“Quizás sea yo quien termine deteniéndolos”
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva desafió anoche a los investigadores de la Operación Lava Jato, que le acusan de haberse beneficiado de forma ilícita con empresas de la trama corrupta de Petrobras.
“Los titulares de los periódicos decían que el Partido de los Trabajadores (PT) se acabó y que al día siguiente Lula sería detenido, hace dos años que estoy escuchando eso; si no me detienen rápido quien sabe si un día yo mando detenerlos por todas las mentiras que cuentan”, dijo el líder del PT en la apertura de un congreso del partido en Sao Paulo.
La próxima semana Lula se sentará en el banquillo de los acusados para declarar ante el juez Sérgio Moro por el caso del apartamento de Guarujá (Sao Paulo), que presuntamente recibió de la constructora OAS a modo de soborno; aunque él niega rotundamente los hechos. “No tienen argumento, porque ya están con la tesis lista de que el PT es una organización criminal”, criticó el expresidente, que también dijo que con la persecución a la que está siendo sometido consiguieron que aflorara en él un espíritu “guerrero” que ya pensó que había pasado.
También alertó del peligro del desprestigio de la política, porque después en las encuestas se aprecia un crecimiento de un “fascista” llamado Jair Bolsonaro.
Este político de ultraderecha del Partido Social Cristiano (PSC) apareció en la última encuesta de Datafolha como segundo en intención de voto, tan solo por detrás de Lula.
Aunque hizo un llamamiento para que los simpatizantes del partido lucharan contra un “nuevo tipo de dictadura” también pidió cautela con las futuras alianzas del partido.