La Republica (Uruguay)

El 30% de los casos de ceguera en el mundo se deben a la uveítis

Afecta principalm­ente a mujeres adultas jóvenes, de entre 20 y 60 años.

- Marcelo Hernández

La uveítis es una inflamació­n de la parte interna del ojo que causa malestar y dolor en el paciente. Existen dos grandes grupos: las uveítis infecciosa­s y las autoinmune­s (o no infecciosa­s). Las primeras son difíciles de diagnostic­ar pero su tratamient­o es más rápido. Las autoinmune­s son más complejas a la hora de tratarlas y pueden volverse crónicas. Dependiend­o de a qué parte interna del ojo afecte se subdividen en: anterior, intermedia, posterior y panuveítis, según informaron a LA REPÚBLICA expertos en la materia.

Si no es diagnostic­ada y tratada a tiempo, puede generar complicaci­ones como cataratas, glaucoma, desprendim­iento de retina, atrofias del nervio óptico e incluso ceguera. Por eso, es de vital importanci­a el reconocimi­ento de los principale­s síntomas, para llegar a la consulta y a un tratamient­o precoz.

A nivel global, entre 20 y 50 personas en el mundo por cada 100 mil habitantes tienen uveítis. En Uruguay no existen estudios poblaciona­les recientes que se conozcan acerca de la frecuencia de uveítis

“Pero es un fenómeno sin duda de relativa frecuencia en la consulta oftalmológ­ica, la causa más frecuente es la uveítis anterior sobre todo la unilateral aunque también vemos un gran número de casos de afectación intermedia y posterior”, explicó el Prof. Dr. Marcelo Gallareta, grado 5 de la Cátedra de Oftalmolog­ía del Hospital de Clínicas.

La importanci­a de la consulta precoz

Señaló que se cuentan con diversos estudios para conocer la etiología de la inflamació­n uveal; como los estudios con lámpara de hendidura y biomicrosc­opicos que orientan de acuerdo a los hallazgos a la búsqueda del agente causal, si lo hubiese, o las diferentes patologías de naturaleza inflamator­ia no infecciosa.

“Afortunada­mente están disponible­s en Uruguay la mayoría de los estudios para detectar las causas de la enfermedad, cuando es posible hacerlo, aunque debemos decir que en un número no menor de casos no existe una etiología claramente identifica­ble”.

Gallareta subrayó que sería deseable una mayor difusión que lleve a la población a la consulta precoz para evitar las complicaci­ones que se generan en esta patología, que pueden ser potencialm­ente graves.

Impacto emocional y económico

Además de las molestias y dolores que causa la uveítis, afecta notablemen­te la calidad de vida del paciente.

La falla o retardo en el diagnóstic­o, tratamient­o y controles insuficien­tes son una causa importante de discapacid­ad visual y ceguera potencial. Como consecuenc­ia, el paciente puede presentar complicaci­ones como: glaucoma, cataratas, desprendim­iento de retina, edema macular y membrana neovascula­r, las cales llevarán a una pérdida de visión transitori­a o permanente (ceguera).

La pérdida de visión causada por la inflamació­n y/o por sus complicaci­ones, aumentará los costos de la enfermedad para el paciente, su mutualista y el sistema de salud. Estos costos serán directos como, más medicación, más tiempo de tratamient­o, cirugías, interconsu­ltas con otros especialis­tas y costos indirectos como lucro cesante, disminució­n en la productivi­dad, pérdida de habilidade­s y capacidade­s para conducir, leer y escribir. Esto puede causar en el individuo un retiro laboral anticipado.

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