El Pais (Uruguay)

Para la IMM

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Javier Batista | Montevideo

Hace unas semanas me alojé en un muy lindo hotel en la rambla de Pocitos, frente al otrora Kibon. Tuvimos una muy linda habitación frente al río y la bahía de Pocitos. Todo fantástico hasta que llegó la noche. Sobre las 23 hs, decidimos ir a la habitación a dormir. En ese momento sentimos una fuerte música que no nos permitía descansar. En un principio pensamos que era de otra habitación, pero grande fue nuestra sorpresa al darnos cuenta que venía de un grupito de unas 15 personas, no más, que con grandes parlantes estaban sobre la rambla, frente al mar, poniendo esa molesta música al máximo. Llamé a la recepción para que me dijeran si estaban al tanto de esa molestia que no nos permitía dormir. La respuesta fue que sí, que sabían del problema y que ya llevaba mucho tiempo sin solución por parte de la IMM, a quien habían acudido en reiteradas veces sin respuesta hasta el momento.

Luego hice memoria que, 20 años atrás, viví varios años en la calle Pereira de la Luz casi la Rambla y ya en esa época teníamos dificultad para descansar debido a los ruidos molestos, música elevada, escapes libres y picadas en la noche en la rambla que duraban hasta altas horas de la madrugada. Nunca pensé que este problema ya había cumplido décadas sin solución.

Me pareció escuchar a la Intendente de Montevideo decir hace unos meses, que en noviembre pasado se iba a terminar con los escapes libres y ruidos molestos. Parece que esto es otro nuevo debe de la IMM a los sufridos ciudadanos de Montevideo, como lo es la basura, la reparación de las calles, veredas y muchas otras cosas.

No tiene sentido alguno que un puñado de inadaptado­s irrespetuo­sos “permitidos” por la comuna, impidan a cientos de ciudadanos dormir y descansar en sus domicilios.

Adicionalm­ente, el domingo pasado (17/3) se me ocurrió salir a caminar por la Rambla de Pocitos y me encuentro que en la misma se “corrían carreras de motos y autos”, en plena tarde y con las veredas cargadas de peatones que disfrutaba­n del hermoso día. No puedo creer que de los cientos de inspectore­s con que cuenta la comuna, que cobran su sueldo gracias a nuestros impuestos, no puedan destinar una docena de ellos los domingos, a estar repartidos en varias partes, como para detener a estos inadaptado­s.

Como ciudadano de Montevideo espero no tener que esperar varias décadas para ver soluciones a todos estos problemas, que entiendo son de fácil solución.

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