambiario que él ha impuesto, que es un sistema monetario de tasas de interés y de tipo de cambio que ya se puso en práctica muchas veces en el país y que ha terminado mal. Esta política del ministro (Luis) Caputo, que yo sé que es un tipo de política que a Milei le encanta, consistió en sobrevaluar el peso argentino pagando una fuerte tasa de interés. De esa manera, lo que hizo fue generar cada vez más y más pesos que representaban mayor cantidad de dólares. Yo creo que esto es un gravísimo error. Tiene una fuente de error muy grande que se va a mantener y va a causar efectos negativos mientras no se libere totalmente el mercado de cambios y mientras no se retire el gobierno del mercado de dinero. Lo que ha logrado esta política de Milei en estos cien días es convertir a Argentina de un país barato en un país no caro, carísimo.
—¿Qué medidas cree que hubiesen sido las indicadas?
—La liberación total del mercado de cambios, la redención de toda la deuda cuasi fiscal, pagándola, acreditándola en la cuenta de los bancos, bajar tres o cuatro impuestos de tipo patrimonial y permitir la libertad de ingreso de capitales. Con esas cuatro medidas, que son muy financieras y un poco impositivas, Argentina hubiera continuado con una ronda de crecimiento que ya se venía dando en los últimos dos años. Argentina, en 2021, logró un piso histórico y empezó a subir. Eso que yo llamo el bull market no está destruido por el momento, pero lo ha deteriorado Milei con su política. Yo creo que la Argentina se va a reconducir y vamos a encontrar otra vez el camino de crecimiento.
—En ese sentido, ha dicho que Milei puede “no hacer las cosas bien” pero igual tener éxito porque Argentina “está al alza” en materia económica. ¿Por qué?
—A mí me da Argentina claramente al alza. Ahora estamos como si fuese una corrección bajista dentro de un proceso alcista, que va a durar algún tiempo. Milei puede ayudar con las medidas correctas, no con las que ha tomado. Él ha centralizado todo el problema en los asuntos fiscales. Los asuntos fiscales no han sido en los últimos años el problema central de Argentina. Ni tampoco la relación con las provincias. A mí me da la impresión de que toda la dirigencia política está centralizada en un punto que tiene su significación, pero que no es el más importante.
—¿Las políticas de Milei han sido “libertarias” o “anarcocapitalistas”? ¿Cómo las define?
—No, no son anarcocapitalistas ni libertarias. Está siendo, desde el punto de vista económico, una gestión sumamente dirigista y estatista. Con fuerte control de precios en aquellas variables de la economía que son más determinantes. Parece que nadie tiene en cuenta que esto es vital para una economía libre: tasa de interés, tipo de cambio y nivel de endeudamiento. Las tres cosas están mal, muy mal. Tanto Caputo como él están dando el aval para este tipo de cosas.
—A nivel político, ¿cree que el Pacto de Mayo es un plan B de Milei en caso de que no avancen sus reformas? ¿Puede prosperar?
—Me parecen frases, frases a las cuales hay que darle un contenido que no se va a materializar en un acuerdo como el que él está esperando. Creo que es una medida superficial y demagógica esto que presentó el 1 de marzo. No es una decisión extraordinaria. Dicen: “llamó a todos a un pacto”... Pero son chicanas políticas, nada más.
—Fue cercano a Milei y militó en La Libertad Avanza, por lo que conoce su personalidad.
—Conocí a Milei hace 10 años. Él era habitualista de un programa radial que yo tenía y siempre seguí en contacto con él. Cuando él se lanzó a la política hace cuatro años, observó que yo estaba posteando a su favor, entonces me invitó a participar. Después, ellos decidieron que yo no tenía que estar por razones que no son claras. Algunas son de carácter esotérico. Yo me mantuve al margen. Por suerte, porque después vi la evolución que él tuvo tanto en la campaña como en el gobierno, y yo no hubiera querido formar parte de esto. Tengo otra visión de los problemas económicos. No soy un acusador absoluto de toda la actividad política, es una gran actividad la política. No creo que sea una casta corrupta. Y tengo un estilo de conversación más de acuerdo con los demás. Yo que sigo mucho, o he seguido la política uruguaya, creo que estoy más en ese estilo político. Creo que la violencia no es un estilo de conversación. La violencia termina siendo una torpeza política.
—¿Cuando todavía era militante, cuál era el rol de Karina Milei en La Libertad Avanza? —Siempre tuvo un rol importante. Yo tengo que confesarte que lo subvaloré. No pensé que era tan determinante. Con el tiempo me fui dando cuenta de que es muy determinante y que es la persona que a veces habilita o inhabilita personas alrededor de Milei. Tiene un poder inmenso, casi que tiene más poder que el propio Milei.
—Una frase que usa mucho en sus redes sociales es: “Todo, en Argentina, es una joda” ¿A qué se refiere?
—La frase significa dos cosas: falta de seriedad, de coherencia, y una tremenda sorpresa por las cosas que pasan. Las cosas que pasan en Argentina son ridículas. O sea, es una joda. A su vez, esta joda lo torna un país sorprendente y sumamente divertido. Es lo antimonótono. Hay gente que sufre desgracias, pero si estás en un tono un poco más de humor… Y bueno, te reís un poco de lo que pasa, salvo cuando hay alguna desgracia personal. Pero quitando eso, pasan cosas como que dos tipos están recontra peleados, dijeron algo, y después actúan como amigos, como si no hubiera pasado, y viceversa. Los cambios de opiniones son tremendos, de un día para otro. O por ejemplo, alguien que es comunista toma una medida liberal, y uno que es liberal toma una medida comunista. Esto es una joda, no puede ser. Yo sé que en todo el mundo pasan estas cosas, pero acá es muchísimo más exagerado. Decenas, cientos de veces más exagerado.
—Hablabas del estilo de la política uruguaya ¿Te gusta algún político uruguayo en particular?
—Sanguinetti y Mujica me parecieron buenísimos. Parece mentira, porque yo soy liberal y te estoy incluyendo uno de izquierda. Pero a veces uno valora más el método que el contenido. Mujica me parece un político verdaderamente brillante. Obviamente, yo no comparto sus antecedentes de los años 1960, 1970, nada. Pero me parece una persona razonable, negociadora, muy de la realpolitik. Y Sanguinetti, bueno, casi un estadista. Sigue hablando hasta el día de hoy. Hace mucho tiempo que fue presidente, y sin embargo, todos le prestamos atención cuando habla.
Mujica me parece un político verdaderamente brillante.
Karina Milei tiene casi más poder que el propio Javier Milei.