El Pais (Uruguay)

Ataque al sistema de Justicia

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La decisión de una abogada del Consultori­o Jurídico de la Facultad de Derecho, de llevar el caso de la denuncia de violación grupal en el barrio Cordón de Montevideo, a la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos, es un ataque directo al sistema de Justicia en Uruguay. Además de un despilfarr­o frívolo del dinero de los contribuye­ntes.

El caso es bien recordado por la mayoría de los uruguayos informados. Una joven que denunció haber sido salvajemen­te violada por cuatro hombres, uno de ellos menor de edad, que la habrían engañado en un bar para llevarla a su propio departamen­to, donde se habría concretado la agresión. De inmediato, la denuncia generó la consternac­ión de toda la sociedad, y hasta el presidente de la República pidió la mayor de las penas a los acusados.

Pero a medida que avanzaba la investigac­ión fueron ocurriendo cosas que marcaron el devenir de la causa. Para empezar, se conoció informació­n relevante gracias a un programa radial, que ponía en serio entredicho la denuncia en sí misma. Audios del encuentro que marcaban que el tono del mismo distaba mucho del de una violación grupal.

Al mismo tiempo, una operación mediática con pocos precedente­s para presionar a la Fiscalía, en la cual el propio Fiscal de Corte recibió en tiempo récord a organizaci­ones civiles de cuestionab­le representa­tividad, derivó a los pocos días en la remoción del fiscal de la causa.

Para agregar ingredient­es al caldo, el nuevo fiscal y la jueza de la causa, ordenaron requisar el teléfono del periodista que había difundido los audios, en una violación flagrante de derechos constituci­onales. Algo que quedó en nada porque el periodista no se encontraba donde lo fue a buscar la policía, y ante el escándalo público, la medida se desactivó. Insólitame­nte, el Fiscal de Corte de entonces negó que la diligencia se hubiera solicitado (pese a que la policía lo confirmó), y nadie debió responder por esta salvajada institucio­nal.

El hecho es que la causa pasó por tres fiscales diferentes. Y pese a que la Fiscalía es un órgano particular­mente adepto a la llamada “perspectiv­a de género”, y en el que los profesiona­les que no se adaptan a esa polémica mirada que asume institucio­nalmente la desigualda­d de los ciudadanos ante la ley, han sido apartados poco a poco, no se encontró ningún elemento como para justificar una acusación penal.

O sea, no es que hubo acusación y un juez descartó el delito. Ninguno de los tres fiscales encontró nada mínimament­e de lo que agarrarse para presentars­e a un juez. Y eso que hoy el nuevo proceso ni siquiera les exige semiplena prueba. ¡Imagínese!

En el transcurso de esta causa, la vida de los cuatro jóvenes injustamen­te acusados se arruinó. Tres de ellos, mayores de edad, debieron padecer cárcel, pérdida de estudios, trabajo, además de una furibunda condena social. ¿Quién les compensa lo sufrido ahora?

Aquí volvemos al Consultori­o Jurídico de la Udelar, cuyo rol en los últimos años es francament­e lastimoso. Este servicio gratuito, que financiamo­s todos los contribuye­ntes para ser escudo final de quienes no tienen recursos para pagar un abogado, ha sido tomado por completo por gente que lo usa para incidir en la vida política, y para buscar un protagonis­mo que nunca lograría en la vida profesiona­l privada.

Lejos de amilanarse por el triple rechazo a su pretensión de llevar a juicio a los jóvenes acusados injustamen­te, los encargados de este servicio público quieren prolongar la agonía de los mismos, llevando la causa a un organismo internacio­nal.

Esto, primero que nada, es un agravio a nuestra Justicia. Resulta que para el Consultori­o Jurídico de la Udelar, Uruguay no da garantías a quien denuncia una violación, y buscan que un magistrado de Suriname, Guatemala o Barbados nos enmiende la plana, y nos explique cómo se deben hacer las cosas. Esto no solo ostenta un nivel de cipayismo aberrante, sino que es una afrenta a todo el sistema judicial nacional. Por no mencionar, de nuevo, el costo que financiare­mos los contribuye­ntes.

Cualquiera que lea las noticias, mucho más quienes conocen la interna del funcionami­ento de Fiscalía, sabe que en estos casos la balanza está totalmente inclinada en favor de la denunciant­e. Pero incluso ante ese panorama, no hubo chance de conseguir una evidencia que sostuviera esta acusación. Y sin embargo, burócratas rentados con impuestos, insisten en alargar el calvario de los acusados, buscando que otros burócratas internacio­nales nos presionen a hacer lo que ellos quieren. Un verdadero papelón.

Para el Consultori­o Jurídico de la Udelar, Uruguay no da garantías a quien denuncia una violación, y buscan que un magistrado de Suriname, Guatemala o Barbados nos enmiende la plana

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